DIPLOMACIA

Comunicación estratégica de guerra: así mantienen Alemania y Reino Unido el apoyo popular a Ucrania

Los países occidentales usan tácticas contrapuestas de información sobre el conflicto: desde el silencio de España al impacto británico

Volodimir Zelenski y el primer ministro britanico Rishi Sunak

Volodimir Zelenski y el primer ministro britanico Rishi Sunak / Ukraine Presidency/dpa

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Antes de que comenzara la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, ocurrió algo único desde el punto de vista de la comunicación estratégica (StratCom). Estados Unidos comenzó a compartir información de inteligencia en masa, desde altos secretos presuntamente obtenidos desde dentro del Kremlin a fotos satélite de alta precisión con el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania. Todo indicaba que Moscú había dado la orden de invadir. Pero, ¿por qué contarlo? Fue un caso paradigmático de uso de la información secreta para tratar de conseguir un objetivo estratégico. Trataban de detener a Vladímir Putin y alertar a ucranianos y al resto de los aliados de la OTAN, que hasta entonces se mostraban ajenos a la posibilidad de un conflicto en suelo europeo. Pura StratCom.

No funcionó, o al menos no sirvió para impedir el derramamiento de sangre. Pero sí contribuyó a alinear a los países occidentales y a impulsar un esfuerzo de apoyo bélico, político y financiero al país invadido. Las sociedades de los países aliados se volcaron y el apoyo al envío de armas se situó, de forma sostenida y generalizada, por encima del 60%.

"Aquello fue una herramienta para intentar disuadir a los rusos transmitiéndoles una idea: os estamos leyendo el pensamiento; tenemos fuentes muy bien situadas en vuestras más altas esferas de la toma de decisiones u os estamos interceptando las comunicaciones", opina Jesús Manuel Pérez Triana, analista de Seguridad y Defensa. "Transmitieron la información incluso con fechas concretas. Eso fue una novedad".

No ha sido la única acción de StratCom inédita de esta guerra. El caso más emblemático ha sido el del boletín de información de los servicios de inteligencia de defensa británica que el Ministerio de Defensa publica a diario en Twitter. El Intelligence update es un boletín de información con los avances sobre el terreno de la ofensiva rusa y la contraofensiva ucrania. Una forma de comunicación totalmente novedosa y brillante; un ejemplo a seguir, asegura de forma anónima un alto responsable de un gobierno occidental. Previamente filtradas, pero directas y con sustancia, la iniciativa ha conseguido crear un punto de información de confianza para el gran público. Y eso le da una poder de influir, además de una herramienta de propaganda clásica importante.

Los detalles a veces son abrumadores. "En los últimos cuatro días, elementos de la 72 Brigada Motorizada de Fusileros (72SMRB) se han retirado de forma desordenada de sus posiciones en el flanco sur de la operación de Bajmut", se lee por ejemplo en el informe en Twitter del 13 de mayo, respecto a la disputada ciudad del este de Ucrania. "Varios vehículos aéreos no tripulados (UAV) han atacado la base aérea rusa de Seshcha, a 150 kilómetros de la frontera norte de Ucrania", escribía la inteligencia militar británica en Twitter el pasado 3 de mayo.

"Para nosotros, la información que sacan suelen ser perogrulladas, nada que no se sepa desde el mundo de la OSINT (Inteligencia de Fuentes Abiertas, en sus siglas en inglés)", dice el analista de seguridad Pérez Triana. "Pero tener a un servicio de inteligencia militar narrando el conflicto es una novedad desde el punto de vista de la comunicación estratégica".

StratCom de España y Alemania

España ha mantenido, desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania, un perfil bajo como estrategia de comunicación. No se cuenta casi nada. A menudo, los envíos de armamento a Ucrania se conocen a posteriori, cuando llegan, o porque los anuncia el Gobierno de Volodímir Zelenski. La ministra de Defensa, Margarita Robles, subraya a menudo que esa es una estrategia deliberada. Se trata, dice, de material sensible y debe ser el país receptor el que gestione los tiempos de la información.

Por supuesto, todo se adereza de declaraciones políticas de apoyo a Ucrania. Las hace Pedro Sánchez, el presidente, siempre que tiene ocasión, incluso delante de Xi Jinping, el presidente chino amigo de Vladímir Putin. También entra continuamente el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, que siempre que tiene ocasión remarca que Rusia ha roto "el mundo basado en reglas" y que Ucrania es la víctima a la que hay que ayudar. Pero hasta ahí. El cuerpo diplomático está silente y no hay esfuerzo entre bambalinas para construir el relato, por ejemplo para contrarrestar a los que creen que Rusia se defiende de un presunto ataque de la OTAN.

No todos los países han adoptado esa estrategia de discreción. Y algunos han ido cambiando a medida que avanzaba el conflicto. El caso paradigmático es Alemania. Al principio de la ofensiva, mientras terminaba de aclararse en su postura hacia la guerra y diversificaba sus fuentes de consumo energético para ser menos dependiente de Rusia, se mantuvo alejada de los focos. El nuevo canciller, Olaf Scholz, llevaba sólo tres meses en el cargo cuando comenzó la guerra en su patio trasero. Se le acusó de arrastrar los pies y de ser ambiguo. Bloqueaba el envío de tanques Leopard 2 en poder de otros países, porque son de fabricación alemana y Berlín tiene derecho de veto a la exportación.

Kiev, Ucrania, 16 de junio de 2022.- Emmanuel Macron, Olaf Scholz, Klaus Iohannis y Mario Draghi con Volodímir Zelenski

Kiev, Ucrania, 16 de junio de 2022.- Emmanuel Macron, Olaf Scholz, Klaus Iohannis y Mario Draghi con Volodímir Zelenski / Ludovic Marin via REUTERS

Pero todo eso cambió hace aproximadamente un año. Berlín se fijó en Londres, y en cómo Zelenski ha recibido entre abrazos y como héroes a los distintos premier británicos que han ido desfilando por Kiev: Boris Johnson, Elizabeth Truss y Rishi Sunak. Reino Unido apoya mucho, y lo vende bien. Alemania está apoyando mucho también, pero no se deja ver tanto.

Como ha podido saber este diario, desde hace un año el Gobierno alemán ha lanzado una campaña de StratCom y está formando a sus diplomáticos para que sean más asertivos y más rápidos. Esto no se traslada sólo a la guerra de Ucrania, sino también a otros retos como el ascenso de China o la controvertida política alemana de fin de la energía nuclear. Se trata de un plan estructurado que pretende colocar el relato alemán en el tablero geopolítico con mayor eficacia.

Berlín ha tomado la decisión de que, cuando planea una acción política, debe acompañarla de una campaña de comunicación estratégica, en particular sobre Ucrania. Los transforman en argumentarios para los diplomáticos.

En el terreno de contrarrestar la desinformación emitida por el Kremlin, una StratCom bien engrasada es fundamental. Se trata de hacer pre-bunking en lugar de debunking (desmentir), porque un bulo siempre llega a más gente que el desmentido.

Quieren también coordinarse con el resto de los socios europeos. Y para ello han mantenido reuniones con Exteriores y Presidencia en España. Considera Alemania que hay una batalla por el relato entre las democracias y los regímenes autoritarios. Y con la comunicación estratégica quieren llenar el espacio político antes que regímenes autárquicos como China o Rusia.