GUERRA EN UCRANIA

'Desnazificación', limpieza y represión durante una generación, el plan a largo plazo de Rusia para Ucrania

Los objetivos de Rusia tras una hipotética victoria pasan por asumir el control total del país, borrar el nombre de Ucrania y "reeducar" a la población hasta "liberarla" de la intoxicación occidental

Desfile militar ruso en el aniversario de la IIGM

Desfile militar ruso en el aniversario de la IIGM / Yuri Kochetkov | EFE

Héctor González

Héctor González

La principal excusa empleada por Vladímir Putin para justificar la invasión de Ucrania ha sido la necesidad de "desnazificar" el país y garantizar la seguridad de los ciudadanos pro-rusos del Donbás, así como de la propia Rusia. Hasta ahora, las implicaciones prácticas de este planteamiento no estaban claras más allá de la ofensiva militar desplegada sobre el país vecino. Sin embargo, un artículo publicado por RIA Novosti, grupo multimedia de control estatal al que también pertenece el canal Russia Today, arroja cierta luz sobre los planes a largo plazo del Kremlin.

Bajo el título '¿Qué debería hacer Rusia con Ucrania?' (en inglés aquí), Timofey Sergeytsev, analista ruso, miembro del Club Zinoviev, un think tank vinculado a la agencia de noticias Rossiya Segodnya, y asesor de investigación del Centro Internacional de Investigación y Educación Zinoviev de la Universidad Estatal de Moscú, expone detalladamente los pasos que pretende dar para castigar a las autoridades ucranianas, imponer el dominio ruso sobre el país y "reeducar" a la población a lo largo de más de una generación.

Para este analista, la 'desnazificación' de Ucrania ha pasado ya "a un plano práctico". Esto supone, consecutivamente y siempre según su óptica, la victoria militar sobre Kiev, la liberación del territorio, la eliminación de los nazis y la creación de "las condiciones sistémicas para la posterior desnazificación en tiempos de paz". Y es que, según Rusia, el problema en Ucrania no sería solo un Gobierno de "ideología nazi", sino que el conjunto de los ucranianos forma una "masa nazificada" sobre la que se deben tomar medidas, habida cuenta de que "técnicamente no puede ser objeto de castigo directo".

Testimonio desgarrador de la esposa de uno de los cientos de muertos de Bucha

/ Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

Una afirmación, esta última, que queda en entredicho a la vista de las masacres contra población civil descubiertas en Bucha y otras ciudades de los alrededores de Kiev liberadas por el ejército ucraniano de manos de las fuerzas rusas. No obstante, Sergeytsev afirma que el castigo estaría reservado para todos aquellos que hayan tomados las armas, ya sean las fuerzas militares o los batallones nacionales que las apoyan. A todos ellos los acusa del genocidio del pueblo ruso y de extrema crueldad contra la población civil, y asevera que deben ser "castigados de forma ejemplar y exponencial".

El artículo llama a una "depuración total", no solo de la cúpula de Gobierno, sino de una parte significativa de la población, a la que tilda de "nazis pasivos, cómplices del nazismo" y merecedora de soportar las "inevitables penalidades de una guerra justa contra el sistema nazi". Para este segundo grupo, la 'desnazificación' consistiría en una reeducación forzosa a través de la "represión ideológica" y una "censura estricta", tanto en la esfera política como en la de cultura y la educación.

Esta "reeducación", señala Sergeytsev, pasa por el control total por parte de Rusia, ya que el Estado 'desnazificado' no puede ser soberano ni cuestionar la ideología ni la autoridad impuestas por el vencedor. El analista va aún más lejos y expone que los plazos para completar este proceso debe prolongarse, al menos, durante una generación, "la cual debe nacer, crecer y alcanzar la madurez en las condiciones de desnazificación". Este tiempo sería el mínimo necesario para "compensar" los 30 años de propaganda y nazificación desarrolladas por el nacionalismo ucraniano desde la independencia del país de la URSS en 1989.

Un nazismo descentralizado y mucho más peligroso

En palabras de Sergeytsev, la particularidad del nazismo ucraniano reside en su naturaleza "amorfa" y "ambivalente", que hacen posible que la ideología nazi se "disfrace" de un deseo de independencia y acercamiento a Europa y Estados Unidos. Precisamente, el bloque occidental y su "degradación" serían los responsables de diseñar y promover el nazismo en Ucrania, lo que anula la posibilidad de basar la desnazificación en la fórmula "OTAN no, UE sí".

En este supuesto modelo, no existe la figura de un 'Führer' ni un partido nazi oficial ni leyes raciales al uso, más allá de "la represión contra el idioma ruso". Esta naturaleza descentralizada convertiría al "ukronazismo" en una versión libre de marcos y restricciones en la que no existe oposición al régimen y que representa "una mayor amenaza para el mundo y Rusia".

La necesidad de "borrar" el nombre de Ucrania

Entre los planes expuestos por Sergeytsev, se incluye la necesidad de borrar el nombre de Ucrania, que no podría ser "el título de ninguna entidad estatal totalmente desnazificada". Según el analista, la historia ha demostrado que "Ucrania es imposible como Estado nación", una construcción artificial manejada por Occidente en contra de Rusia y que tiende naturalmente al nazismo.

Por tanto, "la desnazificación deber ser inevitablemente también una desucranización", por la cual el país sea "devuelto a sus límites naturales y privado de funcionalidad política". En su lugar, se deberían crear unas repúblicas populares sujetas al autogobierno económico, pero plenamente dependientes de Rusia para el proceso de restauración. En estos territorios no podría haber "neutralidad ideológica" ni 'Planes Marshall' occidentales, sino que estarían obligadas a "contar con el apoyo militar y organizativo directo de Rusia".

Además de la desnazificación y el borrado de Ucrania como nación independiente, Sergeytsev también sostiene la necesidad de eliminar a la élite ucraniana heredera de Stepan Bandera, considerado por algunos como un héroe nacional que combatió a soviéticos, polacos y nazis, y por otros como un fascista que se alineó con el nazismo y participó en el Holocausto de Ucrania. "La experiencia histórica muestra que las tragedias y los dramas de la guerra benefician a los pueblos que han sido tentados y arrastrados por el papel de enemigo de Rusia", afirma el artículo.

Retrato de Stépan Bandera, el líder nacionalista ucraniano.

Retrato de Stépan Bandera, el líder nacionalista ucraniano. / EFE/ Museo Nacional de Historia de Ucrania

Una paz basada en la coacción militar

Según Sergeytsev, el proceso de desnazificación tras la "operación militar" deberá guiarse por los mismos principios que esta. Lo primero sería organizar los cuerpos locales de autogobierno, "limpios de elementos nazis" y guiados por el marco legislativo y jurisdiccional ruso. Asimismo, se crearía un tribunal especial que juzgue los crímenes de guerra cometidos en la "antigua" Ucrania, en el que Rusia ejercería como "guardián de los Juicios de Nuremberg".

Este proceso necesitaría, necesariamente, el apoyo de la población. Por supuesto, "la gente tardará algún tiempo en recuperarse del impacto de las hostilidades", matiza el artículo, y en convencerse de que "no serán abandonados" por Rusia. No obstante, Sergeytsev señala que es imposible prever qué porcentaje de la ciudadanía les brindará este soporte y cuántos seguirán siendo una "masa hostil", pero siempre dentro de "una Ucrania neutral y desmilitarizada". Para garantizar esto, sería necesaria "una presencia militar rusa permanente en su territorio" y la amenaza de "continuar con la operación militar en caso de incumplimiento".

En línea con lo anterior, Sergeytsev ofrece un listado detallado de pasos, que abarca cuestiones como la integración del espacio informativo ruso, la retirada del "material educativo nazi", la implantación de una "investigación masiva" y la consiguiente "depuración", la aplicación de normas antifasctistas o la creación de "organismos permanentes de desnazificación por un período de 25 años".

La vocación de un nuevo orden mundial frente a un Occidente decadente

En todo este proceso, "Rusia no tendrá aliados", apunta el artículo. Y es que se trata de un proyecto exclusivamente ruso en el que no solo se "erradicará la Ucrania nazi", sino también y especialmente, "el totalitarismo occidental". Un totalitarismo marcado por la degradación de la civilización que obliga a Rusia a "desprenderse finalmente de las ilusiones proeuropeas y prooccidentales" y hacerse consciente de que es la única salvaguarda restante de los valores de la vieja Europa, ya abandonados por Occidente.

"Rusia hizo todo lo posible por salvar Occidente en el siglo XX", afirma Sergeytsev, en referencia al papel ruso en la derrota de la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial, "el monstruoso retoño de la crisis de la civilización occidental". Y todo ello lo hizo a su propia costa, llevando a cabo "los mayores sacrificios". Un altruismo que solo ha recibido rechazo por parte de Occidente, que ha "devaluado su contribución" y se ha "vengado" de Rusia, apunta el artículo.

En consecuencia, ha llegado el momento de que "Rusia siga su propio camino, sin preocuparse por el destino de Occidente". Para ello, añade Sergeytsev, el país cuenta con un alto potencial de alianzas entre "los países que Occidente ha oprimido durante siglos" y que Rusia ha ayudado a liberar. "La desnazificación de Ucrania es al mismo tiempo su descolonización, que la población de Ucrania deberá comprender a medida que comience a liberarse de la intoxicación, la tentación y la dependencia de la llamada elección europea", remata Timofey Sergeytsev.

Dmitry Medvedev, antiguo presidente de Rusia y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, ha publicado este martes un texto en su canal oficial de Telegram (en ruso; traducido al inglés aquí) en el que apoya la tesis defendida por el artículo y ensalza el asesinato del activista nacionalista ucraniano Yevhen Konovalets por parte de los servicios secretos soviéticos en 1938. "La parte apasionada de los ucranianos ha estado rezando por el Tercer Reich durante los últimos 30 años", afirma Medvedev, según el cual "Vladímir Putin ha fijado firmemente el objetivo de desmilitarización y desnazificación de Ucrania". Un fin que no solo se resolverá en el campo de batalla: "El objetivo es la paz de las futuras generaciones de ucranianos y la posibilidad de construir finalmente una Eurasia abierta, desde Lisboa hasta Vladivostok". Para que esto sea posible, será necesario "cambiar la conciencia sangrienta y llena de falsos mitos de una parte de los ucranianos actuales".

Un reto para la unión de Europa

En relación con esta información, EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha consultado a Julio Guinea, profesor de Derecho Internacional Humanitario y Derecho de la Unión Europea de la Universidad Europea, quien ha advertido del peligro de división interna de la UE y alargamiento de la guerra si se da pábulo a las teorías diseminadas por Rusia. “Hay que darle la vuelta a estos argumentos para desmontar la retórica propagandística en la que Rusia se presenta como la salvadora de Ucrania y sacar a la luz los crímenes de guerra que está cometiendo”, asevera el experto.

El plan de Moscú actualmente es generar “incertidumbre y desconfianza”, sembrando así dudas entre los socios europeos y limtando las posibilidades de adoptar paquetes de sanciones más severas. El objetivo único y prioritario de la ONU y los líderes europeos tendría que ser “parar inmediatamente la guerra”, anteponiendo para ello el poner freno a la agresión frente a las consideraciones económicas.  “Todo depende de la voluntad política y de no permitir que la teoría rusa de la desnazificación de Ucrania siga dando validez a la invasión”, sostiene Julio Guinea.