LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Teresa Rivero, esposa del polémico Ruiz Mateos y la primera presidenta de un club en Primera División

La jerezana llegó a ser una de las mujeres más ricas y populares del país; hoy día, asegura estar en la ruina y encomienda a Dios el destino de su familia

Teresa Rivero junto a los jugadores del Rayo Vallecano.

Teresa Rivero junto a los jugadores del Rayo Vallecano. / EFE/ALBERTO MARTÍN

En la década de los años noventa, Teresa Rivero y José María Ruiz Mateos conformaban uno de los matrimonios más mediáticos y polémicos del panorama social español. El empresario roteño, quien después de que el primer Gobierno socialista expropiara su holding Rumasa le declaró la guerra al ministro de Economía de la época, Miguel Boyer, se convirtió en 1991 en el mayor accionista del Rayo Vallecano, previa aportación de 285 millones de pesetas. Tres años más tarde, nombró presidenta del club a su esposa, quien aceptó el reto al descubrir que su principal tarea consistiría en permanecer sentada en el palco durante los partidos del equipo. Teresa, hasta entonces ama de casa, no tenía ni idea de balompié: jamás había pisado un campo de fútbol y tan solo había visto un partido en su vida (donde por cierto se aburrió como una ostra). Sin embargo, desde 1994 fue mutando en forofa.

La primera presidenta de un club en Primera División, nacida en Jerez de la Frontera en 1935, es la menor de ocho hermanos criados en el seno de una familia acomodada. "Mi padre era abogado y mi madre, como todas las de la época, no trabajaba”, contó en una ocasión. “Su tarea consistía en preparar a sus hijas para ser buenas amas de casa. Teníamos servicio, pero no nos librábamos de hacer camas, de coser o de planchar; por eso, cuando me casé sabía hacer de todo. Mi madre fue muy estricta con nuestra educación. A las diez de la noche teníamos que estar en casa para cenar, y si no llegábamos a esa hora nos caían unas broncas tremendas”. A ella, por su propensión a la juerga, le tocó aguantar unas cuantas.

Teresa Rivera al lado de Enric Reyna, que conversa con Josep Maldonado, en la presidencia del Rayo Vallecano durante un partido del equipo madrileño frente al Barcelona FC.

Teresa Rivera al lado de Enric Reyna, que conversa con Josep Maldonado, en la presidencia del Rayo Vallecano durante un partido del equipo madrileño frente al Barcelona FC. / JORDI CONTRINA

Según ha comentado ella misma, en su día quiso estudiar Medicina, pero sus padres no le permitieron hacerlo porque para eso debía irse a vivir a Madrid, lo que entonces les parecía impensable. A los 21 años, después de noviar con un marino mercante y con un militar, conoció al hombre que le quitaría el sentío. "Yo solía ir a estudiar a casa de una amiga y esta chica tenía un hermano (José María Ruiz Mateos) que de vez en cuando nos venía a ver”, apuntó al respecto. “Lo típico, vamos. Él me piropeaba mucho y a mí al principio no me gustaba. He sido muy práctica en todos los aspectos de mi vida; no soy idealista ni fantasiosa, y cuando José María me decía alguna cosa bonita yo pensaba 'menuda tontería'. Pero poco a poco me fue ganando”

Trece hijos

Del muchacho le gustó al parecer su “gran sentido del humor” y que, a su modo de ver, era “un perfecto caballero”. Los dos tenían fuertes convicciones religiosas y, de hecho, José María llegó a convertirse en miembro supernumerario del Opus Dei tras fundar en 1961 la sociedad Rumasa, cuyos tentáculos se extendieron rápidamente a todos los sectores empresariales. Después de un par de años de noviazgo, la pareja de andaluces se casó y tuvo trece hijos, siete chicas a las que educaron para ser dóciles amas de casa y seis chicos instruidos para tomar las riendas de las empresas familiares. 

“Con ese tipo de temas hay que tener mucha comprensión”, respondió Teresa cuando le preguntaron qué haría si uno de sus hijos fuese homosexual. “Son cosas que te trae la vida y que te pueden pasar. Hombre, yo he educado a mis hijos para que eso no pase, aunque… Te puede tocar la china. Para mí sería una tragedia muy gorda, pero como creo que Dios está ahí arriba y Él sabe… Si te lo manda por algo será, tienes que sacarlo adelante como puedas. No lo iba a echar de mi casa, desde luego, pero lo que tengo muy claro es que su novio no entraría en ella".

Teresa Rivero en una imagen del programa El Traspiés.

Teresa Rivero en una imagen del programa El Traspiés. / ARCHIVO

Tampoco pensó Teresa en repudiar a sus vástagos cuando hace varios años los seis hermanos Ruiz-Mateos Rivero (Zoilo, José María, Alfonso, Pablo, Francisco Javier y Álvaro), que no supieron gestionar la compañía de su padre cuando este decidió retirarse de la primera línea de mando, entraron en prisión, condenados por estafa y alzamiento de bienes en la compra de dos hoteles en Mallorca y Las Palmas. Algunos allegados a la familia comentan que este suceso minó la moral de Teresa, quien en realidad afrontó su golpe más duro a finales de los ochenta, al separarse de hecho de Ruiz Mateos.

Infidelidades

La ruptura vino motivada por la actitud del empresario, quien, decepcionado con el mundo, abandonó sus creencias religiosas y le empezó a poner los cuernos con mujeres como Pino Riesco, su secretaria particular, o la mexicana Patricia Montes de Oca, que en uno de sus encuentros amorosos se quedó embarazada de una niña, Adela, que pasaría años reclamando legalmente una paternidad negada en todo momento por el empresario.

El trabajo de Teresa al frente del Rayo Vallecano ayudó a la jerezana a evadirse de los problemas y le permitió conocer los entresijos de la industria del fútbol. “El mundo del fútbol es un poco machista, y yo creo que no hay que ser machista, pero tampoco feminista”, opinó una vez. “La mujer tiene que dar estabilidad, ocuparse del marido y de los hijos. Si además le quedan fuerzas para desempeñar un cargo público, me parece muy bien que lo haga. La verdad es que yo nunca eché de menos trabajar porque, con 13 hijos, tú me dirás".

Teresa Rivero junto a su marido, el ya fallecido ex presidente de Rumasa, vestido con traje de presidiario.

Teresa Rivero junto a su marido, el ya fallecido ex presidente de Rumasa, vestido con traje de presidiario. / EFE/J. MARTÍNEZ ESPINOSA

Según Miguel Gutiérrez en su libro Saber y empatar, la simpática y refunfuñona empresaria, que hasta llegó a dar nombre al estadio del Rayo Vallecano, demostró que una mujer está "perfectamente capacitada para desempeñar las tareas del presidente tipo de la época: destituir entrenadores, denunciar presuntas persecuciones de los diversos poderes, enfrentarse a parte de la afición, amagar con marcharse, marcharse y volver, tratar de influir en las alineaciones, destituir más entrenadores, retrasarse en los pagos, criticar en público a los jugadores o discutir con ellos en programas de radio”.  

Impulso al equipo femenino

Lo cierto es que en aquella época el club madrileño dio un importante impulso a su sección femenina, incluido el fichaje en 2002 de Milene Domingues, conocida como Ronaldinha por su relación con el exfutbolista Ronaldo Nazario. Con el paso del tiempo, Teresa explicaría a los medios que había contratado a la jugadora brasileña “por cuestiones de mercadotecnia”, para promocionar el flan Dhul, otra de las empresas familiares, pero que como jugadora “no valía nada”. 

En cuestión de poco tiempo, el Rayo Vallecano pasó de ganar un sorteo para disputar la Copa de la UEFA a verse hundido en los últimos puestos de la Segunda División. Teresa pensó entonces en dejar el cargo, cansada además de soportar los insultos y la actitud hostil de la afición. Aunque fue realmente en 2011 cuando la quiebra de Nueva Rumasa, con la que José María trató sin éxito de resucitar su holding, llevó al clan a declarar la suspensión de pagos al club y a venderlo al empresario Raúl Martín Presa. Desde entonces, la reputación de los Ruiz Mateos fue cayendo en picado.

Un cartel de apoyo a Rumasa en el estadio del Rayo Vallecano.

Un cartel de apoyo a Rumasa en el estadio del Rayo Vallecano. / JOSÉ LUIS ROCA

La muerte en 2015 del patriarca del holding de la abeja (fallecido en un hospital cuando estaba siendo procesado por estafa, insolvencia punible y fraude) aceleró la caída en desgracia de su familia. Por un lado, la Audiencia Nacional acordó el embargo de los bienes y derechos económicos de la herencia de los seis hijos imputados en el llamado caso Nueva Rumasa. Por el otro, una de las hermanas de los susodichos, Begoña, se enfrentó a todos ellos al considerar que han ocultado dinero, y se convirtió en la única heredera habilitada para administrar la fortuna de su padre. Además, en marzo de 2017 se reconoció como nueva hermana legal a Adela Montes de Oca, quien decidió adoptar el apellido de su padre y anunció su intención de unirse a Begoña para reclamar la herencia del jerezano.

"Estoy en la ruina y mis seis hijos en la cárcel, pero son muy buenos niños", apuntó la expresidenta del Rayo Vallecano, quien recurrió la sentencia pero vio cómo el Tribunal Supremo la ratificaba en 2020. Ese mismo año, tras el confinamiento, tuvo que ser operada de urgencia de una fractura de cadera provocada por una caída, y se instaló en la casa de su hija Almudena, en Boadilla del Monte. En los últimos tiempos, la octogenaria jerezana ha intentado vivir tranquila, dejándose proteger por sus hijas y encomendando a Dios el destino de sus hijos varones, cuyo futuro judicial sigue siendo incierto.