NUEVA ETAPA

Año I después del 'huracán' Tanxugueiras: “Nuestro idioma es el gallego, pero no tenemos miedo a ningún otro”

Aída, Sabela y Olaia hacen balance de su frenético paso por el Benidorm Fest, la plataforma que las convirtió en patrimonio de toda España. El éxito masivo de las 'pandereteiras' se tradujo en una gira de 73 conciertos que llegó a reunir a 80.000 personas en A Coruña: "Lo conseguimos de la mano de nuestra cultura"

Nada más terminar el Benidorm Fest, Tanxugueiras publicó su esperado 'Diluvio'.

Nada más terminar el Benidorm Fest, Tanxugueiras publicó su esperado 'Diluvio'. / ROCÍO CIBES

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Aída aprendió a tocar la pandereta gracias a su abuela María. Ella le descubrió el instrumento que tanto había marcado a su familia. Lo hizo con tanta pasión que terminó por enamorarla. De hecho, de no ser por ella, posiblemente, Tanxugueiras no existiría: esta avoa se encargó de llevarla, a diario, a las clases que compartían. Al ser tan pequeña, no podía recorrer sola el largo camino que la separaba de su nueva ilusión. Sus padres trabajaban, por lo que sólo cabía esta posibilidad. Así, cada tarde, recuperaban juntas una tradición que hoy es el presente de su nieta.

“Imagínate lo que ha supuesto para ella ver que aquellos viajes, al final, han tenido sus frutos. Es muy emocionante”, relata la cantareira, consagrada junto a Olaia y Sabela como uno de los grandes referentes de la música gallega. Su paso por el Benidorm Fest conquistó a un buen puñado de escépticos, hasta el punto de convertirse en las favoritas del público. Tanto es así que el 70,75% de sus votos los acapararon ellas. Quedaron terceras y, desde entonces, todo han sido flores. Un año apoteósico.

“El balance no puede ser más positivo. Fue una plataforma que nos dio a conocer al resto de España. Y lo hicimos de la mano de nuestra cultura. ¡Qué bonito! Nos sorprendió muchísimo lo bien que fue acogida Terra”, recuerda Aída. Junto a Rigoberta Bandini, lideraron las listas de éxitos en los meses siguientes. Y, durante el verano, protagonizaron una de las giras más multitudinarias con 73 fechas. Su disco fue número 1 en ventas físicas. Sin olvidar el Premio MIN a mejor artista independiente. Y siempre con el gallego por bandera.

“Lo mejor fue ver que tantas personas habían conectado con nuestro proyecto. Incluso, sin entender a veces lo que decíamos. El idioma es lo de menos a la hora de escuchar canciones. Si la haces con cariño, acabarás rozando su corazón”, añade. Y así fue. Ahora bien, su apuesta supuso una revolución hasta entonces inédita: desde que España se estrenó en Eurovisión, en 1961, ningún tema en una lengua cooficial nos ha representado.

'Diluvio' alcanzó el número 1 en ventas físicas durante la semana de su lanzamiento. 

'Diluvio' alcanzó el número 1 en ventas físicas durante la semana de su lanzamiento.  / ROCÍO CIBES

Es cierto que el catalán ya llegó a los oídos del Viejo Continente gracias a Andorra, que debutó en 2004 con Marta Roure y su Jugarem a estimar-nos, pero nunca lo ha hecho de la mano de nuestro país. El euskera, el gallego, el valenciano y el aranés jamás han sonado sobre sus tablas. “Hemos ido en varias ocasiones a Reino Unido, Suiza, Bélgica… Y la gente siempre ha flipado. No sólo por el idioma, sino por la forma de cantar que tenemos las pandereteiras. Es una fusión tan potente, étnica y profunda que les llama la atención de inmediato”, continúa Aída.

No es descartable, por tanto, que su propuesta también hubiese podido ejercer un papel más que interesante en el certamen europeo. Es difícil saberlo, aunque la intérprete tiene claro que hubiesen introducido algunos cambios en ese caso: “Daríamos más presencia a los visuales, donde se veían a distintas señoras tocando la pandereta. Y los planos serían más cercanos para mostrar mejor el poderío”. Algo que, idénticamente, intentan transmitir en cada uno de sus conciertos.

Aída, Sabela y Olaia ya están preparando nuevo material, aunque seguirán girando este año. 

Aída, Sabela y Olaia ya están preparando nuevo material, aunque seguirán girando este año.  / ROCÍO CIBES

P. En Eurovisión, la presencia del inglés es cada vez mayor. Los participantes piensan que, de este modo, se entenderá mejor el mensaje que quieren enviar. ¿Estamos abocados a la homogeneidad lingüística?

R. No lo creo. Salvador Sobral, por ejemplo, nos emocionó con su voz y su sensibilidad. En portugués. Ese es el verdadero fin. Yo he tenido etapas de escuchar música tradicional india. No la entendía, pero me hacía sentir una vibración espiritual. Me daba igual lo que dijera si yo conectaba así con ella.

P. Quizá, ya no haya tantos complejos como antes a abrirse a otras culturas.

R. Sí. Y, para ello, es importante que los propios locales no tengamos prejuicios. Nuestra lengua está desapareciendo, por lo que necesitamos referentes para mantenerla viva. Nosotras dimos un pasito, pero en Galicia nos acompañan bastantes colegas en este camino. El día que la hablen 10.000 personas, me moriré de pena. Perderla sería olvidar nuestra identidad.

Una 'rave folktrónica'


Terminado el Benidorm Fest, llegó la resaca. Una que duró meses y que, lejos de provocarles dolores innecesarios, les animó aún más a cumplir sus metas. “Recuperarse de aquella semana nos costó. Fue intensa. Darnos cuenta de lo que habíamos conseguido en tan poco tiempo fue heavy. Nos cambió la vida. Hoy echamos la vista atrás y seguimos asombrándonos”, asegura Aída. La misma sacudida que les ha dado la enorme masa que abarrota sus conciertos. En Madrid, congregaron a 20.000 almas. En León, a 30.000. Y, en A Coruña, a 80.000.

Las cifras parecían imposibles, pero ahí estaban ellas: risueñas y entregadas para devolver el calor que les estaban dando. “No sabíamos si nuestro concepto encajaría en un festival mainstream. ¿Qué pintábamos tres pandereteiras ahí? Estábamos equivocadas: la gente se ha tomado nuestros bolos como si de una rave se tratase”. Pues, aunque ellas recuperen el folklore gallego, introducen elementos que lo vuelven contemporáneo.



En mitad de esta vorágine, aparecieron en una de las pantallas de la neoyorquina Times Square. Entre miles de transeúntes, Tanxugueiras se coló para anunciar el lanzamiento de Diluvio (Calaverita Records, 2022). “Estábamos en plena ola y, al verlo, nos hizo ilusión. Sin embargo, al rato, se nos pasó. Recibíamos tantas buenas noticias que no éramos capaces de digerirlas. A los meses, regresé de vacaciones y, entonces, me di cuenta de lo grande que fue aquello. Ahí fuimos realmente conscientes de la magnitud que había tomado todo. Fue una recompensa a tanto trabajo”, sostiene.

Incluido su esfuerzo constante por conservar la identidad, el patrimonio y la historia de Galicia. Una misión que les ha permitido mantener su raíz intacta: “Es verdad que nosotras nos profesionalizamos… pero, cuando vamos a una foliada, sentimos que nada ha cambiado. Es donde nacimos y aprendimos todo. Ahí vuelvo a ser la Aída que cantaba con su padre hasta las siete de la mañana y tomaba chupitos de licor café”.



P. Hay quien piensa que la tradición es intocable. Y, en cambio, ustedes experimentan con ella. Menuda guerra.

R. No debería haberla. Para que siga viva, necesita evolucionar. Te pongo un ejemplo: cuando la radio llegó a Galicia, las tocadoras de pandereta empezaron a escuchar a las grandes divas de la copla. A partir de ahí, aparecieron muchas cantareiras influenciadas por ese estilo. Y es lo normal. A nosotras nos pasa algo parecido: descubrimos sonidos que, de una forma u otra, nos influencian. Es una forma de llevar nuestros orígenes hacia la actualidad. No obstante, somos conscientes de que hay quien prefiere estudiarla y mantenerla intacta. Y nos parece bien, pues es una vía para mantener la raíz pura. En cualquier caso, ambas mentalidades pueden convivir.

P. Si mañana la carrera de Tanxugueiras llegase a su fin, ¿qué sensación tendrían?

R. Felicidad. Somos muy afortunadas. Hemos conseguido grandes cosas en estos siete años. Nuestro nombre se quedará grabado en Galicia para siempre. Y eso nos produce alegría. Me daría pena cerrar esta etapa porque yo me quiero dedicar a la música toda mi vida. Pero, de ser así así, me sentiría plena.

P. Acaban de anunciar el lanzamiento de La humanidad y la tierra, una colaboración en español con Iván Ferreiro. En 2022, también lo hicieron con Muerdo y su Cambia todo. ¿Se abre una puerta a otras lenguas?

R. Sí, claro. Nuestro idioma es el gallego y luchamos para que no desaparezca. Pero no tenemos miedo a ningún otro. Bueno, tal vez, al inglés porque lo chapurreamos como podemos. Ya hemos cantado en castellano, aragonés, euskera, catalán… y repetiríamos en cualquiera de ellos.