Opinión | INTERNACIONAL

La UE no gana en África para sustos

Falta hace un nuevo proceso de descolonización, a juzgar por la corrupción, la violencia y la miseria imperantes en ese continente tan rico en recursos naturales 

Varias personas celebran el pasado miércoles en Akanda (Gabón) el golpe de estado de los militares.

Varias personas celebran el pasado miércoles en Akanda (Gabón) el golpe de estado de los militares. / EFE

Estaba aún debatiendo sobre una eventual respuesta militar al golpe de Estado en Níger cuando se produjo uno nuevo en Gabón: la Unión Europea no gana en África para sustos. La Francafrique, es decir, la esfera de influencia de la antigua potencia colonial en el continente negro, parece resquebrajarse rápidamente para sorpresa e indignación del Gobierno de París y sus aliados de Occidente.

La relación con Mali está completamente rota y lo mismo ocurre con Burkina Faso, país en el que París creía, sin embargo, tener un pilar seguro tras el asesinato en 1987 de su carismático presidente Thomas Sankara, conocido como el Che Guevara africano, pero que fue objeto de un nuevo golpe de Estado hace un año.

El mes pasado le llegó el turno a Níger, donde una junta militar tomó el poder y detuvo al presidente Mohamed Bazoum, lo que causó fuerte conmoción en París y otras capitales europeas, que amenazaron inmediatamente con sanciones, arma favorita de Occidente. Por su parte, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, estudió la posibilidad de intervenir allí militarmente para reponer al depuesto Bazoum.

Ahora ha sufrido la misma suerte Gabón, también antigua colonia francesa, dominada interrumpidamente desde 1967 por la familia Bongo, a la que los golpistas acusan de haberse enriquecido a costa del pueblo y además falseado las elecciones de hace una semana que dieron el triunfo a Ali Bongo Ondimba. De momento, los golpistas, liderados por el jefe de la guardia presidencial, el general Olimi Nguema, no han tomado ninguna medida contra la fuerte presencia política y militar francesa, a diferencia de lo ocurrido en Níger, donde el descontento de la población con la antigua potencia colonial es bien visible.

En Gabón no parece reinar el mismo rechazo hacia Francia que en los países del Sahel, desestabilizados todos ellos por una guerra que ha obligado a huir a millones de personas tanto dentro de sus países como a través de las fronteras. Y en los medios galos se hacen cábalas sobre la posibilidad de que se trate tan sólo de una lucha por el poder entre miembros de distintas familias del clan Bongo y que ello no termine afectando a las relaciones con París.

En la reunión que mantuvieron esta semana en Toledo los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, si bien se condenó el golpe de Estado en Gabón, se tuvo buen cuidado de diferenciarlo del de Níger, explicando que en Gabón las elecciones no fueron de todo limpias, a diferencia de lo sucedido en Níger.

Es lo que afirmó, por ejemplo, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, lo cual es cierto sólo en parte ya que en las elecciones celebradas en 2016 y 2021 en ese país centroafricano y que dieron el poder al partido del presidente ahora depuesto, también se habló en su momento de irregularidades. Pero como señala el periodista francés, experto en África, Thomas Deltombe, en relación con los golpes de Estado en Níger, Mali, Guinea, Burkina Faso y Chad, “es posible que estemos asistiendo a una segunda independencia, a un nuevo proceso de descolonización”. 

¡Y falta hace, a juzgar por la corrupción, la violencia y la miseria imperantes en ese continente tan rico en recursos naturales y que obligan a tantos de sus jóvenes a buscar una vida mejor en Europa!