REPORTAJE

Las nuevas voces del género negro

La ficción negro-criminal en nuestro país vive un momento feliz. A pesar de que ciertos sectores de la crítica siguen mirando con recelo la etiqueta que liga cualquier ficción a un género, el público y los jurados de los premios parecen tener una visión diferente. La concesión de premios como el Princesa de Asturias a Fred Vargas, o el reciente Café Gijón a Alexis Ravelo por una novela negra dan buena cuenta de que empieza a entenderse que no importa el color de una obra si hay calidad literaria detrás. Pero ¿qué ocurre con las nuevas voces que están surgiendo? ¿Tan solo se consigue respeto cuando se es un autor consagrado? Desde abril, hemos querido revisar el panorama actual y que sean los propios autores los que nos digan cómo perciben ellos la salud del género.

La escritora Virginia Feito

La escritora Virginia Feito / DAVID CASTRO

Marta Marne

Núria Bendicho Giró (Barcelona, 1995) presentó su primera obra, Terres mortes, al premio Llibres Anagrama en 2020. A pesar de no resultar ganadora, el jurado recomendó su publicación. Este 2022 también hemos podido leerla en castellano gracias a la traducción de Ana Crespo para Sajalín. Bendicho no escribe con una clara intencionalidad de hacer género, entre otras cosas porque cree “que es fundamental utilizar estructuras genéricas que hayan funcionado durante siglos para poder tener una base firme a partir de la cual explorar tu libertad creativa. Uno de los grandes problemas de la contemporaneidad es la pretensión de destrucción y originalidad sin haber aprendido antes a construir una buena arquitectura clásica”.

Núria Bendicho: "La escritura de un autor es un reflejo de cómo él observa el mundo"

Terres mortes impacta desde sus primeras páginas por una atmósfera opresiva a la que contribuye la estructura del texto: la elección del vocabulario y de la adjetivación, la construcción a través de párrafos largos o las subordinadas interminables. Trece voces que narran el asesinato de Joan, uno de los hermanos de una familia de ámbito rural en un lugar sin nombre. Una novela con una violencia extrema en la que la mirada de Bendicho es la clave. “Creo que la escritura de un autor es un reflejo de cómo él observa el mundo. En mi caso, había una voluntad explícita de narrar la parte más oscura de la realidad. Reflejé en mi novela mi concepción del ser humano y su entorno. El mundo es muchas veces un lugar hostil y el ser humano puede ser realmente malo”. 

Miguel Ángel González (Madrid, 1982) no es un recién llegado a la literatura, pero sí al género negro con Dios no está con nosotros porque odia a los idiotas (Menoscuarto, 2021) y con Prolepsis (Alrevés, 2022), novela ganadora del premio Ciudad de Badajoz. Prolepsis narra la relación del protagonista con su padre, un anciano internado en una residencia. Esta es la excusa para repasar una vida repleta de sucesos increíbles.

Miguel Ángel González: "El género está muy afianzado, tiene un grupo muy amplio de lectores"

A González no le importan demasiado las etiquetas. “Mi literatura no ha cambiado mucho. En Todos los miedos narraba la historia de una mujer que es secuestrada y torturada y en Prolepsis se cuenta la historia de Augusto, un hombre que tras retirarse de la lucha libre intenta atracar un banco y acaba en la cárcel. Mis temas suelen ser los mismos, no siento que haya cambiado en exceso, intento que mi literatura sea contemporánea”. 

González destaca el papel del circuito de festivales literarios de nuestro país como elemento visibilizador. “El género está muy afianzado, tiene un grupo muy amplio de lectores y una gran cantidad de actividades que ponen en contacto a los escritores con esos mismos lectores”.

Si Miguel Ángel González nos habla del padre de su protagonista, Adolfo Gilaberte (Madrid, 1971) lo hace de la madre. En Coleman (Marmara, 2021), su protagonista homónimo se dedica a asesinar de manera profesional y se topa con la ardua tarea de ocuparse de su madre; una mujer de avanzada edad con la que nunca ha tenido una buena relación y con la que deberá cohabitar como si de dos extraños se tratase. La alternancia entre su vida profesional y personal es la clave de esta historia, un relato cargado de sensibilidad, dolor, rencor e incluso humor. Un monólogo interior que reflexiona sobre la vida y la muerte.

De un sicario también nos habla Carmen Nieto (Montaña de Cardones- Arucas, 1973) en 9 corto (Cazador de Ratas, 2020), una novela escrita con restricciones y un formato muy particular: 30.000 caracteres exactos repartidos en nueve capítulos, cada frase tiene nueve palabras y está contada por tres narradores. En ella nos narra el periplo de un sicario sin nombre (ningún personaje del libro lo tiene) conocido como 9 corto. Estamos ante una experiencia lectora diferente debido a la estructura, ya que esta aporta un ritmo y una musicalidad particulares. A ello ayuda la construcción de la trama: a pesar de que pueda parecer que el andamio encorseta, Nieto deja claro que todo es premeditado. Ha escogido la poesía a la sencillez. 

Mirada externa

A la crítica sigue costándole no encasillar las novelas de género como puro entretenimiento, y tenemos la suerte de contar con dos escritoras que nos pueden aportar una mirada desde fuera. La primera es Virginia Feito (Madrid, 1988). Está siendo uno de los fenómenos de 2022 con La señora March (Lumen, 2022) y es un caso particular en nuestras letras. Feito no solo bebe del mundo anglosajón en cuanto a influencias, sino que su novela fue escrita en inglés. En castellano podemos leerla gracias a la traducción de Gemma Rovira. “En general, el recibimiento de este país, que es mi hogar, ha sido maravilloso. He sentido como si España fuera mi familia, orgullosa de mí mientras vuelvo de mis peripecias en el extranjero a comerme todas sus croquetas. Tanto la crítica como el público han respondido muy bien al libro”.

Virginia Feito: “Me molesta que describan mi novela como entretenida; automáticamente asumo que eso significa que no es literatura seria o digna”

Uno de los puntos fuertes de La señora March es la construcción de una atmósfera que Feito logra mediante la selección de sus adjetivos: busca enfatizar en una dirección contraria al significado que aportan sus sustantivos (blanco repugnante, amenazadoramente optimista). No importa que la acción transcurra en Manhattan: los pequeños espacios son los que lo invaden todo. A pesar de que la crítica internacional ha sido la primera en avalar la calidad de su trabajo, en nuestro país sigue costando quitarse según qué prejuicios. “Algunos lectores han declarado que La Señora March es lectura para la playa, y no más. Supongo que lectura para la montaña ya es un nivel superior, y lectura para el salón se reserva solo a Dostoievski”.  

¿Puede —y debe— ayudar la crítica literaria a desterrar esos prejuicios? “Sí creo que prensa y crítica han valorado tanto el estilo de La Señora March como el argumento, pero veo que prospera el debate sobre si un thriller debería caer en la categoría de literario o comercial, como si se excluyeran mutuamente. Lo tenemos tan interiorizado que a mí ya me molesta que describan mi novela como entretenida; automáticamente asumo que eso significa que no es literatura seria o digna”.

Si Feito proviene del mundo anglosajón, Teresa Cardona (Madrid, 1973) lo hace del francés. “Mi editorial francesa, Viviane Hamy, me puso en contacto con la agente literaria que lleva sus libros en España. Ella leyó Los dos lados, le gustó, se la pasó a su compañera que se ocupa del mercado español y tuvimos la suerte de que a Siruela le interesó desde el primer momento”.

Teresa Cardona: "En España había antes, y todavía queda algo, un infundado complejo respecto a la novela negra que los franceses superaron antes que nosotros"

Cardona ha publicado Los dos lados (Siruela, 2022), una novela que transcurre en San Lorenzo de El Escorial en dos tiempos, 2016 y 1989. Una estructura compleja que funciona sin fisuras. Armazón que ya había empleado en sus dos obras anteriores escritas junto con Eric Damien bajo el seudónimo de Eric Todenne (Un travail à finir y Terres brûlées). En Francia no parece haber dudas respecto a la legitimidad del género negro. “Me parece que en España había antes, y todavía queda algo, un infundado complejo respecto a la novela negra que los franceses superaron antes que nosotros. La prueba de ello es que allí nunca me han hecho esta pregunta y que hay autores del género llamado negro como Pierre Lemaitre que han recibido galardones tan prestigiosos como el Goncourt”.

Podemos concluir que sigue costando que no se asocien ciertas etiquetas a determinados géneros. Parece preocupar menos la calidad narrativa de una obra que el color al que se adscribe. Tal vez, lo que les preocupe a algunos sea que el entretenimiento y la intelectualidad puedan cohabitar en un mismo espacio literario.

Lo que viene

La rentrée literaria de este otoño viene marcada por dos libros que cualquier amante del género no puede perderse bajo ningún concepto. En primer lugar, los Diarios y cuadernos (1941-1995) de Patricia Highsmith, publicados por Anagrama y traducidos por Eduardo Iriarte. En segundo lugar, el cierre de la serie de Salvo Montalbano de Andrea Camilleri con Riccardino, publicado por Salamandra y traducido por Carlos Mayor Ortega. Verá la luz el 6 de octubre, apúntenlo en sus calendarios. 

En cuanto a nuestras letras, este otoño se presenta interesante y muy oscuro. Uno de los acontecimientos literarios del año en castellano va a ser Vengo de ese miedo, de Miguel Ángel Oeste. Oeste presentó Arena al premio Tusquets de Novela y, a pesar de no alzarse con el galardón, la editorial ha apostado fuerte por el autor malagueño. Su último libro, que podremos leer a partir del 7 de septiembre, es un relato narrado en primera persona sobre el maltrato. Con esta premisa, se nos ofrece el retrato sociológico de la España de los años 70, con los últimos coletazos de la dictadura y la llegada de turistas a nuestro país. Una historia que indaga en las raíces del miedo y del dolor que removerá conciencias y entrañas.

Aquellos que se enamoraron de la teniente Karen Blecker en Los dos lados de Teresa Cardona, publicada por Siruela el pasado mes de marzo, no tendrán que esperar mucho por una nueva entrega de la serie. En octubre llegará Un bien relativo, una obra que puede leerse de forma independiente pero que comparte los mismos protagonistas del libro anterior. Y cómo no, el escenario que ha enamorado a tantos lectores: San Lorenzo del Escorial. 

Ya en el mes de noviembre, la editorial Alrevés publicará en castellano El ciervo y la sombra, de Diego Ameixeiras, novela ganadora del premio Nacional de la Crítica 2021 en la categoría de narrativa en lengua gallega. La poesía impregna su prosa y lo hace hablándonos de perdedores, un contraste que no deja indiferente. Su estilo es lírico, conciso y sin grandes artificios, y consigue gracias a él narrar con una belleza sobrecogedora.

No solo de novelas vive el lector de género negro. También tenemos relatos, como los que publicará la editorial Catedral de Alba Álvarez. Pellejos nos habla de soledad, relaciones, autoestima, sexo, desamor o acoso, entre muchos otros temas. La clave reside en su prosa hipnótica y su visión descarnada del mundo. Una escritora irreverente que ha llegado para quedarse.