CRÍTICA

'La piel, la pulpa, el gusano, la semilla', de Daniela Martín Hidalgo: un soplo de aire fresco

Este poemario permite disfrutar, de una vez por todas, de algo diferente  

La poeta Daniela Martín Hidalgo

La poeta Daniela Martín Hidalgo / EPE

Juan Carlos Abril

La voz de Daniela Martín Hidalgo (Madrid, 1980) es verdaderamente necesaria en el horizonte plano de nuestra lírica. Posee cierta vinculación canaria, observable en algunos versos, sobre todo en el excelente poema Jallo (59), aparte de las guaguas y el colmado… En La piel, la pulpa, el gusano, la semilla se plantea un soplo de aire fresco para renovar el ambiente que respiramos, aquejado de acartonamiento y falta de imaginación.

El realismo aburrido y sentimentaloide que domina la escena actual requiere de incursiones de este tipo, para dotar de profundidad metafórica y lúdica el corpus de lo que se está haciendo. Con un guiño irónico, nuestra poeta se reafirma en la conciencia del propio acto creativo: "‘Queremos evitar el realismo’, / murmuran las farolas" (14). Se trata de una mirada restauradora que a buen seguro contribuirá a agrietar –un poco– la vigente hegemonía del discurso poético figurativo español. No de manera beligerante, sino por sus méritos estéticos y en diálogo con otras corrientes, escuelas o disciplinas.

El libro se presenta como fusión de tradiciones y vanguardias, recogiendo lo mejor de ambas, y entendiendo al siglo XXI como la tradición de la ruptura, que dijera Octavio Paz. No obstante, esta apuesta arriesgada solo se preocupa por sí misma. "Tendrá que ser así o de otra / forma no habrá poesía" (57), nos confiesa Vasos de embudo (55-58), para incidir después en la misma idea: "Tendrá que haber sombra / o de otra forma no habrá poesía" (57).

Sombra

La autora aporta un poco de sombra al panorama poético español contemporáneo, el cual se halla afectado de demasiada luz y demasiada claridad, resultando una poesía anecdótica, melosa, empalagosa y superficial. Por el contrario, Paternofilial (50-51) esboza un golpe emocional en la mesa, tal vez de los mejores textos.

Como subrayamos, en este poemario se proyecta una incursión distinta, erigiéndose en exploración: "Sueño que avanzo de noche / por la otra senda de los labios: / el lugar es el viaje" (66), explica al inicio de Viaje (66-68), predisponiéndonos a una genuina aventura poemática: "Avanzo de noche, / viaje menor en el viaje mayor" (67).

El lector asiste a un continuo juego en el que los artificios pertenecen a la propuesta estilística, y Martín Hidalgo separa con cirugía la forma, que encarna lo masculino, del contenido, que asocia a la rebeldía femenina, con una solución radical, aunque tal y como apostillara Bajtín, forma y contenido se agrupen indefectiblemente en estructura.

El lector avisado de poesía en lengua española debe conocer de manera obligatoria este libro

En Parque (El día perdido) (36-38), otro de los pasajes icónicos del volumen, se asegura que "Hay en el parque un parque / que no entiendo" (37), en una reflexión espacial sin desperdicio. "Espacio: concordancias, repeticiones" (32), nos había advertido antes.

En otra composición destacada, Cuando habla de amor, cierro los ojos (15-20), leemos: "Luego de noche oigo los vasos y no es / frondoso el poema: un poema / donde el resto de poemas de amor fracasa, / un poema que ya no existe porque / estoy sola y cierro las ventanas / y el amor es la primera orden de la forma, / ¡cierre las piernas!" (19-20). De este modo nos espeta, con un gesto inconformista de resistencia, alternando irreverencia con audacia, bombardeando la linealidad, alimentando la multiplicidad, dinamitando la sintaxis lógica y destrozando al sujeto trascendente kantiano, atravesado de lenguaje normalizado, hecho cliché y sentimientos automatizados: "No volveré a ser buena con la gramática: / cometeré faltas de ortografía / a propósito" (20). Evidentemente, sobra recalcar que la autora sabe escribir a la perfección, y que la situación dominante citada la ha llevado a esta deriva rupturista y experimentalista. En definitiva, esta suerte de crisol de materiales heteróclitos se resume como "Llegar a ver o hacer / poesía con todo" (55).

Mucho quedaría por decir, pero baste recomendar vivamente este libro que el lector avisado de poesía en lengua española debe conocer de manera obligatoria para disfrutar, de una vez por todas, de algo diferente.

'La piel, la pulpa, el gusano, la semilla

Daniela Martín Hidalgo

Pre-Textos

80 páginas

16 euros