Debate lingüístico

El declive del francés: ¿prejuicio o realidad?

Francia abre un museo dedicado a su lengua para desmontar teorías negativistas y dar una imagen moderna del idioma

Museo de la lengua francesa.

Museo de la lengua francesa. / EPC

Enric Bonet

Es uno de los debates recurrentes en Francia¿El francés está en peligro? ¿Ha quedado relegado como un idioma menor ante la hegemonía internacional del inglés y el crecimiento del español, árabe y chino mandarín? Por un lado, académicos y opinadores -mayoritariamente de derechas- alertan sobre su declive debido a su pérdida de influencia internacional, el uso de los jóvenes -con faltas de ortografía e invención de palabras- y nuevos fenómenos como el lenguaje inclusivo. Por el otro, lingüistas y otros expertos tachan de "alarmista" ese discurso y defienden que esta lengua dispone de una salud de hierro.

Mientras unos académicos alertan de la decadencia del idioma, otros defienden su salud de hierro

"La desgraciada lengua francesa está en pleno declive. (…) Está corrompida por el inglés y dentro de 20 años será un idioma bello pero muerto, como el griego antiguo. Lo estudiaremos, pero nadie lo entenderá", defendía en junio el escritor Jean-Marie Rouart, uno de los 40 integrantes de la Academia Francesa, en declaraciones a Le Figaro TV, la cadena del diario conservador. Aunque suenan exageradas, declaraciones de este estilo resultan habituales en los medios en Francia. Por este motivo, un colectivo de lingüistas publicó hacen unos meses en la prestigiosa editorial Gallimard un manifiesto, titulado 'Le français va très bien', merci, en que contestaban esta tesis sobre la decadencia lingüística.

El francés, con 300 millones de hablantes, es el quinto idioma más hablado por detrás de inglés, español, árabe y chino

"Sin duda, el francés no está en declive. No tiene tantos hablantes como el inglés, pero cuenta con millones de ellos más allá de las fronteras de Francia, sobre todo en África”, explica a EL PERIÓDICO el lingüista Michel Launey, profesor emérito de la Universidad París VII y uno de los integrantes del colectivo 'Les linguistes atterrés'que impulsó ese manifiesto. Aunque dejó de ser el idioma internacional de las élites y la diplomacia -como sucedió entre el siglo XVIII y principios del XX-, dispone de más de 300 millones de hablantes en el mundo. Es la quinta lengua por detrás del chino, inglés, español y árabe.

Un ambicioso museo

"Es una de las pocas lenguas globales, presente en varios continentes", defiende Xavier North, inspector de asuntos culturales. Junto con la lingüista Barbara Cassin, North diseñó la exposición permanente de la Ciudad Internacional de la Lengua Francesa. Este museo, ubicado en Villers-Cotterêts (norte de Francia), representa la iniciativa cultural más ambiciosa impulsada por el Gobierno de Emmanuel Macron. "Jamás se había dedicado un museo a la historia de nuestra lengua", destacó el presidente francés el pasado 30 de octubre durante la inauguración de ese centro en el castillo renacentista de la localidad, que estuvo medio abandonado durante la última década y que ha sido rehabilitado para este proyecto. En total, ha tenido un coste de 210 millones de euros.

El museo Villers-Cotterêts es la iniciativa cultural más ambiciosa impulsada por el Gobierno de Macron

El castillo de Villers-Cotterêts es un lugar marcado en rojo en la historia oficial de Francia. El rey François I firmó allí en 1539 un decreto que reemplazó el latín por el francés como la lengua de las actas judiciales. Suele presentarse esa medida como precursora del rol de este idioma como uniformador de la nación, aunque numerosos historiadores cuestionan tal relevancia. A primera vista, la creación de un museo sobre el francés en un lugar así parece un proyecto con tintes chovinistas.

Sin embargo, esos prejuicios se ven compensados por el 'savoir-faire' francés en los proyectos culturales. La utilización del francés en la literatura, teatro y cine, además del humor y los juegos de palabras. Su uso político como lengua de los grandes ideales —la misma Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789— y la contestación. Su evolución constante y los cambios en los significados de las palabras. La Ciudad Internacional se esfuerza por mostrar un idioma dinámico, que no está anclado en el pasado. También incluye una amplia sala dedicada a las 70 "lenguas regionales" (bretón, alsaciano, catalán…) del país vecino.

Imitar el modelo del español

"La cohabitación con otras lenguas lo ha mestizado", aseguran los comisarios en uno de los paneles de la muestra. En cierta forma, este museo representa una respuesta al actual debate sobre la situación del francés. "Ya no dispone del peso geopolítico del pasado, (…) pero tiene cada vez más hablantes", destaca North.

Según este alto funcionario, "la estructura del espacio francófono resulta muy distinta a la del mundo hispano. Entre los hablantes del español, cuatro de cada cinco de ellos lo usan como lengua materna. En cambio, entre los francófonos ese porcentaje es mucho menor". Se refiere a todos aquellos países africanos en que aprenden el francés en las escuelas, pero cuyos habitantes hablan otros idiomas autóctonos.

El lingüista Michel Launey considera que el francés debería imitar un modelo parecido al del español, menos rígido en sus normas y más diverso en sus registros. "El mundo hispano tiene la suerte de que la mayoría de sus hablantes se encuentran fuera de España. Eso le ha permitido desarrollar una visión más inteligente sobre la lengua", asegura este profesor emérito. Pese al carácter más centralizado de la cultura francesa, esta cuenta cada vez más con voces intelectuales y artísticas fuera del Hexágono -desde el filósofo camerunés Achille Mbembe hasta el cineasta quebequés Xavier Dolan, pasando por el escritor senegalés Mohamed Mbougar Sarr-. Una diversidad que representa el mejor antídoto ante el fantasma del declive.

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