TRATADO

Gibraltar como base militar: la entrada de soldados británicos, escollo del Tratado para tirar la Verja

Al aeródromo y al puerto llegan marinos y soldados, y material militar. Si se elimina la verja, España sería responsable de verificar su identidad para entrar en espacio Schengen, algo impensable según el experto Ángel Liberal

Fuentes conocedoras confirman que esta es una de las dificultades para llegar a un Tratado entre Reino Unido y la Unión Europea sobre el estatus de Gibraltar tras el Brexit

El submarino de ataque britnico HMS Tireless atrac

El submarino de ataque britnico HMS Tireless atrac / EFE -J.RAGEL

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Gibraltar es una ciudad con 33.000 habitantes, pero también una base militar. Tiene un aeropuerto civil que es, además, un aeródromo militar cuya pista de aterrizaje pertenece a la Real Fuerza Aérea británica (RAF). Hay un puerto donde atracan barcos civiles, pero también submarinos nucleares, con una dársena de la Armada Real (Royal Navy). Y hay antenas y cables submarinos de escucha, y cuarteles. 

Ahora que se negocia un nuevo tratado para el territorio británico tras el Brexit, surge una pregunta: ¿cómo se van a realizar los controles fronterizos de soldados y material militar si, como quieren Londres, Bruselas y Madrid, se elimina la Verja que separa a la excolonia de la provincia de Cádiz? ¿Quién le va a pedir los papeles a los soldados británicos, quién va a inspeccionar el posible armamento que desembarque en la Península cuando ya sea territorio Schengen, como se pretende?

Tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea, se empezó a negociar un nuevo estatus para la colonia. Londres y Bruselas llevan año y medio negociando, con la supervisión de España y la presencia de Gibraltar. Hay decenas de puntos por negociar. Aproximadamente el 80% está ya acordado, según distintas fuentes, pero en algunos asuntos se da una fricción importante: si aplicará la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE, quién controlará el acceso de los puertos y aeropuertos (la Policía española, Frontex)... 

Uno, en particular, es desconocido por el gran público: el control del acceso de militares y material bélico a la Península. Fuentes conocedoras confirman a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

que se trata de uno de los principales escollos. Las razones las explica Ángel Liberal, un experto en Gibraltar como base militar. Capitán de navío retirado y diplomado de Estado Mayor, Liberal lleva toda la vida estudiando las capacidades militares que tiene Reino Unido instaladas en esa pequeña península tan valiosa estratégicamente.

“Por más que lo pienso, no encuentro cómo se puede llegar a un acuerdo, lo veo extraordinariamente difícil. El problema del Tratado es que, al desaparecer la Verja [que hasta ahora separa territorio gibraltareño del resto de España], la base militar británica que en realidad es Gibraltar pasa a ser territorio comunitario, espacio Schengen”, explica. “La dotación de un submarino nuclear británico que atraque en el muelle no puede simplemente bajar y pasear por Gibraltar o irse hasta Torremolinos sin pasar controles. Y yo no me imagino a la Marina británica (o a la estadounidense, que también usa la base) permitiendo que agentes de la Policía española o funcionarios de fronteras europeos de Frontex controlen la identidad de esas dotaciones de los barcos o tripulaciones de los aviones, y mucho menos del material militar que entra o que sale. ¿Se imaginan un avión cargado de municiones? ¿Quién las va a supervisar? Los militares no lo van a permitir”.

El aeropuerto de Gibraltar durante una visita oficial de la realeza británica, el 13 de junio de 2012.

El aeropuerto de Gibraltar durante una visita oficial de la realeza británica, el 13 de junio de 2012. / JON NAZCA

El tránsito militar, especialmente de submarinos y buques de la Armada, es muy frecuente. En abril de este mismo año ha llegado a haber dos submarinos de propulsión nuclear atracados en la base naval de Gibraltar: uno estadounidense (USS Georgia) y otro británico (HMS Audacious). En 2001 se desató una enorme polémica por la reparación de otro submarino nuclear, el Tireless, que tenía una grieta y que Londres mandó a reparar a estas aguas, lo que provocó las protestas de los habitantes de Campo de Gibraltar por el riesgo que, decían, suponía.

No fueron casos únicos. Las reparaciones de submarinos nucleares en Gibraltar batieron récords en 2019: Nueve submarinos nucleares, de los cuales al menos ocho estuvieron en obras y sumaron 88 días de atraque a lo largo de 2019, según el diario Noticias Gibraltar. 

Denuncian la llegada a Gibraltar de un segundo submarino nuclear

/ EFE

Capacidades militares y de espionaje


¿Qué diferencia hay entre lo que ocurre en Gibraltar y en bases como la Base Naval de Rota, en Cádiz, a pocos kilómetros? Que esta última es una base bajo bandera española y bajo mando de un contraalmirante español. El uso del puerto naval y del aeropuerto militar es compartido. Viven unos 2.000 soldados estadounidenses permanentemente. Pero España tiene cierto control sobre lo que allí pase, gracias a los Pactos de Madrid de 1953. En virtud de ese convenio, los soldados se pueden mover por España, ir a Madrid o Barcelona, pero no fuera del país. 

Imagen aérea de Gibraltar, con el aeropuerto al norte (encima está la Verja que lo separa de España) y el puerto.

Imagen aérea de Gibraltar, con el aeropuerto al norte (encima está la Verja que lo separa de España) y el puerto. / Google Earth

La isla está repleta de capacidades militares a simple vista, según Liberal. Está, por un lado, el Aeropuerto Internacional de Gibraltar, que es también un aeródromo militar, aunque desde hace cerca de una década sólo aterrizan aviones comerciales. “Pero pueden entrar aviones de combate. Hay hasta un cable para frenado y la torre de control del aeropuerto es de la Real Fuerza Aérea Real, RAF”, además de varios hangares. Hay un cuartel del Regimiento de Gibraltar, con unos 250 militares, tanto “llanitos” (gibraltareños) como británicos, y viviendas militares. 

Dentro de la bahía están los muelles para el atraque de buques de la Royal Navy, como el portaaviones HMS Prince of Wales que ha estado recientemente, o los submarinos nucleares. Son muelles de 600 metros de largo en su parte militar. 

Sumergidos, aporta Liberal, hay “anclajes de inteligencia acústica submarina, unos cables que van hacia el centro del estrecho de Gibraltar y que se usan para detectar los submarinos nucleares que pasan por el estrecho navegando sumergidos”. El ruido lo detectan sensores en estos cables. También tienen radares de superficie y sistemas de detección de telecomunicaciones, según cuenta en su libro “Gibraltar: base militar” (ed. Civitas). “Desde los miradores que tienen para ver las vistas del estrecho o la Bahía de Algeciras ya puedes ver que está lleno de artefactos militares”, explica. 

Dificultades para la novena ronda

La supervisión de entradas de soldados y material militar británico es uno de los puntos en la mesa de negociación para el Tratado

España y el Reino Unido alcanzaron el 31 de diciembre de 2020 un entendimiento bilateral para resolver cuestiones prácticas y de cooperación en Gibraltar tras el Brexit. Para ello, se decidió dejar a un lado las cuestiones de soberanía y jurisdicción y centrarse en las cuestiones que afectan a la vida de los ciudadanos de la región: la movilidad a través de la verja, la entrada de mercancías, etc.

En julio del año pasado, la Comisión Europea redactó un mandato en el que se contenían las directrices para la negociación. El encargado de la negociación por la Comisión Europea es el vicepresidente comunitario Maros Sefcovic. Por la parte británica, la ministra de Exteriores, Liz Truss. En octubre se empezó a negociar con Reino Unido, siempre con presencia de España y, por parte del Gobierno de Gibraltar, del fiscal general Michael Llamas. 

Desde entonces ha habido ocho rondas, como adelantó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, y dos plazos para finalizar el acuerdo incumplidos, el último en Semana Santa de este año. Ahora, las partes han rechazado fijar una nueva fecha tope para el tratado final, entre otras cosas porque no están obligadas, al contrario de lo que ocurría con la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

El mandato de la Comisión Europea es el de tratar de llegar a normas conjuntas para el transporte terrestre y aéreo y los derechos de los trabajadores transfronterizos (miles de personas que cruzan la Verja en un sentido y en otro). 

También pretende buscar soluciones para eliminar las comprobaciones y controles físicos de personas y mercancías en la frontera terrestre entre España y Gibraltar, pero garantizando la integridad del espacio Schengen (la zona libre de fronteras dentro de la Unión Europea) y del mercado único. Y todo lo que ello implica: normas en materia de visados, permisos de residencia, asilo o cooperación policial. 

En principio, el acuerdo sería para cuatro años inicialmente y se podrá suspender unilateralmente en determinadas circunstancias. 

Una de las líneas rojas expresadas por la parte gibraltareña es la de que no haya guardias de fronteras españolas dentro de la verja. En el mandato de la Comisión Europea no se hacía referencia a que los guardas fronterizos de Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas) fueran quienes realizaran los controles, lo que se convirtió en uno de los puntos de fricción para la parte británica de la negociación.

El mandato que propuso la Comisión decía que el control y vigilancia de las fronteras se realizarían en el aeropuerto y puerto de las aguas de Gibraltar a cargo de España. Se ofrecía la posibilidad de solicitar la asistencia de Frontex.

Ahora se da una dificultad añadida, que es la dimisión de Boris Johnson como primer ministro y la elección de uno nuevo, que está en marcha. Una de las dos candidatas en pie es la hasta ahora ministra de Exteriores, Liz Truss. Precisamente, una de las negociadoras de las ocho rondas del Tratado.