Opinión

Hablemos de Inteligencia Artificial y empleo

El uso de este tipo de herramientas puede aumentar la productividad en el trabajo en un 14%, beneficiando sobre todo a los empleados con menos cualificación

Un muchacho ante un logotipo de Inteligencia Artificial

Un muchacho ante un logotipo de Inteligencia Artificial / Manu Mitru

En 1889, durante la celebración de la Segunda Internacional en París, se acordó la conmemoración, cada 1 de mayo, de la ejecución de los llamados Mártires de Chicago en 1886, anarquistas estadounidenses que reivindicaban la jornada laboral de 8 horas. Los sindicatos, este año, plantean subidas salariales para recuperar el poder adquisitivo mermado por la subida de la inflación, en un entorno de mejora de los beneficios empresariales -sobre todo en las grandes empresas- y de cierta bonanza económica. Las terrazas y los hoteles llenos contradicen los discursos catastróficos.

Pero más allá de estas peticiones coyunturales, cuya justicia y oportunidad no se discute, harían bien las organizaciones sindicales en estudiar a fondo el futuro del empleo en estos momentos de aceleración tecnológica y de irrupción de potentes herramientas de análisis vinculadas a la Inteligencia Artificial. Por ejemplo, el desarrollo de los vehículos autónomos -que va mucho más lento de lo anunciado- está relacionado con un dato sorprendente: en muchos estados norteamericanos la principal profesión es la de conductor de camiones, en un país cuya red logística depende de las carreteras y no del ferrocarril. Los camiones autónomos supondrían una revolución laboral muy potente.

A raíz de la aparición de ChatGPT, un grupo de investigadores ha publicado un estudio tan llamativo como discutible. Esta mirada temprana al impacto potencial de estas herramientas en el mercado de trabajo aporta algunos datos tan sensatos como inesperados: profesionales como los traductores, los auditores, los asesores fiscales o los matemáticos están sometidos a la amenaza directa de su desaparición, debido a las capacidades crecientes de estas herramientas. Hay mucho ruido detrás de este estudio, cuyo investigador principal pertenece a OpenAI (la empresa que ha desarrollado ChatGPT, propiedad de Elon Musk y otros inversores), pero no todo lo es.

Otro informe, más solvente y reciente, aportado por el NBER (National Bureau of Economic Research), sostiene que el uso de este tipo de herramientas puede aumentar la productividad en el trabajo en un 14%, beneficiando sobre todo a los empleados con menos cualificación. La incorporación de este tipo de aplicaciones es ya un hecho, y conviene preguntarse si empresas, directivos, autónomos y trabajadores están realmente preparados. Cualquiera de nosotros debe estar atento a estas tendencias. La realidad invita a la previsión.