TEATRO DE LA ZARZUELA

Joaquín de Luz: "El acercamiento al flamenco es el principio de algo que siempre he querido hacer"

La Compañía Nacional de Danza estrena este martes en Madrid el programa 'Europa', que incluye una colaboración con la bailaora, bailarina de clásico español y coreógrafa Sara Calero

Joaquín de Luz, director artístico de la Compañia Nacional de Danza y la bailarina y coreógrafa Sara Calero. Foto: Alba Vigaray

Joaquín de Luz, director artístico de la Compañia Nacional de Danza y la bailarina y coreógrafa Sara Calero. Foto: Alba Vigaray / Alba Vigaray

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"En Europa nos cuesta despojarnos de las etiquetas". Joaquín de Luz (Madrid, 1976), director de la Compañía Nacional de Danza (CND) lleva repitiendo, desde su nombramiento en 2019, que una de sus líneas de trabajo iba a orientarase hacia la búsqueda de una identidad propia que distinga a una compañía que, desde su creación en 1979, ha vivido varios cambios de estilo. Y parece que este martes, 18 de julio, podrá verse el camino por el que de Luz la quiere llevar. Ese día se estrena Europa, la segunda parte del programa con el que la CND cierra la temporada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. En ese programa se incluye A tu vera, una pieza coreografiada por el propio director y la bailarina, bailaora y coreógrafa Sara Calero (Madrid, 1983) que supone el primer acercamiento de esta formación al flamenco y la danza española, un repertorio que es el que aborda normalmente el Ballet Nacional de España.

“Desde los 90 las colaboraciones con otros artistas son muy habituales en EE UU. De hecho, de ahí nació el musical como género. Aquí pasa bastante menos”, explicaba en rueda de prensa hace unos días el propio de Luz sobre esta colaboración y las demás que componen el programa, piezas icónicas del ballet en ambos continentes. Esta nueva creación pudo verse ya en un preestreno el 4 de este mismo mes en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

Joaquín de Luz -Premio Nacional de Danza 2016 y Premio Benois 2009-, con una trayectoria a sus espaldas como bailarín que le llevó del Ballet de Víctor Ullate al New York City Ballet pasando por el Pennsylvania Ballet y el American Ballet Theatre, quiere traer esa experiencia a la dirección de la CND. Esta intención puede verse en el programa de cierre de temporada América / Europa: la primera parte acaba de pasar por el teatro, y la segunda estará en cartel hasta el 23 de julio. "Desde que llegué a la compañía estaba deseando presentar estos dos programas maravillosos, porque representan los dos pilares de mi vida", decía en la presentación. "Allí es como si le hubieran limpiado el polvo al ballet. Tienen una velocidad que era casi adictiva. Y luego la diversidad… Yo sentía todo el tiempo que no podía relajarme, que tenía que estar sobre las uñas de los pies, una sensación increíble”. El programa Europa, en cambio, "hace referencia a esa famosa calidad artística que se conserva aquí", explica. Con el añadido de esta colaboración con la bailaora y coreógrafa.

Calero, formada en danza española y flamenco y que formó parte del Ballet Nacional dos años, tiene compañía propia desde que lo dejó en 2010. Su trabajo más reciente es Finitud, una obra de danza española y flamenco sobre la muerte que estrenó en el último Festival de Jerez. Para ella, este proyecto "supone cerrar el círculo y entender el porqué de tantos años de ballet y de zapatilla".

Los dos se conocieron en 2022. El coreógrafo Carlos Rodríguez preparaba su homenaje flamenco a Picasso, Eterno Picasso, y quiso unirlos para que interpretasen una pieza juntos. Hicieron un fandango en el primer acto y esa conexión llevó después a Joaquín de Luz a querer contar con Sara Calero para este A tu vera. Sobre todo ello conversan con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

La Compañía Nacional de Danza dirigida por Joaquín de Luz y con la colaboración especial de Sara Calero, durante la presentación de 'A tu vera" dentro del Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

La Compañía Nacional de Danza dirigida por Joaquín de Luz y con la colaboración especial de Sara Calero, durante la presentación de 'A tu vera" dentro del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. / EFE / Pepe Torres

P. ¿Cómo ha sido el proceso del trabajo conjunto?

Joaquín de Luz: Bueno, queda seguir desarrollando algunas cosas. Es muy fácil coreografiar cuando tienes un entendimiento, como entre Sara y yo. Lo difícil es trasladar las ideas que tienes en mente, sobre todo cuando son conflictivas y complejas, a otros cuerpos, a los que además tienes que sacar de su zona de confort. Pero esta colaboración es un buen principio. Han salido cosas muy bonitas y hay que pulir otras, siempre se aprende, pero ya pensando en el próximo proyecto juntos [sonríe].

Sara Calero: Es como que acabamos todos de descubrir algo y entrar en ello, y ahora hay que paladearlo, sacarle el jugo suficiente y llevarlo a la máxima expresión, que yo creo que es lo que vamos a poder hacer aquí, en la Zarzuela.

P. ¿Cómo se consigue que los bailarines, formados en danza neoclásica y sin contacto con el flamenco, entren a compás?

S. C. Hemos trabajado sobre la velocidad del guitarrista pero como guitarra de concierto, la guitarra ha sido la que nos ha marcado el compás al que teníamos que trabajar. Eso sí que es algo que hemos descubierto en el proceso, que no servía de nada montar las coreografías a una velocidad baja si después queríamos interpretarlo a otra velocidad. Había que atacar las piezas, desde el inicio, con la velocidad en la que quisiéramos tener el resultado, porque el lenguaje con el que te mueves ya es diferente. Pero no ha habido ningún problema. Teníamos un poco de miedo con los marcajes, pero no ha habido que ponerse a contar. Era algo que quería evitar a toda costa, porque obligar a bailarines profesionales a ponerse a contar la música es terrible. De hecho, a veces preguntaban, sobre todo cuando trabajamos el martinete: "Pero, ¿y cómo lo contáis?". Les dije que se olvidaran, que había que repetirlo hasta que interiorizasen el ritmo. Y así ha sido.

P. Joaquín, desde que asumió la dirección artística ha hablado varias veces de que la Compañía Nacional de Danza necesita construir una identidad propia, y el flamenco es la punta de lanza de la danza española en el extranjero. ¿Es por aquí por donde quiere trabajar, por el camino que abre A tu vera?

J. de L. Así es. Yo creo que A tu vera, este acercamiento al flamenco, es el principio de algo que siempre he querido hacer, piezas que nos hacen diferentes como Compañía Nacional de Danza. Si solo me dedicara a traer piezas icónicas como el primer programa que presentamos en el Teatro de la Zarzuela, sería una compañía más. ¿Qué podemos ofrecer que sea nuestro? ¿Por qué no usar nuestro patrimonio musical, que es una maravilla, ir por esa línea a ver qué encontramos?

P. El flamenco lleva ya tiempo haciendo el viaje inverso, y parece que hay una tendencia internacional a desdibujar mucho las fronteras entre géneros, incluso entre disciplinas. En España cuesta más. ¿Cómo creen que lo recibe el público?

J. de L. Bueno, siempre está el estigma, ¿no? Sabemos que aunque se dan pasos en una dirección, todavía pesan mucho la historia y la tradición, y está esta cosa de caspa, ¿no? Ya está, hablando claro.

P. Ahí se ve mucho miedo también, ¿no?

J. de L. Mucho miedo. Es un miedo terrible. Y el miedo paraliza. Pero yo creo que tenemos que ser valientes. Esta es una propuesta valiente, y no pasa nada por ir hacia adelante mostrando una pareja que baila: hombre y mujer, dos chicos, dos chicas, lo que sea. Si se hace con calidad, con gusto y con el arte siempre en mente yo creo que todo es válido.

Javier Conde (guitarrista, izquierda), Sara Calero (centro) y Joaquín de Luz (derecha) en 'A tu vera', pieza de la Compañía Nacional de Danza en cartel en el Teatro de la Zarzuela de Madrid entre el 18 y el 23 de julio como parte del programa 'Europa' de la compañía.

Javier Conde (guitarrista, izquierda), Sara Calero (centro) y Joaquín de Luz (derecha) en 'A tu vera', pieza de la Compañía Nacional de Danza en cartel en el Teatro de la Zarzuela de Madrid entre el 18 y el 23 de julio como parte del programa 'Europa' de la compañía. / ALBA MURIEL / COMPAÑÍA NACIONAL DE DANZA

P. Han dicho que lo primero que tuvo que hacer Sara al comenzar esta colaboración fue limpiar el baile de movimientos muy estereotipados. De posturas, miradas, etc, asociadas con el flamenco fundamentalmente. ¿Qué queda tras esa limpieza, cuál es la esencia de ese arte que han buscado en esta colaboración?

S. C. En estas cosas es donde se diferencian los buenos bailaores y bailaoras de los que no lo son, porque hay una caricatura, una impostura de cabezazo, de me mojo el pelo para que se mueva, el remate... que si no entiendes, lo compras desde el principio. Pero que cuando ya estás ahí, cuando lo vives y tienes costumbre, sí sabes diferenciarlo. Queríamos sacar verdad, que el movimiento nazca de dentro. Y lo primero que hubo que hacer fue quitar cabezazos, pechos para arriba…

J. de L. Yo tuve que hacer una terapia, casi, ¿sabes? [risas]. Tengo una farruca en la pieza, yo que soy un amante del flamenco: cuando vivía fuera y venía a España de visita no iba a ver ballet, iba a ver flamenco, al Corral de la Morería, a todos esos tablaos. Y cuando empezamos a trabajar esta pieza Sara me dijo: "no, no, por ahí no". 

S. C. Yo le he visto bailar en El Quijote y a mí me pareció flamenco. Estaba en la butaca y no paraba de decirle "olé". Entonces claro, yo quería verle haciendo eso, pero por farruca. Y de repente se puso a hacer unas cosas… [risas] Creo que una de las claves ha sido que los bailarines dejaran de trabajar con espejo para que pudieran llegar al fondo de sí mismos y escuchar verdaderamente esa maravillosa música que les acompaña.

P. En una entrevista reciente comentaban que sus recientes maternidad y paternidad han sido otro elemento que les ha hecho entenderse mejo. ¿De qué manera les afecta como bailarines?

J. de L. Yo creo que aporta. Es una experiencia tan, tan potente... A mí como intérprete, como creador, me da este sentido de la vida y la muerte, del presente, del ahora con mi hijo. Yo diría que es cuando más presente he estado en mi vida, cuando paso un poco de tiempo con él y creo que aprecio un poquito más todo. Es un poco paradójico, ¿no? Porque tienes menos tiempo, bastante menos, y quizás por eso menos energía, pero canalizas mejor la atención y el tiempo.

S. C. Una cosa positiva que yo he encontrado también de coincidir con Joaquín en eso es que no hay por qué aislar mi maternidad. Me he enfrentado a trabajos donde me he visto obligada a comportarme como si no fuera madre. Compartirlo facilita todo mucho y lo normaliza. Me he encontrado a veces viviendo como si fuera dos personas diferentes, por un lado madre y por el otro bailarina. Y de repente, me he sentido frustrada porque no estaba a tope en un lado pero tampoco en el otro. Si te llevas el niño al trabajo eres mala madre, pero si no estás con él también... Y con Joaquín esto he podido vivirlo con más normalidad.