PERIFÉRICOS Y CONSUMIBLES

Si una noche de invierno un viajero

Y mientras, Haruki Murakami, oh, coronel, mi coronel, no tiene quien le escriba. No halla especialistas a su medida

Él escritor japonés Haruki Murakami, premio Princesa de Asturias de las Letras 2023

Él escritor japonés Haruki Murakami, premio Princesa de Asturias de las Letras 2023 / EFE

Javier García Rodríguez

Javier García Rodríguez

Si una noche de invierno un navajero. Y a partir de aquí una historia de quinquis y macarras allá por los 80 para dar la vuelta al mundo de la nostalgia boomer. No, no, mejor si una noche de invierno un tesorero. Y hacemos una crónica muy documentada pero muy parcial, entre la realidad y la ficción, de los tejemanejes económicos y políticos de las grandes empresas y de los partidos políticos. Veamos. Quizá más adecuado lo de si una noche de invierno un camarero. Con su pizquita de choque social y su costumbrismo de resort con todo incluido.

Y si nada de esto te convence, móntate un cuentacuentos, un filandón leonés, una tertulia literaria, un club de lectura, un pódcast. Que se vengan el vizconde demediado, el barón rampante y el caballero inexistente. Y todos los personajes de Italo Calvino, cuyo centenario celebramos con juegos de artificio. Si mil y una noches un viajero, ten una cita con Sherezade. O con la Maritornes. Contar para seguir viviendo. Vivir para seguir contando. Calvino desbordante, Calvino exagerado, Calvino como ejemplo de escritor jamás verbilampiño.

Y mientras, Haruki Murakami, oh, coronel, mi coronel, no tiene quien le escriba. No encuentra especialistas a su medida el flamante ganador del premio Princesa de Asturias de las Letras, el eterno candidato a la sauna y la (es) tontería sueca. Se buscan exégetas, críticos, palmeros para subir a la palma y cantarle el hosanna al mesías posmoderno. Pero no aparecen porque están disfrutando de la playa en el mes de octubre y observando medusas fuera de temporada.

Ustedes ya saben de qué hablo cuando hablo de correr. Y aquí como el que no corre vuela, Byung-Chul Han insiste en la crisis de la narración. El filósofo coreano es ya personaje in absentia de Los farsantes, la obra teatral de Pablo Remón, pero pide sin duda protagonizar una novela en la que alguien le diga que lo que cuenta no es narrar. O sí.

Andamos decidiendo si abandonamos el arte nuevo de hacer Wikipedia para dar paso a la inteligencia artificial, que no tiene claro por qué en la novelística española aparece tan poco la melaza, producto estrella en la narrativa de ficción de otras narrativas. En la de William Faulkner, sin ir más lejos (y en esta columna somos muy de Faulkner).

Tampoco tiene humor, todavía, la IA. Sí lo tenía Lope de Vega. Y mala leche. Anda por el Teatro de la Comedia de Madrid con La discreta enamorada, escrita antes de su arte nuevo. Obra cómica de enredos, sí, como aquella serie de finales de los 70. Pero con la libertad y la pasión intactas, como quería George Steiner. Una representación en la que se rompe la cuarta pared. La única destrucción aceptable. Que nadie pierda la pared que lo protege. Vivir para contarlo.