Opinión | DECLARACIÓN DE PALMA

En favor de un turismo “expansivo”

La “Declaración de Palma” es un compromiso de suma responsabilidad por parte de los Veintisiete. Pero, sobre todo, es una declaración de intenciones por parte de España: queremos que la Unión Europea adopte como suyo nuestro liderazgo en materia turística

Turistas siguen a una guía por el centro de Palma de Mallorca.

Turistas siguen a una guía por el centro de Palma de Mallorca. / EFE

Todos somos turistas en algún momento de nuestras vidas: esta es la energía inagotable del turismo. En nuestro propio país o en el extranjero; en la playa o en la montaña; bajo el cielo raso de un camping o en la cafetería de un hotel. Muchos, además, desarrollamos nuestras carreras profesionales en un sector que hoy emplea en España a 2,8 millones de trabajadores, el 13,4% del total de los afiliados del conjunto de sectores económicos. Una industria que, además, es uno de los principales motores de la economía y que aporta más del 12% del total de nuestro producto interior bruto.

Turismo es sinónimo de riqueza y progreso, y ha quedado demostrado en la Reunión de ministros de Turismo de la Unión Europea que ha tenido lugar este martes en Palma. Es riqueza simbólica, origen de experiencias intangibles y culturales que nos convierten en personas más tolerantes, generosas y abiertas. Pero también es fuente de prosperidad para la ciudadanía de un país. Por todo ello, decimos que estamos creando un turismo expansivo. Expansivo en cuanto a oportunidades, territorios y experiencias. Expansivo porque es cultura, gastronomía, patrimonio y naturaleza. Porque es empleo, aprendizaje y digitalización. Es cuidado de nuestro entorno, sostenibilidad y equilibrio. Expansivo porque repercute en toda la cadena de valor, desde pymes hasta grandes empresas.

A comienzos de 2020, la pandemia frenó en seco la economía mundial e impactó de lleno en la línea de flotación del turismo. Tres años después, el sector no solo ha recuperado el vigor que se vio ralentizado (a finales de año habremos superado las históricas cifras de 2019) sino que todos –patronal, asociaciones y administraciones– hemos aprendido una valiosa lección: hay que proteger la industria del turismo. Pero un turismo con propósito, porque la rentabilidad no está reñida con la responsabilidad y no es incompatible con el impacto social en positivo que debe tener en nuestro entorno. Solo desde la ambición y la altura de miras que proporciona la colaboración público-privada podremos alumbrar nuevas estrategias y afrontar mejor los desafíos en materia de formación, de alquileres de corta duración o de alivio de zonas tensionadas.

La “Declaración de Palma”, cuyo lema es ‘El camino hacia la sostenibilidad social del turismo en la UE’, es un paso de gigante en esa dirección. España, como país anfitrión e incuestionable potencia turística, tiene la particular responsabilidad de guiar a nuestros socios europeos por una agenda propia que, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, convierta a la Unión Europea en un referente del siglo XXI. El turismo debe ser un área troncal dentro de la política comunitaria y estamos trabajando para que la voz del sector sea atendida en la toma de decisiones estratégicas en inversión, sostenibilidad, digitalización y política exterior.

Este Gobierno ha entendido perfectamente la necesidad de apoyar al sector durante años inciertos y difíciles. El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en el marco de la Estrategia de Turismo Sostenible de España 2030, ha invertido más de 3.400 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, a los que hay que sumar otros 1.000 millones más de la recién anunciada adenda a los fondos europeos, para acometer una profunda restructuración del ecosistema de la industria del turismo en España.

Estamos iniciando una revolución encaminada al desarrollo de productos innovadores, apostando por la digitalización y la sostenibilidad, y con objetivos muy claros: ganar en competitividad, reducir la estacionalidad y diversificar y modernizar los destinos para que nuestro país siga siendo líder mundial del sector. La “Declaración de Palma” es un compromiso de suma responsabilidad por parte de los Veintisiete. Pero, sobre todo, es una declaración de intenciones por parte de España: queremos que la Unión Europea adopte como suyo nuestro liderazgo en materia turística. Y esto, hoy, ya es una realidad.