Las novelas de Mar del Olmo, las dosis de humor perfectas para hacer este invierno más cálido

Hay una familia que parece idílica pero que a la hora de la verdad no lo es tanto, cuando la tozuda realidad de la vida se empeña en hacer acto de presencia. Hay un ERE en el peor momento posible, hay uno de esos sueños que sin saber cómo se convierten en pesadilla y hay también esa necesidad, tan común, de dejarlo todo y huir de lo cotidiano cuando nos asfixia. Si a esto le añadimos unos parientes bastante jetas y un perro con exceso de masa corporal a base de atiborrarse con las sobras que previamente han desechado unos adolescentes criados en la abundancia, ya tenemos el cuadro completo en el que transcurren las dos novelas de Mar del Olmo, 45 días por año y El mito del chiringuito. En ellos, todos estos ingredientes se mezclan con maestría y se revisten con lo que más necesitamos siempre: grandes dosis de humor. 

En ambos la heroína es Ana, una cuarentona con dos hijos en edad rebelde, un marido que parece no tener mucho que decir, un jefe con bastante morro y un perro que es el único que le hace caso. Trabaja en una publicación de belleza y se asoma a la menopausia. Hasta aquí casi todo normal. Pero lo divertido de verdad empieza con los percances que le suceden mientras, en el primero de los libros, compite con una ambiciosa compañera más joven, y en el segundo se muda a Cádiz, harta de todo, para montar un chiringuito. Eso sí, con la familia a cuestas. Verdadera dinamita para mantener al lector enganchado a sus páginas.

Las dos son, además, novelas "para todos los públicos", pero de verdad: las disfrutarán mujeres en crisis existencial, hombres que a pesar de los años todavía luchan por el matrimonio, hijos en esa etapa en la que no quieren ver a sus padres ni en pintura y abuelos que estén volviendo a vivir después de la jubilación. Para todos ellos hay puntos con los que identificarse en los libros de Mar del Olmo, que tiene a punto el tercer capítulo de esta saga para publicar este mismo año.

Nacida en 1968 en Valdepeñas, Ciudad Real, del Olmo se licenció en Traducción e Interpretación con la vista puesta en traducir obras literarias. La vida, sin embargo, la llevó por otro camino, el de trabajar en multinacionales ocupándose de labores sobre todo publicitarias. Hasta que en 2019 se apuntó voluntariamente a un ERE para poder dedicarse a lo que verdaderamente le gustaba: escribir. Hoy en día se dedica a eso y corregir los manuscritos de otros. Además de estas dos novelas, ha publicado un ensayo sobre la soledad con otros autores, 15 miradas a la soledad, y una antología de relatos, Todo mar empieza en charco.

Mar del Olmo ha conseguido dar con la siempre complicada tecla del humor, ese lugar en el que todos podemos encontrar cobijo para tomarnos la vida menos a pecho y afrontarla como lo que realmente es: una tragicomedia en la que hay que aprender a navegar. Y si es posible, de paso divertirse.