Tecnología y naturaleza

¿Puede la Inteligencia Artificial traducir el lenguaje de los animales?

Científicos israelíes tratan de desentrañar los factores que permitirían a la AI avanzar en este objetivo

¿Puede la Inteligencia Artificial traducir el lenguaje de los animales?

¿Puede la Inteligencia Artificial traducir el lenguaje de los animales? / Pixabay

Joan Lluís Ferrer

Muchas veces nos hemos preguntado de qué hablan entre sí los pájaros, los perros o los gatos. Pero, lamentablemente, no hay forma de entenderlos. ¿Puede la Inteligencia Artificial (IA) ayudar a descifrar el lenguaje animal y hacerlo comprensible para los humanos? Este es el reto que se ha planteado un grupo de científicos.

Los investigadores Yossi Yovel y Oded Rechavi de la Facultad de Zoología, la Facultad Wise de Ciencias de la Vida y la Facultad de Neurociencia Sagol de la Universidad de Tel Aviv (Israel) han investigado qué se necesitaría para que la IA comprenda la comunicación entre animales.

En un estudio titulado ‘La IA y el desafío del Doctor Dolittle’, publicado en Current Biology, el equipo investiga el potencial y las limitaciones de la Inteligencia Artificial en este campo.

El título de la investigación alude a una popular serie de libros infantiles con múltiples adaptaciones cinematográficas y de animación. En esa historia de ficción, un loro de África occidental llamado Polynesia, que es bilingüe porque habla en la lengua de su especie e inglés, le enseña al doctor Dolittle a comprender el lenguaje de las aves.

Carraca europea

Carraca europea / shutterstock

Los investigadores sugieren que, independientemente de las capacidades de los animales, los humanos o la IA, entender la comunicación de otra especie va mucho más allá de asignar un significado directo a los sonidos, que es lo que lo haríamos con otro lenguaje humano. Se necesitan múltiples factores de comunicación para conversar con el mundo animal, y los investigadores identifican tres obstáculos principales.

Contexto

El primer límite es el desafío de distinguir el contexto de la comunicación animal. Los humanos han estado registrando e imitando las comunicaciones de los animales durante décadas, y los investigadores, sin la ayuda de la IA, han podido obtener respuestas de varios animales basándose en esta técnica.

Por ejemplo, una rana robótica con apariencia femenina atrajo a ranas macho reales para intentar aparearse, y un pez robot interactuó con peces vivos durante su fase de aprendizaje, influyendo en sus movimientos.

Además, una abeja robótica pudo reclutar abejas reales para que siguieran sus instrucciones de ‘danza del meneo’ y volaran a un lugar específico en un campo. La ‘danza del meneo’ es la forma en que las abejas suelen transmitirse información sobre la ubicación de los alimentos, similar a dar instrucciones con gestos de las manos.

Abeja en plena polinización

Abeja en plena polinización / Pixabay

Estos ejemplos demuestran el potencial de los estímulos diseñados para provocar respuestas e incluso comunicar cosas a los animales en un contexto específico. Si bien la IA puede generar sonidos de comunicación parecidos a los de los animales, es más difícil determinar si se estos sonidos acercan a algún contexto más allá de sonar familiares o parecidos a los de un animal.

La IA puede generar el canto de un ave específica después hacer ensayos con grabaciones, pero determinar si el ave canta para establecer un territorio, atraer a una pareja o hacer una vocalización que transmita algo completamente diferente requiere información adicional.

Lo mismo sucedería con la comunicación no vocal de los insectos que se comunican mediante señales químicas. Descifrar si la sustancia química es una señal de apareamiento o una advertencia sobre el peligro, o bien es una emisión química aleatoria, puede resultar una tarea difícil sin observar el comportamiento de los insectos.

Actualmente, la IA requiere de aportaciones y definiciones humanas para comenzar a trabajar en la comunicación animal, como grabaciones de campo de cantos de pájaros. Los prejuicios humanos influyen fuertemente en la interpretación de estas señales porque, en algún momento, es necesario asignar al canto de los pájaros un contexto para que la IA establezca conexiones relevantes con los cantos de otros pájaros.

Provocar una respuesta natural

Los animales exhiben una amplia gama de comportamientos y sus respuestas pueden verse influenciadas por numerosos factores, incluido su estado fisiológico actual, su dinámica social y sus condiciones ambientales.

Las diferentes especies animales dependen de variadas modalidades sensoriales para comunicarse, como el sonido, las señales químicas o el lenguaje corporal. Detectar respuestas específicas relacionadas con la comunicación puede requerir una variedad de técnicas de observación. Los experimentos no pueden entrenar a los animales para que produzcan respuestas, pues ello sería incompatible con la comunicación natural y hace que las observaciones dependan de ensayos en el laboratorio.

Elefante con su cría

Elefante con su cría / Getty

Medir las respuestas también puede ser un desafío, ya que puede no haber una respuesta externa clara y mesurable. Los humanos pueden ser más propensos a pasar por alto respuestas sutiles. Los algoritmos de IA diseñados para interpretar respuestas correrán un mayor riesgo de tomar cualquier gesto sutil como respuesta o encontrar correlaciones allí donde en realidad no existen.

Gama limitada de contextos

El tercer obstáculo identificado tiene que ver con la comunicación animal centrada en un conjunto restringido de contextos, como la alarma y el cortejo. Esta limitación reduce la capacidad de comunicarse con los animales sobre una amplia gama de temas o contextos, lo que potencialmente limita la capacidad de comunicación entre especies.

 Al menos, puede que no se cumplan las expectativas si un traductor de IA está diseñado solo para decirnos que los pájaros comunican el equivalente a emojis de caras tristes y corazones todo el día.

Beneficios potenciales

Existen beneficios potenciales de comunicarse con los animales. Hacerlo de manera eficiente con las abejas u otros polinizadores podría beneficiar a la agricultura. Asimismo, distinguir el estado de ánimo o la disposición de los animales de granja podría ayudar en su cuidado, señalan los investigadores. Comprender el ruido en un bosque protegido podría alertar a los conservacionistas sobre una amenaza invisible. Los experimentos de investigación podrían mejorar significativamente si los ratones pudieran compartir determinadas cuestiones con los humanos.

Es más: esta técnica incluso tiene implicaciones como ensayo para un primer contacto con seres extraterrestres. Si no podemos comunicarnos con la vida inteligente en este planeta, ¿qué esperanza tendríamos de comunicarnos alguna vez con la vida llegada de otro mundo?

Estudio de referencia, en este enlace.

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