Opinión | PERIFÉRICOS Y CONSUMIBLES
Astrofísicos, desengrasantes y galaxias 'gemeliers'
En esta somos Cástor y en aquella Pólux; aquí Rómulo y allí Remo, o Danny DeVito y Arnold Schwarzenegger
Los astrofísicos son las estrellas del firmamento científico. Si hace poco nos ofrecían las primeras imágenes obtenidas de un agujero negro, muy recientemente nos asombraban con el inquietante descubrimiento de la existencia de una galaxia gemela a la Vía Láctea en los confines del universo. O sea que, si nos movemos del uno al otro confín del universo, nos encontramos con una galaxia gemelier: en esta somos Cástor y en aquella somos Pólux; aquí Rómulo y allí Remo; Mary Kate y Ashley Olsen; Danny DeVito y Arnold Schwarzenegger.
Galaxias clonadas por el birlibirloque del big bang. Ante tan descomunal descubrimiento, me decidí a participar en un taller de acompañamiento en la mediumnidad -existen, crean a este columnista periférico y consumible- para ver si era capaz de llegar a ver qué cosas sucedían en aquella galaxia hermana, de entender, si no los hechos, sí su galaxia de interpretaciones (como decía el maestro Umberto Eco).
Y me pareció que entraba en trance y que las decisiones que tomaba eran decisiones basadas en datos, que el big data todo lo controlaba. Allí mi gemelier, que era yo mismo a muchos miles de años luz, veía cómo los grandes premios literarios los ganaban siempre quienes están al son sol que más calienta o que los perdían por la gracia de Dios.
Allí había un producto que se llama El Milagrito y que es posiblemente el mejor desengrasante del mundo (aunque quizá sea el mejor desengraciante). Un sosias de Deleuze se afanaba en gritarles a los galácticos de la zona oscura que la obra de arte no es un instrumento de comunicación pero se daba de bruces con Ava Avery, autora número uno en ventas de Kindle en el género romántico, que "escribe novelas románticas apasionadas y sensuales sobre deportes, directores ejecutivos, millonarios, multimillonarios y mafiosos". Su último libro se titula Nunca tengas un bebé con el director general.
En mi galaxia gemela había desiertos infinitos -todo es infinito, ya saben- con esfinges que no habían construido nuestros hermanos especulares sino la erosión, porque allí eso de crear es una práctica de la erosión. En mi galaxia inalcanzable, los diarios deportivos afirman que una religión con sede en Madrid niega que los humanos sean omnívoros y suma 2.500 adeptos cada mes, que una monja ha hecho un placaje un hombre que quería boicotear la construcción de un centro católico, que el sicariato (inDLE) ha llegado al corazón de Madrid, que The Beatles han grabado una nueva canción o una nueva psicofonía.
Desperté de mi trance y yo era Grace Kelly en La ventana indiscreta y le decía a James Stewart: "Cómo me gustaría ser creativa". Y James me contestaba, cámara en mano: "Oh, sweetie, you are". Lo importante es caer en gracia.
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