Opinión | EL PATALEO

Josep Pedrerol

El abrazo de Laporta

Un gesto que en el fondo reflejaba la sensación de liberación de un presidente que sigue peleando con la fuerza del primer día en una situación muy distinta

Laporta.

Laporta. / Jordi Cotrina

Fueron apenas diez segundos, pero qué segundos. El abrazo de Laporta a Xavi en la escenificación de su renovación decía muchas cosas. Fue cariñoso, intenso y emocionado, un torrente de sensaciones. Como es Laporta. Pero en el fondo reflejaba la sensación de liberación de un presidente que sigue peleando con la fuerza del primer día en una situación muy distinta a la que tenía cuando abandonó la presidencia. Entonces, el Barça de Messi estaba en su esplendor, el juego y los títulos impresionaban a medio mundo y la economía era boyante. Las sonrisas, por lo tanto, eran múltiples. Su regreso al poder fue feliz hasta que, imagino, vio lo que había de puertas para adentro: ruina económica, plantilla agotada, contratos inasumibles y un club en serio peligro. Las famosas palancas, el fair play financiero, las dimisiones de su gente de confianza, el nuevo Camp Nou o el traslado a Montjuic han ido desgastando a Laporta, que hizo una apuesta arriesgada por Xavi y ha intentado hacer los fichajes que devuelvan al Barça entre los grandes de Europa. Esa es la gran obsesión de todos los culés. 

Los Joaos han sido el último golpe de efecto de Laporta. Joao Cancelo, pedido por Xavi, y Joao Felix, el deseo del presidente. Estaba claro. Al culé había que darle más de un motivo para subir a Montjuic y Jan sabía qué dos jugadores lo podrían conseguir: Neymar y Joao Felix. El primero resultó imposible por la precariedad económica del club (y, en el fondo, es lo mejor que podía pasar) y el segundo quería reivindicarse después de una etapa para olvidar al lado del Cholo Simeone. Parece otro jugador, disfruta y hace disfrutar sin olvidar el trabajo. Buena demostración de lo importante que es la confianza y una mentalidad positiva. Con los dos portugueses al mando de las operaciones, las últimas goleadas y la remontada ante el Celta invitan al optimismo. Este equipo vuelve a creer y, lo más importante, ya sonríe. La temporada pasada se conquistó la Liga. Ahora se trata de ganar, jugar bonito y competir de verdad en Europa. Nada de pasar a Octavos, como dijo Xavi. Hay que exigir más porque los culés, con buen criterio, quieren más. Con los Joaos en este estado de forma, todo es posible. Laporta, al fin, respira.  

Javi Guerra va para estrella. Nueva demostración del canterano del Valencia para ilusionar, aún más, a toda la afición. Su gol y su asistencia ante el Almería no hacen más que confirmar que estamos ante un jugador especial, con potencial para liderar la resurrección de este equipo. 

El Celta se queda sin premio. El fútbol tiene estas cosas. Puedes dominar durante casi todo el partido, estar a punto de ganar a todo un Barça, pero de repente llega el huracán y se lleva todo por delante. Toca seguir remando. Por cierto, qué bueno es Iago Aspas.

Por fin, fútbol. La selección española femenina logró una victoria de mucho mérito en casa de la potente Suecia. Bravo por el equipo dirigido por Montse Tomé, que demostró que no le queda grande el cargo. A seguir. 

¿Qué está haciendo Aston Martin? Fernando Alonso volvió a sacar petróleo con un coche que ofrece muy poco. Su salida (adelantó cuatro posiciones) fue una locura, la demostración de que sus manos siguen siendo las mejores. Pero su monoplaza se ha quedado atrás. Urge una reacción.