Opinión | LA VENTANA LATINOAMERICANA

Se recalienta la política argentina

"Si Junto por el Cambio tiene una serie de precandidatos potentes, como Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich o incluso María Eugenia Vidal, las perspectivas del peronismo son más inciertas tras el auto descarte de Cristina Fernández"

El expresidente de Argentina, Mauricio Macri.

El expresidente de Argentina, Mauricio Macri. / Europa Press

La renuncia del expresidente Mauricio Macri a ser nuevamente candidato y disputar las elecciones internas de Juntos por el Cambio, de cara a las elecciones presidenciales de octubre próx­imo, ha provocado un profundo terremoto en la política argentina. Su decisión no solo impactó puertas adentro de la coalición de la que él es el principal referente, sino también afectó a las otras grandes fuerzas políticas nacionales, como el peronismo/kirchnerismo, e incluso al ascendente líder antisistema, autodenominado libertario, Javier Milei.

Para comenzar, fueron múltiples las preguntas formuladas para intentar discernir las verdaderas causas de la renuncia. ¿Se debía a su elevado rechazo y al escaso respaldo popular que le otorgaban las encuestas? O, por el contrario, ¿el mismo acto de dar un paso al costado tenía que ver con su deseo de revalorizar su liderazgo a la vez que convertirse en un referente moral para la ciudadanía argentina? Sean cuales sean los motivos de semejante renunciamiento, éste ha tenido un efecto devastador sobre el peronismo/kirchnerismo, al que dejó prácticamente sin su discurso polarizador.

Un discurso que, por cierto, muchos otros también practican. Mientras Cristina Kirchner se debatía en no presentarse a nada, escudándose en una “proscripción” que de momento solo existe en su imaginación, o ser solo un referente simbólico en la provincia de Buenos Aires, aún quedaba una cierta expectativa de recuperar parte del favor popular que le permitiera al oficialista Frente de Todos obtener una votación más que discreta o, incluso, soñar con ganar si se daban ciertos condicionantes. Pero no ha sido así y más tras la renuncia de Macri. Tras ella y con la crisis actual, de momento las opciones del presidente Alberto Fernández o las de cualquier potencial candidato peronista son bastante reducidas.

Si Junto por el Cambio tiene una serie de precandidatos potentes, como Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich o incluso María Eugenia Vidal, las perspectivas del peronismo son más inciertas tras el auto descarte de Cristina Fernández. Tanto el actual presidente Fernández, que al menos declarativamente dice aspirar a la reelección, como el ministro de Economía Sergio Massa, incapaz de domeñar la inflación, gozan de un desprestigio incalculable. Y quienes les siguen en un segundo plano, como el ministro del Interior y uno de los principales referentes de La Cámpora kirchnerista, Wado de Pedro, o el embajador en Brasil Daniel Scioli, se caracterizan por un fuerte desconocimiento o claro rechazo ciudadano.

¿Se debía a su elevado rechazo y al escaso respaldo popular que le otorgaban las encuestas?

A quien parece estar beneficiando el estado catatónico del peronismo es a Javier Milei, a quien las encuestas muestran cada vez más fuerte y con una intención de voto que ya ronda el 20%. Su capacidad de arrastrar el voto bronca, el voto de protesta ante el establishment político, es cada vez mayor y refuerza sus opciones de pasar a la segunda vuelta. Si la alcanza, deberá enfrentarse a la coalición de macristas y radicales, salvo que Juntos por el Cambio se termine dividiendo y se convierta en un gran bote salvavidas para el Frente de Todos.

Pero, si esto no sucede, no debería descartarse una victoria de Milei, pese a encarnar una gran suma de virtudes negativas. Sin embargo, algo similar ocurrió con Donald Trump o Jair Bolsonaro, que pese a ser dados prematuramente por muertos políticos, finalmente terminaron ganando sus primeras elecciones. Con Milei podría ocurrir algo parecido, al compartir con los anteriores una gran capacidad de atracción con los descontentos con la política y con todos aquellos sectores más claramente opuestos al sistema.

O, por el contrario, ¿el mismo acto de dar un paso al costado tenía que ver con su deseo de revalorizar su liderazgo a la vez que convertirse en un referente moral para la ciudadanía argentina?

Este proceso se desarrolla en un contexto de alta polarización en el cual el odio al contrario, sea Macri o Cristina Fernández, está tan acendrado que muchos de sus potenciales seguidores podrían verse tentados de votar por Milei con tal de cerrar el camino de acceso al enemigo impenitente. Si Milei compite en la segunda vuelta contra un peronista podrían ser muchos los votantes de la derecha que tentados de votar por él. Pero, si Milei se terminara enfrentando en una segunda vuelta contra un seguidor de Macri muchos peronistas intentarían cerrarle el paso a la Casa Rosada al precio que sea.

En agosto, antes de las elecciones de octubre, se celebrarán las PASO, las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias. Su resultado ordenará el panorama político, despejará las incógnitas al interior de cada fuerza política y permitirá medir las posibilidades reales de cada uno en una gran encuesta de ámbito nacional. Pero recién en octubre, y probablemente solo después de la segunda vuelta, a celebrarse el 19 de noviembre, la ecuación será definitivamente resuelta.

Previamente será elegido el Parlamento, un resultado que tendrá una incidencia fundamental para el futuro a medio plazo de la Argentina. La composición tanto de la Cámara de Diputados como del Senado facilitará, o no, el proceso reformista que tanto necesita el país. De momento, la renuncia de Macri ha sacudido el tablero político, pero, sin una profundización del consenso entre las distintas fuerzas políticas y sociales será muy difícil sacar al país de la situación de colapso y frustración colectiva en que actualmente se encuentra.