Opinión | ANÁLISIS POLÍTICO

28M: cuidado con la falacia ecológica

¿Qué pistas nos dan los resultados de los comicios municipales y regionales sobre los realineamientos políticos de los españoles de cara a las generales?

Alberto Núñez Feijóo.

Alberto Núñez Feijóo. / EDUARDO PARRA

Cuando decíamos que el lunes 29 de mayo iba a comenzar la precampaña electoral de las elecciones generales no lo decíamos literalmente. Pero aquí estamos. La interpretación en clave nacional de los resultados de estos últimos comicios se podría haber extendido hasta final de año, pero ahora es más inmediata. ¿Qué pistas nos dan los resultados de los comicios municipales y regionales sobre los realineamientos políticos de los españoles de cara a las generales?

La misma noche electoral y en las portadas del día siguiente de los principales periódicos ponían de manifiesto el éxito del PP y la debacle del PSOE (que no de la izquierda). Los populares habían logrado movilizar a los suyos y atraer, entre otros, a la práctica totalidad de los votantes de Ciudadanos, al contrario de lo que les habría sucedido a los socialistas, que se habrían desplomado con respecto a 2019. No obstante, a lo largo de la semana pasada y tras analizar con algo más de detalle los resultados obtenidos por la izquierda la interpretación se matizó significativamente: en realidad el PSOE habría aguantado bien el embate del PP y sería la izquierda alternativa la que se habría desinflado.

Estas dos cuestiones no se podrán comprobar hasta que no se publiquen los primeros estudios postelectorales, pero mi hipótesis es que ambas lecturas (la de los resultados logrados por el PP y la de los conseguidos por el PSOE) son de momento discutibles y probablemente estemos cayendo sin darnos cuenta en una falacia ecológica. Se trata de un tipo de error en la interpretación de datos estadísticos, en el que se infiere la naturaleza de los individuos a partir de las estadísticas agregadas del grupo al que dichos individuos pertenecen. En este caso, estaríamos ante una errónea interpretación de los resultados electorales al comparar datos totales, agregados, de partidos políticos e infiriendo de ahí los flujos de los votantes, es decir, ignorando las transferencias de voto no observables a simple vista que son las que verdaderamente explican el resultado y que solo pueden ser conocidas a través de las encuestas.

En realidad, ni el PP ganó por una absorción total de los votantes de Ciudadanos, ni la caída es solo de la izquierda alternativa

En realidad, ni el PP ganó por una absorción total de los votantes de Ciudadanos, ni la caída es solo de la izquierda alternativa. A la espera de los estudios postelectorales podemos fijarnos en los datos procedentes de las encuestas preelectorales que nos plantean una hipótesis alternativa más verosímil que refuta las tesis mayoritariamente compartidas.

La victoria del PP en las elecciones locales

Vayamos con la victoria del PP. En las elecciones municipales de 2019 los populares obtuvieron 5 millones de votos y Ciudadanos consiguió 2 millones, Cuatro años después, el PP ha logrado 7 millones de votos y la formación naranja, apenas 300 mil. Conclusión ya aludida: máxima fidelidad del votante popular y ocupación de los populares de todo el espacio de centro derecha. Pero si esto fuera cierto, ¿cómo explicamos que Vox haya duplicado su resultado, pasando de 800 mil votos a 1,6 millones? ¿De dónde provienen esos votantes: de la izquierda? La realidad, como casi siempre, es mucho más compleja. Ni todos los votantes de Ciudadanos han ido al PP, ni el PP ha mantenido al 100% de sus votantes de 2019, ni Vox ha conservado a la totalidad de sus votantes de 2019 y ha sumado a votantes descontentos procedentes de la izquierda. Los datos de los sondeos preelectorales indicaban que la fidelidad de voto del PP era elevada, pero no absoluta: se situaba cerca del 70%. No obstante, los populares lograban crecer atrayendo al 40% de votantes de Ciudadanos, al 8% de votantes socialistas y al 15% de electores que en 2019 optaron por quedarse en casa. Vox, por su parte, ha llegado a duplicar sus votos al atraer al 7% de anteriores votantes populares, al 8% procedente de Ciudadanos, pero también al 15% de nuevos votantes (ojo al atractivo de esta formación entre los más jóvenes) y al 5% de anteriores abstencionistas.

Del lado de la izquierda

¿Y en el lado de la izquierda? Si nos fijamos únicamente en los datos agregados se observa que el PSOE tuvo 6,7 millones de votos en 2019 y ahora ha conseguido 6.3 millones, es decir, un desgaste moderado, en torno a los 400 mil votos menos. Sin embargo, el conjunto de candidaturas de la izquierda alternativa que en 2019 logró sumar 2.9 millones, ahora solo habría conseguido movilizar a 1.8 millones, es decir 1.1 millón de votos menos. ¿Cuál ha sido la lectura inicial? La desmovilización se ha producido sobre todo a la izquierda del PSOE. Pero, de nuevo, si esto fuera cierto supondría asumir que el PSOE habría mantenido fieles al 94% de sus votantes de 2019. Algo difícilmente probable cuando la fidelidad de voto de los socialistas que mostraban las encuestas preelectorales era del 60%, o del 70% en el mejor de los casos. Esto quiere decir que también se ha producido una alta abstención entre los votantes socialistas y no solo (que también) entre los electores del resto de candidaturas a su izquierda. El saldo neto es claramente favorable al PSOE porque ha sido capaz de disimular la abstención de buena parte de sus votantes con el aporte del voto de electores procedentes de otras formaciones de izquierda.

Una lectura errónea de los datos de las elecciones municipales conlleva, con toda seguridad, una mala estrategia electoral de cara a las generales

Una lectura errónea de los datos de las elecciones municipales conlleva, con toda seguridad, una mala estrategia electoral de cara a las generales. Tampoco las encuestas publicadas inmediatamente después de los comicios locales ayudan a despejar las incógnitas. Son fotografías inmediatas, reactivas cuya utilidad es efímera: medir el impacto más primario del 28M en los alineamientos electorales de la ciudadanía de cara a las generales. Pero son encuestas en caliente que ofrecen una imagen muy parcial, porque, entre otras cuestiones, faltan candidaturas por proclamarse y algunas tan importantes, como la de Sumar. Lo importante e interesante de estas encuestas no (solo) son las estimaciones del resultado electoral, sino las respuestas a las preguntas adecuadas que deben plantearse en estos sondeos. Si los partidos no afinan, las malas interpretaciones nos harán recordar los versos del poeta austriaco, Erich Fried: “ocupado en combatir a mi enemigo principal, me dio muerte por la espalda mi enemigo secundario”.