Opinión | LA CARTILLA DE ROBLES

Cambio de aires en Euskadi

Los partidos vascos han optado de forma mayoritaria por renovación (y rejuvenecimiento) para garantizar que algo cambia aunque nada cambie en las urnas

Foto de familia durante el arranque de la campaña electoral del PNV.

Foto de familia durante el arranque de la campaña electoral del PNV. / Iñaki Berasaluce

Volvemos, si es que alguna vez hemos salido, al horno electoral. Vuelta y vuelta. Apunten: el domingo 21 de abril se vota en Euskadi. Y se votará por un cierto cambio de aires, continúe o no gobernando el PNV. Porque la clase política vasca se está reinventando y ha apostado por una renovación (y rejuvenecimiento) de enjundia en la mayoría de los liderazgos de sus candidaturas: Imanol Pradales por los peneuvistas; Pello Otxandiano por EH Bildu; Eneko Andueza como aspirante socialista a la lehendakaritza y Javier Andrés, un veterano de reestreno en estos comicios, por el PP… añádanle a eso la novedad de Sumar probando suerte en la tierra de la mano de Alba García, que competirá con Podemos y su candidata Miren Gorrotxategi, tratando de dejar atrás la mala experiencia cosechada por los de Yolanda Díaz en Galicia a raíz de la atomización de la izquierda. Vox, por su parte, pretende subir algún escalón con Amaia Martínez antes de que lleguen las europeas, la tierra política prometida para la extrema derecha en los próximos meses. O eso dicen los sondeos.

Pero ya llegarán esas europeas. Volvamos al lío. Al lío en Euskadi, donde habrá cambios aunque no cambien (o sí) los que mandan. Pradales, de 48 años, acumula experiencia de gestión y legado nacionalista sobre el que ha trabajado en varios laboratorios de ideas ligados al partido. Este licenciado en políticas y profesor universitario en excedencia fue alumno de Urkullu en el colegio, en la ikastola, y ahora trata de sustituir a su maestro para ahorrar al PNV, al menos por ahora, el disgusto de verse superado por primera vez de forma contundente por un Bildu al alza y abriéndose hueco socialmente de forma tan transversal como sorprendente.

Pradales quiere sonar distinto a sus mayores, sin desairarlos. Sus mayores quieren que suene distinto a ellos, pero sin que parezca una ruptura interpretable como enmienda la totalidad. El candidato y los principales dirigentes nacionalistas se volcarán en el terreno en los próximos días, porque ya se han estado trabajando previamente focos de influencia en Madrid, en público pero también en privado.

El aspirante de EH Bildu, Otxandiano, tiene cuarenta años y apenas cuatro de experiencia de gestión institucional en una pequeña concejalía. Es ‘teleco’ de profesión y, visto lo visto estos años, ‘fontanero’ (político) de vocación: ha impulsado programas electorales, refundaciones, proyectos internos y transiciones en una de las organizaciones políticas más complejas y cuestionadas desde la política nacional. La sombra de la complicidad con ETA, pese al tiempo ya transcurrido desde su claudicación ante el Estado de derecho, sigue pesando lo suyo, como se comprobó en las elecciones municipales de 2023 y la polémica por inclusión de condenados en las listas de esta formación.

Siendo esto verdad, lo es también que políticos de nueva hornada como Otxandiano han ido abriendo horizontes (sobre todo demoscópicos) más allá de Arnaldo Otegi a un partido que no renuncia, en estas elecciones, a ser la fuerza más votada marcando un punto de inflexión en Euskadi. Ganen o no en votos al PNV, necesitarán apoyos para gobernar y los socialistas aseguran que no serán ellos los que les den oxígeno a Bildu en Euskadi, que no ha llegado el momento. Y eso que ese mismo Bildu es uno de los partidos que con su aval permite gobernar a un Pedro Sánchez en notable minoría, pero con mayoría de unos socios que Núñez Feijóo no logró reunir tras ganar unas generales. 

El PSE-EE también ha apostado por redecorar su casa con el politólogo Andueza. Nuevo candidato, con 44 años y camino andado en política. “Fresco”, destacan desde Ferraz. “Distinto”, agregan, porque no tiene “complejos” a la hora de hacer oposición al PNV, dado que no ha sido uno de los dirigentes que ha gobernado o negociado antaño con los nacionalistas para hornear gobiernos elección tras elección. Es una apuesta a medio plazo que puede tener la llave de la gobernabilidad tras el 21-A, salvo que pague en las urnas la erosión que vive el PSOE a nivel nacional.

Los populares, por su lado, han colocado al experimentado (y moderado) Javier de Andrés a liderar su candidatura vasca, después de que fracasara en las anteriores elecciones la idea de ir de la mano con Ciudadanos. Ni el resultado fue bueno ni se evitó que Vox entrara en el Parlamento vasco… ahora, Feijóo está convencido de que De Andrés puede beneficiarse de la fuerza que las encuestas le achacan al PP y del desgaste de los peneuvistas, conservadores en muchos aspectos al fin y al cabo. O sea, granero de votos en el que intentar ‘robar’ para rascar escaños. Y en la izquierda a la izquierda lo más interesante será, sin duda, ver batirse en duelo mitinero a una Yolanda Díaz que no pasa por su mejor momento con una Irene Montero que, pese a ser candidata a las europeas, no piensa perder la oportunidad de recuperar espacio interno en esta contienda electoral que hoy se abre. Que va al horno. Vuelta y vuelta.