ENTREVISTA

"El miedo a la inteligencia artificial se nutre de las narrativas catastróficas de la ciencia ficción"

Laura Aymerich-Franch, experta en ciencias del comportamiento, sostiene que "no hay que temer a estas innovaciones, sino empoderarse ante ellas"

La nueva IA Claude 3 vuelve a poner en discusión si es posible o no que los sistemas de inteligencia artificial desarrollen la autoconsciencia.

La nueva IA Claude 3 vuelve a poner en discusión si es posible o no que los sistemas de inteligencia artificial desarrollen la autoconsciencia. / Crédito: АвгустФидлер en Pixabay.

Valentina Raffio

Valentina Raffio

Vivimos rodeados de pantallas, la tecnología está cada vez más presente en nuestro día a día y todo apunta a que en un futuro acabaremos conviviendo con robots, con herramientas de inteligencia artificial y quién sabe con qué otra innovación tecnológica. "Es normal sentirse abrumado ante estas tecnologías, pero la solución no pasa por alejarnos de ellas sino por entenderlas y ver cómo podemos integrarlas de forma sana en nuestra vida", comenta Laura Aymerich-Franch, experta en ciencias del comportamiento y en cómo reaccionamos (como individuos y como sociedad) ante las tecnologías emergentes. "No tenemos que temer estas innovaciones, sino que tenemos que empoderarnos ante ellas", añade esta especialista, con una larga trayectoria académica que la ha llevado a trabajar desde Stanford y el MIT Media Lab hasta el Joint Research Centre de la Comisión Europea. 

-Nunca habíamos estado rodeados de tantas tecnologías y de herramientas que avanzan tan rápido. Supongo que es normal sentirse abrumado ante esto.

-Así es. La llegada masiva de tecnologías nos obliga como sociedad a sumergirnos en un proceso de constante aprendizaje. La primera fase es quizás la más abrumadora, porque nos damos cuenta de nuestro desconocimiento. Y esto puede suscitar reacciones psicológicas opuestas que oscilan entre la curiosidad y el miedo. Por eso vemos cómo hay personas que en seguida que aparece algo nuevo se acercan para intentar entenderlo, casi como un juego, y otros que intentan mantenerse lo más alejados posible de ello. Estos segundos son mucho más vulnerables a caer en un estado de alarma infundada porque al no ver realmente en qué consisten estas tecnologías temen aún más qué pueda ocurrir con ellas. 

-Quizás lo que más asusta es lo rápido que avanza todo. 

-Sí. Y es normal porque a veces da miedo ver que no llegas a entender del todo lo que está pasando. Pero hay que tener en cuenta que muchas de las tecnologías que ahora nos parecen muy disruptivas con el tiempo pasarán a estar totalmente normalizadas. Algún día, por ejemplo, la inteligencia artificial estará tan integrada en nuestro día a día como internet o los móviles. Y eso no tiene por qué asustarnos. Hay muchas cosas de internet que desconocemos y no por eso le tenemos miedo.

"Algún día la inteligencia artificial estará tan integrada en nuestro día a día como internet o los móviles"

-¿De dónde viene el miedo a la inteligencia artificial?

-Hay dos fuentes. Primero el desconocimiento, porque todo lo que no entendemos da miedo y si no tenemos información suficiente podemos empezar a especular con cosas que no son reales. El segundo factor, y quizás el más importante, es la ciencia ficción. Gran parte del pánico social alrededor de la inteligencia artificial se nutre de las narrativas catastróficas que ha construido la ciencia ficción. En ese caso hay que recordar que esos relatos ni son reales ni vaticinan el futuro, aunque los tengamos muy incrustados en nuestro subconsciente. 

-¿Debemos entonces mejorar la pedagogía a la hora de hablar de todas estas herramientas?

-Hay que entender que estas tecnologías no son el futuro sino que son el presente. Nos guste o no, debemos aprender a convivir con ellas porque ya están aquí. Hasta ahora se ha hablado mucho de avanzar en cuestiones como la formación para, por ejemplo, aprender a manejar correctamente todas estas herramientas. Pero paralelamente, creo que como sociedad deberíamos hacer un ejercicio psicológico y examinar los beneficios y los riesgos de cada tecnología. Y sobre todo, diferenciar los riesgos reales de los miedos y actuar en consecuencia. 

-¿Pero cómo separamos los miedos de los riesgos reales?

-Puede que la solución sea algo tan sencillo como acercarnos a estas tecnologías. En un experimento, por ejemplo, se preguntó a un grupo de personas mayores su opinión sobre los robots y a priori casi todos dijeron que les asustaba. Entonces les dejaron un rato interactuando con un grupo de robots sociales y al acabar se les volvió a preguntar por su percepción. ¿El resultado? La mayoría dijo que les había perdido el miedo. Así que quizás el mejor antídoto frente al sentimiento de pánico es simplemente acercarse a estas tecnologías y ver en qué consisten realmente. Y si luego detectamos algún riesgo, entonces actuar frente a ello pero de forma argumentada.

"El mejor antídoto frente al sentimiento de pánico es simplemente acercarse a estas tecnologías"

-Hay tecnologías que tenemos tan integradas que acaban causando miedo por eso. Por ejemplo, el uso de pantallas por parte de niños. ¿Qué opinión le merece esta polémica?

-Creo que es muy importante remitirse a lo que dice la ciencia sobre este tema. Y sobre todo, prestar atención al contexto. Hay estudios que dicen que el uso prolongado de pantallas se asocia con problemas de aprendizaje. Pero quizás el problema no es el uso del móvil en sí sino que si el niño pasa tantas horas enganchado a una pantalla no le está dedicando tiempo a otras cosas. Este es un ejemplo de cómo a veces lo más importante es el uso que le damos a la tecnología que no la herramienta en sí. 

-Entiendo que el balance que hace cada persona de los beneficios y los riesgos de estas tecnologías es algo muy personal. ¿Cuál es el suyo?

-Yo he trabajado durante años sobre el uso de tecnologías para ayudar a las personas. Sobre todo en cuestiones de salud mental. Y en mi experiencia he visto que hay robots que podrían ayudar a personas que viven solas. Hay tecnologías que pueden ayudar a mejorar el bienestar psicológico de colectivos vulnerables. Y la inteligencia artificial tiene el potencial de mejorar muchos aspectos de nuestra vida. Quizás nos estamos enfocando mucho en todo aquello que podría salir mal con estas herramientas y hablamos mejor de los beneficios que podrían tener.