SERIE EN APPLE TV+

'Cocina con química': suculentas recetas contra el sexismo

Hablamos con el creador y la directora principal de esta adaptación del libro de Bonnie Garmus sobre una química convertida en inspiradora chef televisiva

Brie Larson en Cocina con química.

Brie Larson en Cocina con química. / APPLE TV+

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

Como corresponde a una historia en el fondo, sobre todo, de amor, la serie Cocina con química (Apple TV+, desde el viernes, día 13) es resultado de un flechazo: el que sufrió la esposa del showrunner Lee Eisenberg (The Office) con el libro original de Bonnie Garmus, aquí disponible en Salamandra, nada más leer las primeras líneas. "Mi mujer es periodista y mucho más inteligente que yo, de modo que siempre la escucho si tiene un libro para recomendar", explica Eisenberg por videollamada. "Su entusiasmo me llevó a empezar a leerlo enseguida. Quedé sorprendido por los personajes, los diálogos, los giros que daba la trama… Tuve que llamar a Apple para avisar que quería participar en una adaptación de esto, del modo que fuera, no necesariamente como creador". 

Del laboratorio a la televisión

El sueño de Eisenberg se acabó haciendo serie, más que lujosa serie, como casi todas las cocinadas por Apple. Se advierte el capital desde el primer minuto, con ese elegante e imposible plano secuencia que sigue a la chef televisiva Elizabeth Zott (Brie Larson, ganadora del Oscar por La habitación) en su entrada al set del programa de los 60 Supper At Six, cuyo target son unas amas de casa a las que Zott no anima precisamente a ser serviciales; véase como despacha a un patrocinador que usa productos químicos nocivos. 

De eso, de química, ella sabe un rato. Hizo un máster en la Universidad de California y también habría hecho un doctorado de no haberle sucedido algo, uno de esos incidentes que solo bloquea el paso a las mujeres. En 1951, Zott era una reservada técnica de laboratorio en el Instituto de Investigación Hastings, donde fuera de sus horas de trabajo exploraba los confines de la abiogénesis, es decir, la formación de seres vivos a partir de materia inorgánica. Hizo buenas migas con el químico estrella Calvin Evans (Lewis Pullman), un tipo peculiar, tan rebelde como ella, que se duchaba en el propio laboratorio y se saltaba reuniones importantes. Empezaron a aproximarse y acabaron compartiendo laboratorio, aunque a él le gustara el jazz y ella prefiriese las canciones redondas. Era el inicio de esa historia de amor que, en el fondo, quizá sea lo más importante de todo.  

La igualdad esencial

A la hora de trasladar el libro a la pantalla, Eisenberg quería ser fiel a Garmus y sus personajes, pero a la vez tener la libertad de, por ejemplo, "coger algo que se menciona de pasada en un párrafo y hacer con ello todo un episodio". El personaje de Evans solo debía aparecer en un puñado de capítulos, pero "el trabajo de Lewis Pullman lo cambió todo", dice el creador de la serie. "Es un actor que explota en la pantalla. Es tan magnético, tan encantador. Sus ojos son tan expresivos. Empezamos a pensar en formas de situar al personaje en el centro de la acción". 

Por su obsesión con la objetividad y el equilibrio, Evans es, un poco sin saberlo, feminista. "Tanto Zott como Evans están obsesionados con la búsqueda de la verdad", cuenta Sarah Adina Smith, directora de los dos primeros capítulos. "No se plantean ni por un momento que no exista igualdad entre las personas, esa igualdad esencial. Y les sorprende que para algunos esa realidad pueda ser discutible". 

Hasta la fecha conocíamos a Smith como directora de retorcidas historias de género, entre ellas un segmento de la antología de terror Holidays o el atrevido thriller Buster's Mal Heart, con Rami Malek como un mismo hombre siguiendo dos vidas distintas. "Incluso yo misma me sorprendí aceptando esta clase de serie", asegura la cineasta. "Me atrajo una idea muy presente en la historia, la de la sorpresa como fuerza del universo. Puedes tratar de predecirlo todo, pero quizá estar abierto a lo inesperado es lo que da sentido a la vida. Que yo participe en esta serie es justamente eso. Fue una sorpresa recibir la idea. Y acabo significando mucho para mí". 

Atados al pasado

La temporada televisiva llega cargada de dramas de época: además de la segunda temporada de La edad dorada (HBO Max), está The Buccaneers: aristócratas por amor (Apple TV+), adaptación de la última e inacabada novela de Edith Wharton. ¿Por qué está fijación actual por tiempos pretéritos? "Están gastando todo el dinero antes de que no haya", bromea Smith. "No puedo hablar por otros productores, pero yo pienso en el tema antes que en la época", dice Eisenberg. "Eso es lo importante, que la cuestión central sea universal y reverbere dentro del espectador. Si tienes un tema interesante, da igual que los personajes lleven corsé o vivan en otro planeta en el año 2093".