Se desvela el motivo por el que los bares siempre ponen frutos secos como tapa

Una costumbre adoptada en todas partes del mundo es ofrecer una pequeña tapa de frutos secos en los bares. Y es que a pesar de la popular creencia de que solo sirven tapas en España, lo cierto es que podemos ver esta práctica en todas partes del mundo. Aunque no lo haya pedido, es muy normal observar como los hoteleros nos ofrecen pequeños platos, o tapas, de frutos secos cuando acudimos a sus locales. Y no es por cortesía o a modo de agradecimiento, sino que existe un motivo detrás de esta habitual práctica.

La verdad es que, la intención detrás de los frutos secos es muco más profunda de lo que pensamos. En cualquier bar o taberna nos podemos encontrar con la situación de acudir tanto solos como en compañía y al pedir una cerveza o refresco para refrescarnos o satisfacer nuestra sed. A pesar de que esta no es la solución para acabar con la sed, mucas veces pensamos que sí y continuamos con nuestra bebida. Es entonces cuando nos sirven unos cacahuetes o almendras sin que lo pidamos. Esta combinación es tan común que pocas veces -o nunca- nos hemos parado a pensar del porqué de esta práctica.

Los frutos secos dan sed

La principal característica de los frutos secos es que son muy salados, lo que hace que nuestras ganas de beber se incrementen. Al tener sed, tendemos a echar mano de lo primero que tenemos y aunque sabemos que solo el agua nos va a quitar la sed, lo ignoramos y bebemos de nuestra cerveza o refresco para quitarnos la sed.

Esto hace que con cada consumición de frutos secos o snacks salados se nos seque la boca. Esto ocurre porque absorbe la humedad de la boca y la garganta, lo que provoca una sensación de sed. Asimismo, esta tapa que parecía un detalle o cortesía, no es más que una estrategia para mantener la sed alta y hacer que sigamos consumiendo bebidas.

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Así actúa la sal con el alcohol

Pero ese no es el único motivo, ya que las bebidas alcohólicas tienden a tener un sabor amargo, lo que sumado al consumo de sal de las tapas provoca que los receptores del cerebro piensen que esos los sabores amargos se debilitan temporalmente, de forma que se vuelve más fácil beber alcohol. Por eso con cada consumo de algo salado, el siguiente sorbo de alcohol va a parecer mucho más suave.

Además, otro descubrimiento desvela que la combinación de sal y alcohol se complementa. Expertos apuntan que la bebida realza el sabor de la sal y la grasa en el paladar, lo que nos provoca una respuesta de desear más bebida y comida.