LA VIDA CONTIGO

Qué fue de…. Tony Hernández, el superfán de Sara Montiel que logró casarse con la diva manchega

El cubano ganó dinero con aquel romance donde siempre planeó la sombra del montaje; actualmente no parece vivir su etapa más boyante

Toni Hernández y Sara Montiel.

Toni Hernández y Sara Montiel. / ARCHIVO

Érase una vez la historia de un profesor cubano de estudios cinematográficos, de nombre Tony Hernández, que imitaba a la perfección a Sara Montiel y estaba obsesionado con ella hasta límites que a más de uno le podrían parecer peligrosos. Ni en sueños podía imaginar él que, a través de unos amigos españoles, conseguiría el contacto de Sara y empezaría a intercambiar cartas y llamadas telefónicas con ella. Ya en 2001, durante una visita a España, Tony logró conocerla en persona y toda esa idolatría que despertaba en él aumentó todavía más. 

El cubano era 35 años más joven que Sara, que se sentía algo sola desde que enviudó del empresario Pepe Tous, fallecido de un cáncer de colon en agosto de 1992. Además, aunque poseía propiedades y joyas caras, no disponía de mucho dinero en efectivo en esa época. Esa circunstancia la llevó a pensar que organizar una boda con aquel seguidor suyo para vender la noticia a alguna revista del corazón podría ser una buena idea. 

Fue en el mes de octubre de 2002 cuando la pareja se casó por lo civil en el ayuntamiento de Majadahonda (Madrid), aunque el “sí, quiero” oficial se lo dieron varios días atrás, cuando acudieron al consistorio para supuestamente arreglar unos papeles. A la salida del edificio les esperaban algunos fotógrafos y curiosos que empezaron a gritar "¡Viva los novios!”. Sara, jugando al despiste para preservar la exclusiva, y demostrando que a pesar de llevar años sin rodar una película conservaba sus habilidades para la actuación, se limitó a poner cara de sorprendida y a soltar aquello de "¿Pero qué pasaaa? ¿Pero qué invento es esto?".

Según publicó la prensa especializada, los contrayentes cobraron unos 120.000 euros por la exclusiva, que fue portada de la revista ¡Hola!. Sara, que parecía totalmente decidida a disfrutar del momento, aparecía en las fotos ataviada con un vestido de Antonio Ardón y una corona de flores naturales, y había sido maquillada por su estilista y buen amigo Manuel Zamorano. "Me he casado porque quiero mucho a Tony y me siento muy a gusto a su lado”, comentó. “Yo no puedo esperar a casarme dentro de uno o dos años, porque yo no tengo futuro, sólo presente".

Críticas de sus amigos

Otro amigo de la manchega, Carlos Ferrando, contó en su libro La delgada línea rosa que, por decisión de Sara, él fue el único periodista que asistió al show en calidad de amigo: "Sus dos hijos se negaron, rotundamente, a formar parte de esa farsa. Lógicamente, también estaba la autora de la carísima exclusiva, Chelo García Cortés". Y agregó que, en sus meses con Tony Hernández, la manchega fue cambiando a peor: "Sus amigos de siempre dejamos de frecuentarla. Solíamos soltar cualquier excusa para no acompañarlos. Por mucho que ella me invitara a cenar huevos fritos en su casa, le decía que no me venía bien por hache o por be. No me gustaba la compañía de Tony ni algunos gestos raros que tenían entre ellos". 

Tony Hernández y Sara Montiel a punto de embarcarse en un yate en Palma.

Tony Hernández y Sara Montiel a punto de embarcarse en un yate en Palma. / JOAN CORTADELLAS

El cuarto matrimonio de Sara ensombreció su imagen en un país que la admiraba por las más de cincuenta películas, documentales y álbumes musicales con que contaba a sus espaldas. Varias publicaciones compararon su romance con el que su colega Marujita Díaz había mantenido con Dinio García, otra historia que levantó todo tipo de especulaciones debido a la diferencia de edad que separaba a ambos. Las revistas también pusieron a parir a Tony, que llegó a ser acusado de estar detrás del robo que su esposa había sufrido en agosto de 2001, cuando varios ladrones entraron en su ático madrileño y, tras amenazar a Sara y a sus acompañantes con unos punzones, se hicieron con el contenido de su caja fuerte.

"Le calificaron de ladrón, que si el atraco de mi casa lo había hecho él en complicidad con mi hermana Elpidia [...] que si era homosexual, que si había llevado las joyas y el dinero a Cuba. Y claro, mis hijos se dejaron influir por todos esos comentarios", comentó la manchega. Al hilo de los rumores sobre la orientación sexual de Tony que siempre circularon en la calle, Carlos Ferrando apunta en su libro que, cuando conoció al cubano en La Habana, "él tenía pareja, la misma que creo que sigue conservando. Eran vecinos míos y frecuentaban la casa alquilada en la que yo vivía muy cerca del malecón".

Separación 10 meses después

Diez meses después de la boda, Sara decidió separarse legalmente de su marido. Desde ese momento, se convirtió en visitante asidua de platós, en algunos de los cuales fue tachada de mentirosa, y aseguró que había dado el paso de divorciarse para poder recuperar a sus hijos, quienes llegaron a abandonar el domicilio familiar para no tener que convivir con Tony. Tampoco optó por el silencio el cubano, que regresó a su país natal pero también se embarcó en un tour por los programas de televisión españoles, previo pago de su importe. En varias de sus entrevistas dijo que no sabía el verdadero motivo por el que su exmujer había decidido poner punto y final a su relación, y que nunca estuvo con ella por un interés económico. "Lo de Antonio Hernández fue un acuerdo para que pudiera realizar sus sueños y quedarse en España", confesaría ella con el paso del tiempo, sin atisbo de rencor.

En una charla con Vanitatis, Tony comentó que la protagonista de El último cuplé y él no volvieron a verse las caras después de acudir al juzgado para firmar su separación, pero que sí mantuvieron un contacto telefónico hasta poco antes de que, en abril de 2013, ella cerrara los ojos a la vida. Añadió también que enterarse de su fallecimiento le llevó a caer en picado anímicamente y a necesitar ayuda terapéutica: "Estoy con una depresión total y sueño con ella muchas noches. Mi conciencia está limpia y nunca podrá decir nadie que me aproveché de ella. Algo que me tiene muy mal es que digan que desde que estuvo conmigo su imagen se denigró. El único utilizado fui yo. A mí Sara nunca me reprochó nada".

Según las fuentes consultadas, Tony reside actualmente en el municipio de San Antonio de los Baños, al sureste de La Habana, donde no nada precisamente en la abundancia, y dedica parte de su tiempo a atender a una persona mayor en su hogar. “Desde niño adoré a Sara, y hubiese sido incapaz de perjudicarla”, comentó Tony en su última entrevista, concedida el pasado mes de marzo. "Todavía hoy la adoro, la sigo escuchando y admirando. Incluso me gasto el dinero que no tengo en fotografías, y la gente me dice ‘¿No te da vergüenza? ¡Con lo mal que se portó contigo!’, pero yo les digo ‘Se portó así porque ella era así, pero, en el fondo, la adoro, la quiero y la perdoné siempre’".