Opinión | ERROR DEL SISTEMA

Rufián y el Cid Campeador

Sea por tacticismo o por convencimiento, se ha abierto la puerta de las lenguas en el Congreso. Y solo cabe felicitarnos

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. / Alberto Ortega / EP

Corre el año 1072 y Zamora trata de sobrevivir a un cerco de más de siete meses. Fuera de las murallas, Vellido Dolfos acaba de asesinar al monarca Sancho II de Castilla, después de ganarse su confianza. El Cid le persigue, pero el noble leonés consigue colarse por una abertura del recinto amurallado. Su magnicidio libera la ciudad del asedio del rey, hermano de doña Urraca, heredera de la plaza. En los años 50 del pasado siglo, se descubrió una puerta en el lienzo del Castillo de Zamora y, atendiendo a la leyenda, se le denominó ‘Portillo de la Traición’. Hasta que, en 2009, el ayuntamiento de la ciudad cambió su nombre por ‘Portillo de la Lealtad’, invirtiendo así el punto de vista de la historia: de la mirada castellana a la zamorana

Un sentimiento de traición ha flotado esta semana por ciertos sectores del Congreso. Para algunos, el uso de todas las lenguas oficiales ha supuesto una felonía a su idea de España. Una perfidia tan insoportable, que prefirieron abandonar el hemiciclo antes de ensuciar sus oídos con esos idiomas despreciables. Para añadir dramatismo, salieron del hemiciclo lanzando el pinganillo al escaño vacío de Pedro Sánchez. Y el gesto tuvo algo de impotencia y mucho de comicidad. Depende del punto de vista, claro. Siguiendo con la historia (o leyenda) zamorana, se hallaba el Cid a punto de dar alcance al magnicida cuando le arrojó su lanza. Demasiado tarde, esta quedó clavada en la puerta recién cerrada. La impotencia de Rodrigo Díaz de Vivar debió ser pareja a la hilaridad que cundió en el lado zamorano.

La cuestión es que, de un día para otro, sea por tacticismo o por convencimiento, se ha abierto la puerta de las lenguas en el Congreso. Y solo cabe felicitarnos. Porque las acusaciones de felonías se las llevará el viento, y quedarán las lenguas. Esos hogares hechos de historia y palabras, esos caminos atravesados por una cultura, por un ser y un estar en el mundo. Como dijo Federico Fellini: cada lengua otorga una visión diferente de la vida. 

Por un capricho de la historia, Gabriel Rufián fue el primer diputado en dar un discurso íntegro en catalán. Y el momento se desdobló en simbolismos. Porque su acento evocaba la memoria de muchos (del mismo modo que agitaba los ánimos de los que prefieren fortificar las lenguas). Que el catalán, el euskera y el gallego resuenen en el Congreso no es una traición al castellano, es un acto de lealtad con la totalidad del país. Un paso adelante, una oportunidad para contemplar España desde todos los lados del muro.