Opinión | GUERRA EN ISRAEL Y GAZA

Israel, acusado de censurar y disparar contra periodistas

En plena guerra en Gaza, Cisjordania vive su jornada más letal desde 2002 con 16 muertos

En plena guerra en Gaza, Cisjordania vive su jornada más letal desde 2002 con 16 muertos / Mohammed Talatene/dpa

El Estado de Israel no quiere testigos directos de sus horrendos crímenes en la operación de castigo colectivo contra la población de Gaza.

De ahí que no tolere, por ejemplo, la presencia de periodistas extranjeros en ese territorio a menos que acepten ir siempre acompañados por miembros de su Ejército y sometan sus informaciones a la censura militar.

Esto último es algo que ha aceptado la cadena de televisión estadounidense CNN, que se ha sentido obligada al menos a reconocer vergonzantemente algo que atenta de modo claro la libertad de prensa.

Mientras tanto corren diariamente grave peligro los periodistas árabes que informan al mundo, muchos de ellos para la cadena de televisión qatarí Al Jazeera, desde el interior de la franja y que, según testigos, han sido a veces blanco de los disparos de los soldados israelíes.

Un total de treinta y seis periodistas palestinos han perdido la vida en las cuatro últimas semanas en Gaza, cifra que contrasta con los 68 asesinados en el mundo durante todo el año pasado.

“No he visto nada igual en los últimos treinta años”, afirma la presidenta del Comité para la Protección de los Periodistas, la británica Jodie Ginsberg.

Este columnista ha visto informar en directo para Al Jazeera con lágrimas en los ojos a reporteros palestinos que acababan de perder a toda su familia en un bombardeo israelí, pero declaraban que era su deber seguir ante las cámaras para dar cuenta de lo que sucedía.

Y el mismo día en que el secretario general de la ONU, António Guterres abogaba por un alto el fuego en Gaza, Estados Unidos enviaba al Estado judío material bélico valorado en 320 millones de dólares.

Un Estado cuyo objetivo, en palabras del ex corresponsal de guerra y premio Pulitzer norteamericano Chris Hedges, es “destruir la idea misma” de una futura Palestina y al que no duda en calificar de “fascista”.

Hedges denuncia el enorme poder del lobby sionista norteamericano, el American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), que trata de impedir con negativas campañas propagandísticas la elección al Congreso de legisladores críticos con el Estado judío.

Otros periodistas de investigación como el canadiense Aaron Maté, él mismo judío, utilizan la palabra “judeonazi” para calificar al actual Israel por su política “genocida” hacia el pueblo palestino.

Mientras tanto, el poder del lobby sionista se deja sentir en Estados Unidos por la eliminación de las plataformas digitales de programas políticos con millones de seguidores por el único “delito” de criticar a Israel o el apoyo de Washington.

Y es que junto a la guerra que se libra en el frente está otra igual o más importante que es la del relato, y ésta tanto Israel como el Gobierno de Joe Biden la están perdiendo cada día que pasa.