LIMÓN & VINAGRE

Javier Milei, anarquista de alma capitalista

Imagino que anarcoaristócrata es quien vive sin Dios, amo, ni patria, pero con dinero, posesiones y criados que le hacen la vida menos penosa

Javier Milei candidato a la presidencia de argentina.

Javier Milei candidato a la presidencia de argentina.

Albert Soler

Albert Soler

En España somos muy dados a dar lecciones de democracia a los demás países, como si aquí no tuviéramos nuestras propias penas. Miramos por encima del hombro a italianos, franceses, húngaros, brasileños o norteamericanos, si en sus elecciones vence alguien que a nosotros no nos gusta (a los españoles nos encantaría poder elegir los presidentes de todos los países, ya que nosotros sabemos mejor que sus ciudadanos lo que les conviene). Sucede ahora con Javier Milei, el sorprendente vencedor de las primarias argentinas, a quien nos ha faltado tiempo para tacharlo de populista, excéntrico, ultra y otros epítetos que en el fondo no son sino una manera fina de calificar a los argentinos de imbéciles por no saber votar. En España, un mes después de las elecciones, todavía no sabemos quién va a gobernar, y parece que dependerá de lo que decida un prófugo de la justicia y de lo que el presidente español en funciones le conceda. Pero los imbéciles son los demás.

Con su triunfo, Milei se ha convertido en el favorito para las elecciones que el 22 de octubre deben elegir al presidente del país sudamericano. Quedan dos meses hasta la cita con las urnas, dos meses que, si los argentinos han aprendido algo de la madre patria, cada candidato dedicará, no a proponer soluciones para la crisis política y económica del país, sino a asegurar que sus rivales son el anticristo y que dependerá de los votantes si el 23 de octubre van a levantarse en 2023 o en 1800, bajo la dominación española.

Milei se declara anarcocapitalista, o sea, anarquista con dinero -imagino que lo tiene, el capitalismo no es cosa de pobres-, que debe de ser la forma más cómoda del anarquismo, ¿para qué comer las sobras del día anterior y dedicar el escaso tiempo libre a estudiar esperanto, si uno puede zamparse un asado y pasar las vacaciones en Mar de Plata? Aunque la verdad es que, puestos a afiliarnos a una escisión del anarquismo tradicional, uno preferiría ser anarcoaristócrata, que era lo que se declaraba Julio Camba, no en vano vivió un tiempo en Argentina, donde al parecer se dan esas curiosas ramificaciones de la doctrina libertaria. Imagino que anarcoaristócrata es quien vive sin Dios, amo, ni patria, pero con dinero, posesiones y criados que le hacen la vida menos penosa.

Asegura que no se peina jamás, y su aspecto denota que, por lo menos en eso, es un político sincero. En la Madre Patria sus patillas valdrían que le se le comparara con bandoleros de Sierra Morena, lo cual no es la mejor carta de presentación para un político. En cambio, al otro lado del charco, los mismos adornos pilosos le asemejan a los próceres del siglo XIX que lucharon por la independencia de las colonias americanas, como su compatriota San Martín, y eso sí es una señora carta de presentación. Se confiesa seguidor de Trump y Bolsonaro, y sus maneras son bastante similares a las de sus ídolos. Frases como "Vengo a sacar a esos delincuentes a patadas", refiriéndose a las fuerzas políticas tradicionales, le ha hecho ganar votos pese a no ser excesivamente correctas, por lo menos entre todos los argentinos que desearían ser ellos mismos quienes propinaran dicha patada. Se refiere a todos ellos como «la casta», palabra que a los españoles nos suena a políticos que también la usaron hasta que se convirtieron en parte de la misma.

Bautizando a su partido como La Libertad Avanza en unos tiempos en los que la mayoría nos conformamos con que no retroceda, demostró ser un optimista. Claro que ese optimismo ya lo había dejado claro el día en que se dijo partidario del amor libre. Los devotos del amor libre esperan con ilusión que el resto del mundo se sume a esa doctrina a ver si pillan, son el paradigma del optimismo. Mientras eso no suceda, Milei aspira a matar el tiempo presidiendo Argentina, que no es mal negocio. Atrás quedaron sus tiempos de guardameta en Chacarita y las versiones de los Rolling Stones que interpretaba con la banda Everest. Emotional Rescue debería abrir todas las campañas electorales: "¿Acaso no sabes que las promesas nunca fueron hechas para ser cumplidas?".

Como buen anarquista, Milei propugna el fin del Estado, en eso hay que reconocer que es un libertario ortodoxo. Tan libertario, que hace un año se mostró favorable a permitir la venta de órganos humanos, al considerarlo "un mercado más". "Mi primera propiedad es mi cuerpo", remachó. Patriota donde los haya, Milei sabe que Argentina, donde el despiece de vacuno se ha convertido en arte, sería una primera potencia a la hora de vender piezas humanas magníficamente cortadas y deshuesadas.

-Póngame cuarto y mitad de hígado, que tengo el mío muy mal.

-Aquí tiene. Y le regalo una córnea que me acaba de llegar.