GUERRA EN EUROPA

Ucrania engaña a Rusia: señuelo en el sur y ofensiva relámpago en el norte

Putin envió miles de soldados hacia Jersón porque allí parecía que iba a ser la gran operación ucraniana

Zelenski ataca por el norte y consigue recuperar 3.000 kilómetros cuadrados en 72 horas

El éxito militar permite a Kiev mandar a Occidente el mensaje de que su apoyo tendrá réditos, dicen los analistas

Volodomir Zelenski.

Volodomir Zelenski.

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Que las cosas no van bien para el Ejército ruso en el este de Ucrania ha quedado claro en un debate en televisión este fin de semana. Un exdiputado de la Duma ha cargado contra la forma en la que se está dirigiendo la guerra. “Es absolutamente imposible vencer a Ucrania con los recursos actuales y con estos métodos de guerra colonial”, ha dicho Boris Nadezhdin, ante la sorpresa del resto de contertulios y rompiendo el tono monocorde que domina estos programas a favor del Kremlin. “Las Fuerzas Armadas rusas se enfrentan a un Ejército ucraniano poderoso, armado con las mejores tecnologías occidentales” y no se puede ganar “solo con contratistas militares y mercenarios”, ha añadido. Atónito, el presentador le ha preguntado: “¿Está sugiriendo una movilización general?” - “Sugiero conversaciones de paz para detener la guerra”, ha concluido Nadezhdin. 

La estampida de las tropas rusas en el frente norte del país de los últimos días parece corroborar la visión del exdiputado. Kiev ha conseguido engañar a Moscú, en una gran operación de desinformación militar. 

Primero, Ucrania estuvo días anunciando una contraofensiva para recuperar las zonas ocupadas del sureste del país, en la provincia de Jersón. Lanzó incluso varios ataques y bombardeó varios puentes controlados por su enemigo. Entonces, el Kremlin decidió enviar a miles de sus mejores soldados desde el frente norte al sur, para prepararse a resistir. Mientras, los generales ucranianos fueron discretamente acumulando batallones en el frente norte, en la provincia de Járkov, a unos 600 kilómetros de Jersón. Y es allí, en el norte, en Járkov, donde ha lanzado el auténtico contraataque. 72 horas de ofensiva total en una operación que “será estudiada en los libros de historia militar”, según el analista John Lyons en ABC.

Para empezar, porque Ucrania ha conseguido en tan solo tres días recuperar 3.000 kilómetros cuadrados de territorio ocupado. Es más de lo que ha logrado avanzar Rusia desde el mes de abril, en cinco meses de guerra; o en tres, si se tiene en cuenta que en julio el Kremlin declaró una “pausa operacional” en el frente de batalla.

Segundo, porque la zona recuperada es clave en la estrategia rusa. Ciudades como Izium y Kupiansk, recién liberadas, están en la ruta ferroviaria de abastecimiento de las tropas rusas. Esto va a impedir que Moscú pueda mandar avituallamiento y material bélico (tanques, vehículos blindados, munición) al frente del Donbás de forma sencilla.

Además, Kiev manda un mensaje rotundo a Estados Unidos y Europa. “Ucrania está convenciendo a la comunidad internacional de que son capaces de realizar progresos en el campo de batalla, y eso es fundamental para que Zelenski se asegure un apoyo internacional sostenido a largo plazo”, asegura a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Jack Watling, investigador especializado en guerra terrestre del prestigioso instituto de estudios militares RUSI de Londres. 

La inyección de moral para las tropas ucranianas y el golpe psicológico para las rusas ha sido importante. Los portavoces extraoficiales de la guerra, periodistas o analistas militares con cientos de miles de seguidores en las redes sociales, se han encargado de amplificar y divulgar todos los aspectos de la retirada rusa. Hay decenas de vídeos que ensalzan las victorias ucranianas y denigran la estampida rusa. Se han visto tanques del ejército ocupante huir del campo de batalla cargados de soldados. A tal velocidad que se caían los que iban encaramados al techo y el blindado finalmente se empotraba contra un árbol. También se han visto imágenes de ciudadanos ucranianos de las ciudades recién liberadas recibiendo a los soldados como héroes, bañándolos en abrazos y flores. 

Jersón no ha sido solo un señuelo. Hay un asalto real en marcha. Dice Ucrania que ha recuperado 500 kilómetros cuadrados de territorio, algo que los ocupantes niegan. Pero la ofensiva allí pretende también algo que sería un golpe muy duro para Ucrania. “La ofensiva en el Oblast (región) de Jersón es importante porque da al traste con los planes del Kremlin de llevar a cabo un referéndum para anexionárselo”, aporta Jack Watling.

Tropas ucranianas se hacen una foto de grupo tras liberar la ciudad de Hoptivka este 11 de septiembre de 2022.

Tropas ucranianas se hacen una foto de grupo tras liberar la ciudad de Hoptivka este 11 de septiembre de 2022. / Reuters / Ministerio de Defensa Ucrania

A pesar de los éxitos ucranianos en el campo de batalla de las últimas horas, es pronto para decir si esto es el principio del final; ni siquiera para asegurar que es el final del principio. La guerra puede ser larga. A Vladímir Putin le quedan aún bastantes ases en la manga. Podría llamar a levas; declarar la guerra como tal (de momento es solo una “operación especial”) y reclutar a centenares de miles de jóvenes del país para ir al frente. “No hemos hecho más que comenzar”, aseguró en el mes de julio el líder ruso, despreciando a aquellos que insinúan que Ucrania, con el apoyo, las armas y la inteligencia de Estados Unidos y la Unión Europea pueden derrotar a las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. 

“Es demasiado pronto para hablar de cuál será el final de la partida. No creo que se resuelva como pronto hasta al menos 2024, salvo que Rusia decida retirarse”, concluye el analista de RUSI. 

Una de las cosas que han cambiado respecto a los últimos meses es que empiezan a escucharse voces en Rusia y en los territorios adeptos reconociendo la dificultad a la que se enfrentan. El presidente de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD), Denis Pushilin, ha reconocido este lunes que la situación en la línea de frente es "difícil" por la contraofensiva llevada a cabo por las fuerzas ucranianas. 

También ha habido críticas públicas de los aliados de Putin. “Si entre hoy y mañana no hay cambios para conducir la operación militar especial, nos veremos forzados a dirigirnos a los líderes del país a explicarles la situación sobre el terreno”, ha dicho el jefe checheno Ramzan Kadyrov, designado por el Kremlin. “No soy un estratega como esos del Ministerio de Defensa, pero está claro que ha habido errores. Espero que saquen sus conclusiones”, ha dicho en un mensaje de Telegram de 11 minutos recogido por el diario Novaya Gazeta Europe. 

Al menos 85 concejales de San Petersburgo o Moscú han firmado ya una petición para que Putin dimita.

La inteligencia ucraniana dice que el máximo comandante del Distrito Militar Occidental ha sido destituido. Se trata del teniente general ruso Roman Berdnikov, que había comandado la intervención de Rusia en Siria y que había sido nombrado hace tan solo 16 días para dirigir la invasión. La información no ha podido ser verificada de forma independiente.

De momento, la ofensiva ucraniana continúa, y suma ya al menos 50 localidades arrebatadas al control ruso. Sobre el terreno, están consiguiendo también material bélico abandonado en plena huida, desde decenas tanques rusos en buen estado hasta munición. Esto se suma al material pesado moderno occidental que ha ido llegando estas semanas en las que la guerra ha estado estancada. Con ello, y la encerrona con la que han engañado los generales ucranianos a los rusos, el Ejército de Volodímir Zelenski ha pasado claramente a la ofensiva. Las próximas semanas serán claves para saber si esta es sostenible y si Vladímir Putin reacciona de algún modo. Nada es descartable. Desde el uso brutal de la amenaza nuclear (tiene el control de la central de Zaporiyia y las armas nucleares tácticas en alerta) hasta una potencial negociación, que no ha sido del todo rechazada este lunes por el Kremlin.