OPINIÓN

Jon Fosse: editar a la antigua

Ahora recuerdo tantas decisiones, las conversaciones de horas entre Noruega y Galicia en pleno mes de agosto. Eso es la edición independiente, sin prisa, pensando en cada palabra y en la experiencia del lector

El escritor norguego Jon Fosse, premio Nobel de Literatura 2023

El escritor norguego Jon Fosse, premio Nobel de Literatura 2023 / AFP

Silvia Bardelás

Paseábamos por una calle de Bergen (Norguega), Beatriz y yo cuando Jon Fosse salió del metro. Iba delante con su chaqueta de pana negra y su coleta, como Asle, el protagonista de Septología. Íbamos al International Fosse Seminar en Bergen. Allí estábamos los editores independientes que publicábamos su obra, críticos literarios y traductores. Esa noche nos recibió en el restaurante más antiguo de Bergen. Nos acercamos uno a uno a saludarlo. Era suficiente con sonreír y apretar la mano, no necesitábamos ninguna conversación. Nos interesaba Septología más que Jon Fosse

Después nos fuimos a tomar una copa y empezamos a hablar de literatura. Cristina Gómez Baggethun y yo mezclábamos nuestra impresión de las novelas de Fosse con la filosofía. Estábamos emocionadas ante un posible cambio de paradigma. ¿Te imaginas que ahora cambiara la atención hacia el nosotros, que dejara de tener interés ese yo infantil y lastimero que invade toda la literatura? Volver a poner el foco en la experiencia artística.

En Septología el arte es el espacio que está al otro lado de la miseria humana. Asle vive en una constante limitación y necesita pintar. Lo entendimos al día siguiente. Estábamos en el final del fiordo Hardanger. Después del abigarramiento de árboles, agua, montañas, curvas, nubes, teníamos delante el horizonte.

Allí, muy lejos, desahaciéndose en el mar estaba el sol y era el lugar de la experiencia mística. Cristina, Beatriz y yo decíamos mira, la Casa, la Montaña, la Cascada, la Barca, la Cabaña. Aquello no tenía vida sin Asle, el protagonista de la Septología. Hemos pensado tanto en cada palabra, en el sentido de la narración. Tantas horas de teléfono.

La aniquilación del yo

Volvimos al autobús y cenamos en el Hotel, el mismo en el que duerme Asle tantas veces. En la mesa conversamos sobre el narrador de Septología. Me apasiona ese narrador. Es el momento de la muerte psicológica, de la aniquilación del yo. Asle se tiene delante y observa todo lo que en su momento le era ajeno. Ahora que todo ha terminado, incluso su último cuadro, ya no tiene que hacer nada salvo ver qué ha pasado. El amor de Ales despertó la consciencia. Y la posibilidad de la muerte.

Nadie ha contado tan bien el miedo como Jon Fosse

Ahí estaban: la Hermana, el Padre, la Calleja, el Hotel, la Cascada. Y puede verlo con tanto detalle que revive el miedo y necesita rezar como un niño pequeño. Nadie ha contado tan bien el miedo como Jon Fosse. Los que estábamos en esa mesa formamos parte de una manera de editar libros clásica, antigua. Estábamos ahí para profundizar en la escritura de Jon Fosse. No pensábamos en el Premio Nobel, sólo en su escritura.

Ahora recuerdo tantas decisiones: ¿traducimos la Piedra Grande? Si no lo hacemos se pierde un sentido. Ya pero no hemos traducido Bjørgvin. Volvamos a leer. Las conversaciones de horas entre Noruega y Galicia en pleno mes de agosto. Eso es la edición independiente, sin prisa, pensando en cada palabra y en la experiencia del lector. Como ha dicho Jon Fosse: “Este galardón premia la literatura que sólo quiere ser literatura”.

Silvia Bardelás, directora de De Conatus, es la editora de Jon Fosse en España