Opinión | MADRID CON GAFAS PLURALES

Aquella vieja ruta disquera

Las únicas compras que me interesaban de joven eran las musicales, y cada tienda de Gran Vía y alrededores tenía para mí su propio sonido

La tienda Escridiscos en su actual local de la calle Navas de Tolosa, 4

La tienda Escridiscos en su actual local de la calle Navas de Tolosa, 4 / Instagram Escridiscos

Cuando se acerca la Navidad y atravieso la Gran Vía siempre me asalta el mismo recuerdo. El de cuando, recién llegado a Madrid y todavía estudiante con presupuesto limitado, me aventuraba en la gran arteria comercial y alrededores para comprar, especialmente en estas fechas, el único objeto de consumo que me interesaba entonces: los discos

El rito conllevaba picotear en diferentes tiendas en base a una estudiada segmentación. La primera era siempre Discos del Sur, templo absoluto del indie (lo diré: el de verdad) y de las músicas más arriesgadas. Por entonces, segunda mitad de los 90, estaba en la calle Marqués de Leganés. De allí salieron mis álbumes de Pavement, de Elastica o de Aphex Twin. Luego había que pasar por Escridiscos, que ocupaba un local distinto al actual. Aunque la oferta era amplia, para mí era sinónimo de garaje, psicodelia, soul. De los Sonics o de Joe Bataan. 

La FNAC, tan francesa, me parecía un lugar más serio, así que allí invertía en recopilatorios de músicas ‘de mayores’: jazz, Brasil... Para uno de Jobim tuve que ahorrar durante meses. Madrid Rock, la última parada, era el sitio donde estaba todo, pero yo compraba CDs de oferta y bandas sonoras, un vicio muy personal que encontraba en un rincón de la planta de arriba. 

Celebro cada día la existencia de Spotify, pero la emoción de aquellas expediciones de búsqueda y descubrimiento era algo que ningún algoritmo puede igualar. La buena noticia es que, aunque algunas persianas hayan bajado, todavía se puede seguir haciendo.