PELÍCULA Y CÓMIC

Mariscal y Trueba resucitan a Tenório Jr, el pianista al que la dictadura argentina asesinó

Los artistas cuentan la historia del músico que desapareció pocos días antes del golpe militar de Videla en 1976 en su nuevo cómic, 'Dispararon al pianista'

Viñeta de 'Dispararon al pianista', con Tenório a los 23 años, grabando su único disco como líder, 'Embalo'.

Viñeta de 'Dispararon al pianista', con Tenório a los 23 años, grabando su único disco como líder, 'Embalo'. / MARISCAL & F. TRUEBA

El pianista brasileño Tenório Jr., de 34 años, salió a la calle a buscar un medicamento, un sándwich y cigarrillos a las tres de la madrugada del 18 de marzo de 1976. Se alojaba en el hotel Normandie de Buenos Aires tras tocar esa noche en el Gran Rex, en un concierto junto a Vinícius de Moraes y Toquinho, con los que estaba de gira. Y desapareció sin dejar rastro. Eran los enrarecidos días previos al golpe militar de Videla, que se produjo el día 24. El músico, uno de los más brillantes y prometedores de la samba-jazz en los años dorados de la bossa nova, fue uno de los primeros desaparecidos, torturados y asesinados por el régimen de la dictadura argentina. Lo secuestraron y lo mataron a los pocos días de un disparo en la cabeza, en la celda de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), el temible centro de detención clandestino. Su cuerpo no se halló jamás

Pero durante mucho tiempo su trágico destino fue una incógnita para los amigos y la familia de Francisco Tenório Cerqueira Júnior. Ahora rescatan su historia el cineasta Fernando Trueba y el dibujante y diseñador Javier Mariscal, que unen de nuevo sus respectivos talentos para crear, como ya hicieron con Chico y Rita(2010), una película de animación que estrenarán el 6 de octubre en cines y una gigantesca versión en cómic que llega el 31 de agosto a librerías, Dispararon al pianista (Salamandra Graphic): un volumen de 256 páginas y grandes viñetas, en consonancia con sus más de 2 kilos de peso y el tamaño de 36 x 28 centímetros.

Javier Mariscal, apoyado en el hombro de Fernando Trueba, en su estudio, con la portada de 'Dispararon al pianista' al fondo.

Javier Mariscal, apoyado en el hombro de Fernando Trueba, en su estudio, con la portada de 'Dispararon al pianista' al fondo. / ELENA CLAVEROL

El doble trabajo, presentado a modo de documental de investigación, se basa en en la información y documentación recabada por Trueba en 150 horas de entrevistas durante dos décadas. Un periodista, trasunto del propio cineasta, sigue las pesquisas y va desentrañando lo que le ocurrió aquella noche a Tenório Jr. a través de los testimonios de grandes de la música, amigos y colegas como Cateano Veloso, Chico Buarque, Milton Nascimento, Gilberto Gil, Tom Jobim, Paulo Moura, Joao Gilberto y los citados De Moraes y Toquinho. También, y gracias a la perseverancia del propio cineasta, que logró romper un silencio de décadas, con allegados del pianista, entre ellos su viuda, Carmen Cerqueira, con la que tuvo cuatro hijos y estaba embarazada de ocho meses cuando lo mataron, y con Malena Barretto, una joven argentina, futura ilustradora botánica, de la que el músico se había enamorado y que le esperaba aquella noche en el hotel. Ella nunca había querido hablar por respeto a la familia, pero lo hizo finalmente porque creía que el pianista no merecía caer el olvido.  

Viñetas de ‘Dispararon al pianista’./ MARISCAL & F. TRUEBA


El resultado es a la vez una denuncia contra la criminal dictadura argentina y un retrato y homenaje a la figura, personalidad y el especial talento musical de Tenório Jr., que formó parte del grupo Os Cobras y que, aunque tocó en algunos de los mejores discos de la época y junto a los mejores, sobre todo en locales como el mítico el Beco das Garrafas (Callejón de las Botellas), uno de los focos del samba-jazz de Río de Janeiro, solo llegó a grabar un LP como líder, Embalo (1964), con apenas 24 años. Descatalogado e inencontrable, el director de Calle 54 logró una copia reeditada en Japón y quedó entusiasmado con un pianista cuya música ya le había llamado la atención en otros discos como instrumentista.  

De Cuba a Brasil y Argentina

A la vez, si en Chico y Rita (premios Goya y Gaudí a la mejor película de animación, entre otros), Trueba (Madrid, 1955) y Mariscal (València, 1950) coreaban una oda a la música cubana de la segunda mitad del siglo XX y su desembarco en Estados Unidos, en Dispararon al pianista (que en la película cuenta con la voz del actor Jeff Goldblum como narrador), invitan a un paseo por el jazz y la bossa nova de la edad de oro de la música brasileña, en los años 60 y 70, de las que el director de Belle Epoque se confiesa un amante. 

Viñetas de ‘Dispararon al pianista’./ MARISCAL & F. TRUEBA


El cómic, que profundiza en la impotencia de Vinícius, que movió cielo y tierra para encontrar a Tenório Jr. sin éxito, ofrece diversos testimonios que vierten luz sobre las sombras que envolvieron su muerte. Según estos, ni él mismo sabía por qué fue víctima de un secuestro político a manos de la armada argentina, que lo habría metido en un Ford Falcon 200 y trasladado a la ESMA, de donde muy pocos detenidos salieron con vida durante la dictadura.

Página de ‘Dispararon al pianista’./ MARISCAL & F. TRUEBA


Uno de los que participaron en el arresto, Claudio Vallejos, confesó que la apariencia de Tenório Jr. -un joven flaco y alto, de pelo largo y barba- y su carnet de músico les llevaron a detenerlo en plena calle por creerle comunista. Tras interrogarlo y torturarlo, cuando vieron que era reclamado por la embajada brasileña, sabían que no podían arriesgarse a soltarlo para que no contara lo ocurrido. El tiro de gracia en la celda, con una capucha en la cabeza, se lo habría dado el capitán Alfredo Astiz, conocido como el Ángel de la muerte.   

Página de ‘Dispararon al pianista’./ MARISCAL & F. TRUEBA


Extremadamente educado, tímido y muy dulce, divertido, humorista e inteligente, también era impulsivo y exigente, capaz de dejar a medias un concierto o dejar un trabajo si musicalmente algo no le gustaba, lo que causó dificultades económicas a la familia. Su casa siempre estaba llena de gente y de músicos tocando en un ambiente divertido. Quienes tocaron con él, recuerdan "su toque especial muy delicado". Ahora, al fin, Trueba y Mariscal, resucitan al pianista. 

Portada de ‘Dispararon al pianista’./ ARCHIVO