Opinión | GUERRA EN UCRANIA

¿Somos los europeos como la rana que va hirviéndose poco a poco?

"Explicar la inexplicable indiferencia de los pueblos del continente ante las decisiones de los gobiernos de enviar cada vez más armas a Ucrania en lugar de intentar apagar el fuego"

UCRANIA-CRISIS/UE

UCRANIA-CRISIS/UE / UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SERVICE

¿Somos los europeos por lo que respecta a la guerra de Ucrania algo así como la rana que va hirviéndose en la olla sin darse cuenta de cómo sube poco a poco la temperatura del agua hasta acabar cocida?

Me gusta esa metáfora utilizada por el periodista italiano Enrico Tomaselli para intentar explicar la inexplicable indiferencia de los pueblos del continente ante las decisiones de los gobiernos de enviar cada vez más armas a Ucrania en lugar de intentar apagar el fuego.

Y es hacerlo con el pretexto, característico del lenguaje orwelliano, de que sólo así se llegará por fin a una paz duradera, a ser posible ya sin Vladimir Putin en el Kremlin. Sorprende en cualquier caso el prolongado silencio de los ciudadanos de nuestro continente, que sólo puede entenderse por la falsa creencia de que mientras el conflicto siga confinado a Ucrania, los demás no tenemos por qué preocuparnos.

Mientras ucranianos y rusos se siguen matando en ese desgraciado país en el extremo este de Europa, Washington y Moscú continúan impertérritos los que Tomasilli califica de sus “juegos de guerra”.

Y existe evidentemente el peligro, del que por desgracia no parecen ser muchos todavía conscientes, de que esos juegos se les escapen un día de las manos y nos veamos todos de pronto metidos en un infierno que podría convertirse rápidamente en nuclear.

Los únicos que parecen ver con el necesario distanciamiento lo que está en juego son los chinos, pero difícilmente podrán hacer de mediadores cuando es su país el principal enemigo de Estados Unidos

Se ha tachado muchas veces en la prensa occidental de “loco” a Vladimir Putin, pero su comportamiento hasta ahora, aun teniendo en cuenta la horrible destrucción material y la brutal carnicería que ha provocado su invasión de Ucrania, ha sido hasta cierto punto racional.

Otro tanto cabe decir de Joe Biden, que mientras anima a los europeos a seguir armando a Ucrania, tiene buen cuidado de que los ucranianos no ataquen directamente con las armas suministradas blancos en territorio ruso.

Los únicos que parecen ver con el necesario distanciamiento lo que está en juego son los chinos, pero difícilmente podrán hacer de mediadores cuando es su país el principal enemigo de Estados Unidos.

Deberíamos ser en cualquier caso los europeos los principales interesados en el inicio de negociaciones, pero la UE de Ursula von der Leyen y Josep Borrell no parecen al menos de momento interesados. La solución tiene que venir y vendrá de Estados Unidos, y allí los vientos parecen poco a poco estar cambiando y lo harán aún más conforme se acerquen las elecciones presidenciales y el candidato republicano, Donald Trump, siga subiendo en las encuestas.

Significativamente, el influyente diario The New York Times publicó esta semana a toda página una carta abierta de un grupo de ex altos jefes militares y funcionarios del Gobierno estadounidense, entre los que estaba Jack Mattlock, que fue embajador de Ronald Reagan en la Unión Soviética.

La carta, financiada y firmada por miembros del grupo “Eisenhower Media Network”, que así se llama en recuerdo del presidente norteamericano que advirtió a sus compatriotas del peligro del complejo militar-industrial de ese país, abogaba por el inicio de negociaciones con Moscú “para poner fin inmediato a la guerra de Ucrania”. Sus autores califican la guerra de “desastre sin paliativos” por la destrucción material, las decenas de miles de muertos, los millones de desplazados, los enormes daños medioambientales que ha causado hasta ahora y el peligro de que degenere en una “guerra nuclear”.

Aunque culpan a Rusia de haberla iniciado con su invasión del país vecino, critican que EEUU no hubiese querido reconocer en su momento los intereses de seguridad de Rusia con la ampliación de la OTAN y se preguntan cómo habría reaccionado Washington si los rusos hubiesen instalado tropas en México o Canadá.

La carta, titulada “Estados Unidos debería ser una fuerza a favor de la paz en el mundo”, está también firmada, entre otros, por el conocido economista y profesor de la Universidad de Columbia Jeffrey Sachs, el general Dennis Laich, varios ex coroneles y ex tenientes coroneles, así como ex asesores de Seguridad Nacional y del Pentágono.