Opinión | ANÁLISIS

El PSPV se instala en el desasosiego

Tras 12 años de ‘reinado’ de Puig, el retraso en el último momento de la ejecutiva que ha de fijar el calendario de la renovación señala indicios de debilidad y duda, y vuelve a poner en evidencia la sombra de Ferraz en todo el proceso

Ximo Puig, tras anunciar que dejará la secretaría general del PSPV.

Ximo Puig, tras anunciar que dejará la secretaría general del PSPV.

Diana Morant dijo y no dijo este jueves en Alcoi y Elda. Dijo que aportará "todo lo necesario" para que el PSPV sea la alternativa en la Comunitat Valenciana, que es decir bastante si así se quiere entender. Pero no aclaró más en su primera aparición con prensa en tierra valenciana después del adiós de Ximo Puig de la secretaría general del partido y de que haya sido señalada como la elegida por Pedro Sánchez y la dirección actual del socialismo valenciano para la nueva etapa.

La decisión de la ministra de Ciencia es el elefante en la habitación del PSPV, aquello de lo que todos hablan y todos dan por supuesto pero que no termina de ser real, lo que ha generado desde el comité nacional del 16 de diciembre un ambiente cada vez más enrarecido, lleno de diálogos en la trastienda y comentarios múltiples sobre presuntos acuerdos entre las otras posibles alternativas: Alejandro Soler y Carlos Fernández Bielsa, líderes provinciales en Alicante y Valencia.

Los últimos hechos de la semana, concretados en la aparición de Morant en terreno local sin desvelar lo que muchos esperaban y el posterior retraso de la ejecutiva (iba a ser mañana) que ha de fijar el calendario de la renovación, han aumentado ese clima de desasosiego, de ensayo del caos en el que el socialismo valenciano está habituado a zambullirse en estas etapas de renovación y que era lo que ahora pretendía evitar con el argumento de que los ciclos del poder son más cortos.

En opinión de algunos históricos, poco nuevo hay bajo el sol, estamos ante el regreso a las maquinaciones usuales y los movimientos interesados en estos procesos, donde casi nada es casual. En esta línea de pensamiento, los días de caos serían el preámbulo necesario para la posterior aparición de Ferraz (la dirección central) con una solución impuesta, a aceptar por todos. Esto último podría ser más difícil de digerir en otro momento, pero no ahora, cuando Pedro Sánchez está instalado como gran e incuestionable poder.

Sin embargo, para voces de la última dirección, aún al frente, las dudas y la traslación de cierta debilidad en este momento tienen el encanto de la normalidad: "Entran dentro de la lógica de un proceso difícil después de doce años de mandato de Puig".

Los socialistas valencianos se han instalado así en un periodo de calma tensa, a la espera de pasos adelante. De momento, el calendario continúa bloqueado y el congreso, que se quería rápido para reducir conspiraciones, se retrasa obligatoriamente.

Sin alfombra roja para Morant

La indefinición ayuda a multiplicar los interrogantes. Uno de ellos es si Morant ha puesto como requisito para salir al ‘baile’ que no haya primarias. A estas alturas, algo que ya empieza a quedar claro es que la ministra y exalcaldesa no puede esperar una alfombra roja si quiere el liderazgo.

Otra incógnita, quizá la de más trascendencia política de cara al futuro, es el papel de Ferraz (la sede central del PSOE) en esta sucesión de decisiones: desde el adiós de Puig a la solución final pasando por el calendario congresual, que ha de aprobar y en el que se entrecruzan las elecciones gallegas del 18 de febrero, un factor que ya estaba sobre la mesa cuando se aceleró la despedida de Puig.

Y ahí surge otra pregunta en las ‘familias’ del PSPV: ¿por qué esta federación, sí, y por qué otras donde se ha perdido también el poder no se han lanzado a la renovación? ¿Qué se ha hecho tan mal?

La capacidad de autonomía de la dirección valenciana es el elemento en riesgo en esta operación en tiempos de hiperliderazgo y concentración de poder.

De momento, la corriente de opinión que se extiende es que Ferraz ha pilotado los movimientos y domina en silencio la situación. El momento es otro, pero en el pasado ya se han vivido episodios en los que Madrid pensaba que tenía la manija y el tiro le acababa saliendo por la culata en la Comunitat Valenciana.

Y está por ver la solución final, si se alcanza el pacto de ‘familias’ y no hay primarias: ¿puede gobernar Morant el PSPV desde Madrid con algunos de los otros aspirantes en futuros puestos de responsabilidad del partido?

Demasiados obstáculos y bastante indefinición.

No obstante, a veces, del desasosiego surge luz. El Libro del desasosiego es quizá la obra más compleja y bella de Pessoa. Quizá de esta etapa de oscuridades y zozobra surge un PSPV fortalecido, a pesar de la tradición y la herencia del pasado.