CANARIAS

La unión de dos coladas del volcán engulle en solo 24 horas 67 edificios en La Laguna

La ralentización de la velocidad de este frente deja tras de sí tres días de destrucción y daños El Gobierno informa de la presentación de los primeros 195 ertes que afectan a 895 trabajadores 

Las coladas del volcán se adentran en el barrio de La Laguna, en La Palma.

Las coladas del volcán se adentran en el barrio de La Laguna, en La Palma.

A. CASTELLANO

Las coladas 8 y 10, que la noche del pasado miércoles se unieron en una, arrasaron en cuestión de 24 horas con un total de 67 edificios de uso residencial en el barrio de La Laguna. Este frente norte ralentizó ayer su velocidad frente a la iglesia de San Isidro después de destruir el colegio, la farmacia, una empaquetadora de plátanos, unas canchas de pádel, la gasolinera y parte de la sociedad, así como decenas de casas de este núcleo de 1.735 habitantes, el más importante de los afectados hasta ahora por el volcán de La Palma, que ya ha arrasado con parte de Las Manchas (1.558 habitantes) y todo Todoque (1.516).

La evolución de este frente sigue la deseada por técnicos y científicos que continúan monitorizando el proceso eruptivo. A mediodía de ayer, la colada se dirigía hacia el sur de la Montaña de La Laguna, quedándose muy cerca de unirse con la colada número 7, que desde hace ya tres días se encuentra parada a unos 120 metros del mar. En el caso de que se produjera esa anexión, este último brazo volvería a recibir alimentación que le pudiera empujar para que, finalmente, alcance el cantil y caiga al mar.

Esta posibilidad es la preferida por los servicios de emergencia, en detrimento de que el material magmático solidificado se rebose al norte del citado monte, que generaría importantes daños, sobre todo en las plantaciones de plataneras situadas en la zona de La Costa, dentro del municipio de Tazacorte. Ante esta posibilidad, se decidió evacuar a medio centenar de habitantes de los pagos de Las Martelas en Los Llanos de Aridane y Marina Alta, Marina Baja, La Condesa y Cuesta Zapata, en el de Tazacorte. El Cabildo de La Palma informó de que en caso de que se cumpla este escenario, los modelos apuntan a que la lava rodearía la montaña de La Laguna hasta unirse, también, con la colada 7.

Estos desalojos han provocado un incremento en el número de afectados alojados en establecimientos hoteleros. El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, indicó durante la habitual rueda de prensa de las dos de la tarde que el número de personas albergadas asciende ahora a 416, lo que significa 47 más que el día anterior. De estos, 38 se encuentran en el hotel Princess de Fuencaliente y otros nueve en el hotel Valle de Aridane de Los Llanos.  

Auténtica destrucción

La actual ralentización se produce después de tres días de auténtica destrucción por el avance de los dos frentes de lava, el 8 y el 10, que han generado importantes daños en edificaciones. Así, el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, indicó que a día 20 de octubre se habían destruido un total de 1.194 edificaciones, 74 más que el día anterior, según la filtración realizada a través del catastro. 

El Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea Copernicus, por su parte, publicó ayer los datos recogidos a través de sus satélites, en los que se indica que un total de 2.185 edificaciones han sido destruidas -este sistema no difiere de viviendas, edificios industriales, cuartos de apero o aljibes- hasta el pasado martes, 19 de octubre. Esta cifra supone un incremento del 11,7% (226) respecto a los del lunes. 

Otra de las consecuencias es la afección en el empleo. El vicepresidente del Gobierno de Canarias, Antonio Olivera, apuntó ayer que ya se han recibido 195 solicitudes de ertes que afectan a 895 trabajadores por el volcán. Y que los trabajos para instalar las desaladoras que den abasto de agua a las fincas de plataneras «siguen avanzando», al igual que el buque cisterna Tomasso S, cedido por el Estado.  

Las primeras lluvias pueden traer más complicaciones

Este fin de semana, la isla de La Palma se enfrenta a los primeros chubascos desde que comenzó la erupción volcánica. El agua de lluvia, que en otra época sería una buena nueva para los agricultores del oeste palmero, hoy, cuando unas coladas de lava han acabado con más de 251 hectáreas de cultivos -el 30% del total de la superficie afectada-, los preciados chubascos se transforman en una complicación más. Las culpables de este cambio tan radical no son las coladas de lava, sino las cenizas expulsadas por el volcán. Las enormes montañas de piroclastos de menos de dos milímetros de diámetro se hacen más pesadas al contacto con la lluvia. De esta manera, las cenizas pueden acabar taponando las alcantarillas, desplomando tejados por el peso o, incluso, y en casos más excepcionales, generar lahares. Por el momento, con la población de la zona de exclusión evacuada y bajo la influencia de unas lluvias muy débiles, el riesgo principal al que se enfrenta la población de la isla es la obstrucción de sus alcantarillas.