CAMBIOS EN EL PSOE

Patxi López en un nuevo laberinto: entre el desánimo, Rufián, Bolaños y los nervios de los socios

El exlehendakari asume el reto de construir y exponer un contundente relato político a favor del Gobierno

Negociar a varias bandas, tanto a izquierda como a derecha, desde ERC al PP, será su principal examen externo

Aguardan presupuestos, ley de vivienda, derogación de la ley mordaza y reforma de la ley de seguridad nacional

Patxi López en el Congreso

Patxi López en el Congreso / EFE

Ángel Alonso Giménez

El 28 de mayo de 2020, Patxi López sufrió lo que es hacer política en la XIV legislatura, la actual, en donde un chispazo puede sonar como una explosión. Era entonces el presidente de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica que la mayoría del Congreso decidió crear para sentar las bases de la recuperación posterior a la pandemia

Ese día compareció el entonces vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, y se armó una buena. En el segundo turno, el exlíder de Unidas Podemos dijo lo siguiente, en contestación a un diputado: “Se puede imaginar la opinión que tengo yo del señor Espinosa de los Monteros o del señor Abascal, pero les han votado muchos ciudadanos españoles, y aunque a veces parezca que más quieren dar un golpe de Estado que proteger la democracia española, estoy dispuesto a dialogar con cualquiera; con cualquiera, señoría”.

Iván Espinosa de los Monteros, que estaba allí, pidió a López que interviniera. “Presidente, le ruego tome cartas en el asunto. Acaba de decir el compareciente que nuestro grupo parlamentario parece que quiere dar un golpe de Estado. Es una manifestación absolutamente intolerable que falta a la verdad y que es tremendamente ofensiva para nuestro grupo parlamentario y para los 4 millones de personas que lo han votado. Por lo tanto, le ruego que tome cartas en el asunto y le pida rectificación”.

El diputado socialista, quien presidió el Congreso durante seis meses (enero-junio de 2016), preguntó a Iglesias si retiraba sus afirmaciones. El vicepresidente segundo no respondió ni sí ni no.  “Le agradezco que me haga la pregunta. Voy a ser todavía más preciso. Yo creo, señor Espinosa de los Monteros, que a ustedes les gustaría dar un golpe de Estado, pero no se atreven, porque para eso, además de desearlo y de pedirlo, hay que atreverse”, aseguró.

Aquí López actuó timorato, o actuó tarde, porque permitió que el portavoz de Vox estallara: “Esta es una Comisión de Reconstrucción, y es una vergüenza lo que están haciendo ustedes. Usted continúe con su diatriba, dense palmaditas en la espalda. Esto es un espectáculo lamentable, propio de un marxista comunista como usted, que no conoce lo que es el consenso y que no tiene en absoluto ninguna intención de conseguirlo. Usted continúe, pero yo no voy a tolerar esto”. 

Iglesias: "¿Y en qué se traduce que usted no lo vaya a tolerar, señoría?".

Patxi López intentó mediar: "No entren en diálogos de este tipo". 

Iglesias: "Lo digo por saberlo…". 

López insistió: "No, no entren en diálogos de este tipo". 

Para entonces, Espinosa de los Monteros se había levantado y se había ido a una de las puertas de la sala que albergó aquellas sesiones, la sala Ernest Lluch, precisamente un estandarte de concordia. Había decidido irse. Iglesias le dijo con mofa: “Cierre al salir, señoría”.

Acabó el punto del orden del día y Patxi López decretó un receso. A la vuelta, el presidente de la Comisión para la Reconstrucción, el mismo que el día de su constitución pidió “voluntad para superar rencillas partidarias” y “sentido de Estado” por encima de las “discrepancias”, se disculpó por no haber estado a la altura. “Creo que ha habido algunas expresiones y también algunos comportamientos innecesarios”, añadió antes de lanzar este mensaje: “Estamos aquí para demostrar que la política sirve para mejorar la vida de la gente”.

Los retos internos

Es probable que a Patxi López, nuevo portavoz del grupo socialista en sustitución de Héctor Gómez, le haya ayudado en “el ascenso” la defensa a ultranza que ha hecho de la recientemente aprobada ley de memoria democrática. Era responsabilidad suya porque en el PSOE Sánchez le confirió un área llamada justo así. Muchos se preguntaron por qué no se le daba más protagonismo precisamente en un momento en el que se había instalado un crudo debate interno sobre la habilidad comunicadora del Gobierno y del principal partido y grupo parlamentario que lo sostienen.

Así que aquí está el principal reto que ha de afrontar alguien que en su currículum tiene, en letras doradas, la lehendakaritza. No hay entre los diputados y diputadas socialistas nadie con tanto bagaje ni con tanto predicamento. De él se dice que tiene sobrada solvencia y agilidad para el argumento y para la discusión, lo que en el Partido Socialista es ahora mismo una urgencia. A su predecesor le han criticado (sobre todo en ciertos sectores de Ferraz) torpeza justo en eso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dirige al escaño del exlendakari Patxi López, ante la mirada de Santos Cerdán, secretario de Organización, durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación, el pasado 13 de julio de 2022, en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dirige al escaño del exlendakari Patxi López, ante la mirada de Santos Cerdán, secretario de Organización, durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación, el pasado 13 de julio de 2022, en el Congreso. / epe

Patxi López, por tanto, iniciará pronto una ronda mediática intensa. El presidente y secretario general de los socialistas está obsesionado con aplacar el relato del PP, que parece que cabalga solo. Hay que desmontar ese “todo va mal por culpa de Sánchez y de sus socios” que según el jefe del Gobierno y su equipo está calando en la sociedad. La misión es compleja porque el contexto no sopla a favor: inflación disparada, miedo inversor, previsiones económicas a la baja…

Sin embargo, ser portavoz del grupo mayoritario del Congreso no consiste sólo en defender la acción de Gobierno y la agenda legislativa. Tiene que negociar, y hacerlo con mucho cuidado porque la Cámara Baja es hoy un manojo de nervios. Antes que tramar la red de interlocución con los grupos grandes y pequeños de la oposición, López debe encajar en la red de interlocución interna.

Una red que le une directamente con el ministro de Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y con su mano derecha en el Congreso, Rafael Simancas. Se sabe que la relación con ambos es por ahora buena. No obstante, no son sólo estos tres dirigentes los que cocinan los acuerdos. Están también los ministros/as con los que López deberá hablar a menudo porque son los ministerios los que pilotan las rondas iniciales de las negociaciones con la oposición, en estrecha colaboración con los portavoces parlamentarios sectoriales. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez. / epe

En unos días se sabrá si López mantiene o remodela el equipo que ha secundado a Héctor Gómez, que básicamente han formado Rafi Crespín e Isaura Leal. Ambas son piezas fundamentales porque se encargan de hablar a diario con los diputados socialistas en las comisiones y transmitir las impresiones sobre cómo van de apoyos las leyes. Se trata de un esquema complejo, repleto de voces (y de egos), al que se unirá sin duda María Jesús Montero, la nueva vicesecretaria general. 

Hubo un tiempo en el que ser portavoz era como ser ministro sin cartera. Alfredo Pérez Rubalcaba mandó mucho cuando lo fue; Adriana Lastra, igual. A Gómez no le dejaron. De Patxi López dependerá en gran medida a qué perfil se quiere parecer. Su problema es que también dependerá de los otros nombres aquí citados.

Los retos externos

ERC, 13 escaños, es el tercer grupo parlamentario más importante de la acción legislativa del Gobierno, tras PSOE y Unidas Podemos. Su portavoz, Gabriel Rufián, pudo durante la época de Lastra forjar una relación calculadamente estable: aunque no siempre coincidían en el voto, salvaron las normas más relevantes, en especial dos proyectos presupuestarios.

Pero ERC ya no es pieza imprescindible. La aritmética lo permite, si bien a costa de negociaciones frenéticas que agrupan a EH Bildu, PNV, PDeCAT a formaciones minoritarias como Más País, Teruel Existe, PRC, etc… Que la sintonía entre PSOE y Esquerra vuelva al Congreso será consecuencia de la sintonía personal que construyan Rufián y López, ya que con Gómez no existió. Independientemente de lo que vayan decidiendo sus jefes, Pere Aragonès y Pedro Sánchez, respectivamente, el nuevo portavoz deberá recoser el vínculo de confianza con la dirección parlamentaria independentista.

Y no le bastará. Siendo importante el regreso al pactismo de ERC, no es suficiente, así están las cosas en el Congreso. Como se acerca el fin de la legislatura (quedan como mucho tres periodos de sesiones), los nervios se irán acentuando. PNV y EH Bildu van a disputar una particular y crucial batalla por la rentabilidad política porque en mayo del año que viene habrá elecciones municipales. En el País Vasco las fuerzas de ambos se han igualado sobremanera. Viene bien que López sea un profundo conocedor de la política que se obra en Euskadi. 

Los presupuestos serán el primer examen serio, pero no será el único y puede que ni siquiera venga solo. Tanto las cuentas de 2021 como las vigentes se sellaron con 188 votos a favor, es decir, con casi todo el bloque progresista y algún invitado estelar. El PDeCAT lleva tiempo jugando a la influencia en el Congreso, así que otro nombre que López deberá subrayar es el de Ferrán Bel. En septiembre volverán las negociaciones a mil bandas, en lo que el nuevo portavoz vasco deberá jugar con habilidad, tanto en la coordinación con Bolaños y Montero como en las conversaciones con una decena de formaciones, Más País, Compromís, BNG, Teruel Existe, entre otras. La ley de vivienda y la derogación de la ley mordaza aguardan su momento.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en una imagen de 6 de julio en la UIMP en Santander.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en una imagen de 6 de julio en la UIMP en Santander. / Europa Press

Ninguna de estas componendas progresistas cuajará si no está dentro Unidas Podemos, el socio principal. Gómez padeció en numerosas ocasiones la falta de homogeneidad de un grupo que se sostiene en gran medida por el trabajo de Txema Guijarro, el número dos de los “morados”. El diputado canario se reunió al menos en dos ocasiones con Pablo Echenique para acompasar las agendas y las prioridades. López deberá hilar fino, también en esto.

No podrá mirar sólo a la izquierda. Si se mantiene la orden de Sánchez de sacar las leyes como sea, el parlamentario vasco necesitará contar con el PP y con Cs. En un contexto en el que resuena la guerra de Ucrania cada día y en el que el presidente ha comprometido un mayor gasto en Defensa, la reforma de la ley de seguridad nacional, la modificación del convenio con EEUU sobre la base de Rota o las partidas presupuestarias militares habrán de contar con los populares porque, si no, fracasarán.

A López le espera un largo viaje por el alambre (si le dejan) y no tendrá apenas margen para actuar con indecisión o con tardanza como en aquel 28 de mayo de 2020. Está en juego el futuro de su jefe.