CUMBRE DE GRANADA

España defenderá frente a Francia que hay que huir del proteccionismo mientras se reindustrializa Europa

En la cumbre de Granada, España enarbolará el documento Resilience 2030 emblemático de su presidencia, en el que propugna una autonomía estratégica “muy abierta”, según Moncloa

Pedro Sánchez con Emmanuel Macron y otros dirigentes en la cena en El Prado con motivo de la cumbre de la OTAN en Madrid. 

Pedro Sánchez con Emmanuel Macron y otros dirigentes en la cena en El Prado con motivo de la cumbre de la OTAN en Madrid.  / Brais Lorenzo /EFE

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Si China subvenciona deslealmente a su industria de coches eléctricos y avoca al cierre a los productores europeos, o si Estados Unidos lanza un programa de ayudas de Estado para tecnologías verdes “Made in USA” que podría desindustrializar el Viejo Continente, ¿cómo debe reaccionar la Unión Europea? ¿Cuánto proteccionismo debe aplicar? Esa es una de las cuestiones fundamentales por resolver, un asunto que ocupa frenéticamente a las altas esferas de la política internacional. Especialmente después de ver cómo la pandemia primero y la invasión rusa de Ucrania después dejaron a los 27 claramente desprotegidos y desprovistos. 

En la cumbre de Granada de este jueves y viernes, España va a defender ante los jefes de Estado o de Gobierno de que hay que protegerse y reindustrializar, pero también mantener a la UE abierta al mundo. Soplar y sorber a la vez. Generar cada vez más acuerdos comerciales y firmar contratos de suministros con los países productores, pero limitar al mismo tiempo el acceso de manos extranjeras a las empresas fundamentales, entre otras medidas defensivas.

En eso no están en sintonía el Gobierno de Pedro Sánchez y el del presidente francés Emmanuel Macron. El primero, ya desde que fuera presidente de turno del Consejo de la UE en la primera mitad del año pasado, pide reducir las dependencias de la UE tanto en defensa como en energía, tecnología o industria. En la cumbre de Versalles de 2022 se hablaba de autonomía estratégica. Año y medio después, le toca a España organizar la cumbre rotatoria. Y Moncloa opta por mitigar las pulsiones proteccionistas francesas. Ha añadido la palabra “abierta” al concepto de “autonomía estratégica”. 

Según Moncloa, lo que va a proponer Sánchez a los 27 estos días en Granada es una autonomía estratégica “muy, muy abierta”, una propuesta aperturista. Reconoce el Gobierno la necesidad de desarrollar capacidades internas, como propone Francia, pero la versión española sugiere hacerlo de una forma especialmente quirúrgica e inteligente. Que se complete ese esfuerzo de desarrollo de capacidades industriales internas con una ampliación de las relaciones comerciales con el exterior. Una apuesta por la arquitectura multilateral renovada y por la transición ecológica, insisten las mismas fuentes. No ven estos acuerdos comerciales internacionales como un obstáculo, sino como una vía para reforzar la autonomía de la UE. 

El ejemplo más claro de este debate es el intento de acuerdo comercial inconcluso con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay (Mercosur). Primero no salió porque en el Gobierno de Brasil estaba el ultra Jaír Bolsonaro, y ahora no termina de cuajar, sobre todo por las reticencias de París. Su argumento es que, o se les pide a los agricultores y ganaderos intensivos brasileños que cumplan con las mismas reglas medioambientales y fitosanitarias que los europeos, o se les penaliza por ello. Brasilia se niega: los amigos no se imponen condiciones duras entre sí. España prefiere ver el vaso medio lleno, y empuja junto con la Comisión para que ese acuerdo se cierre antes de final de año. En el contexto geopolítico actual, se deben buscar “zonas eurocompatibles” con las que garantizar los suministros, en palabras de Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, y no obsesionarse con los pequeños detalles. El mundo está cambiando y América Latina es una prioridad.

Luego está China. El gigante asiático pasa por uno de sus peores momentos económicos. El paro juvenil está en un inédito 20%. Las cosas no van bien. Todo le empuja a aumentar incluso su proverbial proteccionismo de Estado: subvencionar a sus empresas estratégicas, cueste lo que cueste. Pero en Bruselas ya se le ha levantado la tarjeta roja. Se ha iniciado una investigación por prácticas desleales por sus coches eléctricos, que inundan el mercado porque cuestan mucho menos. Otro tanto pasa con las tecnologías verdes. Preocupa mucho Estados Unidos y su Plan de Reducción de la Inflación, que es un eufemismo para un plan con el que se regará de miles de millones a las empresas de tecnología verde que produzcan en el país. Aquí España, Francia y el resto de la UE están en sintonía.

Resiliencia para 2030

80 páginas de un detalle inusitado

Pero no todos están de acuerdo con la letra de lo escrito en Resilience 2030. Hay que ver cómo se condensan finalmente las recomendaciones en la declaración final de la cumbre, que pelean los diplomáticos en Bruselas. 

España quiere que de la cumbre de Granada salga también una hoja de ruta clara para el proceso de ampliación de la UE. El año que viene hay elecciones europeas, y todo cambiará mucho en el próximo lustro de legislatura. El Gobierno español defiende que se cambie el sistema de voto actual, que favorece el veto de países a cuestiones claves de política exterior y seguridad. Mejor otro de mayoría cualificada (tantos países como mínimo, tanta población como mínimo). Hungría ha sido un problema a la hora de aprobar, por ejemplo, las sanciones a Rusia. O Italia: la ultraderechista Meloni sigue frenando la reforma del Pacto de Migración y Asilo, por diferencias de lectura internas sobre cómo tratar a los menores migrantes o cómo responder a las crisis como la de la ola de refugiados en Lampedusa. Tiene sentido la reforma del voto especialmente si se acepta la entrada en un futuro de muchos más países: Moldavia, los países de los Balcanes o Ucrania. 

BARCELONA, 19/01/2023.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c-d), abraza al presidente francés, Emmanuel Macron, durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de la Cumbre Hispanofrancesa, este jueves, en Barcelona.

BARCELONA, 19/01/2023.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c-d), abraza al presidente francés, Emmanuel Macron, durante la ceremonia de firma de acuerdos celebrada en el marco de la Cumbre Hispanofrancesa, este jueves, en Barcelona. / EFE/Alberto Estévez

Los líderes de la UE debatirán todos estos temas el viernes en un plenario que tiene el formato estándar de todas las cumbres informales europeas. Pero Granada tiene un añadido que la hace una cita especialmente relevante, casi una supercumbre. El jueves se dan cita 59 delegaciones de 45 países de la Comunidad Política Europea, que son todos los de la UE, más Reino Unido, Ucrania, Serbia, Armenia, Azerbaiyán o Turquía, entre otros, aunque estos dos últimos han cancelado su asistencia a última hora. El Viejo Continente casi al completo. Allí van a departir sin cortapìsas, fuera de cámara, en una suerte de foros que llaman clusters: en unos se debatirá sobre cómo afrontar los riesgos de la Inteligencia Artificial; en otro, sobre cómo impulsar la transición ecológica. Pedro Sánchez acudirá al que versa sobre los retos del multilateralismo y la geoestrategia (Ucrania, tensiones en el Cáucaso, reforma de la ONU). En el resto, le sustituirá el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, según ha podido saber este diario. Cuando termine, esperan en Moncloa, se habrán sentado las bases para la Europa del futuro. Como poco, se habrán publicado unas fotos históricas con medio centenar de líderes mundiales en la Alhambra de Granada.