Vulneraciones contra los palestinos
La expansión colonial de Israel sigue a pesar de la oposición de EEUU
Bennett ha hecho oídos sordos a los intentos de disuadirle de la administración Biden y ha aprobado la construcción de 3.130 viviendas para colonos en la Cisjordania profunda
Andrea López-Tomás
Las grúas y las excavadoras nunca dejan de funcionar en la Cisjordania ocupada. No importa quién esté en el Gobierno. Tampoco es relevante lo que opine el Departamento de Estado de Estados Unidos (EEUU). Pese a la oposición de la Administración Biden, Israel no detiene su expansión colonial en los territorios ocupados. El primer ministro israelí, Naftalí Bennett, avanza en los planes para construir 3.130 viviendas en la Cisjordania profunda, truncando un poco más los sueños de un Estado palestino. Este primer gesto expansionista desde que Bennett y Biden están en el poder ha exacerbado las tensiones con su mayor protector y las diferencias en el seno de su Gobierno.
Antony Blinken llamó a Benny Gantz en un intento de disuadirle de sus intenciones. El secretario de Estado estadounidense expresó la noche del martes al ministro de Defensa israelí su oposición a la reanudación de la política de asentamientos. En la Casa Blanca ya no está
Donald Trump, que aplaudía cada gesto expansionista del Gobierno israelí. Y al frente del Gobierno israelí tampoco está ya Binyamín Netanyahu, partidario de la anexión de Cisjordania. Desde junio, el exlíder de los colonos, Naftali Bennett, gobierna Israel y debe escuchar a su electorado.
“Nos oponemos firmemente a la expansión de los asentamientos, que es completamente inconsistente con los esfuerzos para reducir las tensiones y asegurar la calma, y daña las perspectivas de la solución de dos estados”, dijo el martes Ned Price, portavoz del Departamento de Estado. Pero este reproche no es el primero que hace la Administración Biden hacia el Gobierno de Bennett esta semana. Los estadounidenses criticaron la designación a cargo de Israel de seis grupos palestinos de derechos humanos como organizaciones terroristas y exigieron explicaciones.
700.000 colonos
Mientras, sobre el terreno, los palestinos sufren el cerco a su sociedad civil y a sus tierras. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, ha pedido a los líderes internacionales “confrontar estas decisiones y prácticas israelís que buscan robar tierras palestinas y empujarnos a un estado de inestabilidad y tensión, que afectará negativamente a todos”. Los casi tres millones de palestinos son forzados a malvivir junto a 700.000 colonos judíos distribuidos entre Cisjordania y Jerusalén Este. Cuanto mayor es la población de colonos, más difícil será desmantelar los asentamientos en un hipotético acuerdo de paz.
Además, la violencia de los ocupantes sobre la población nativa aumenta cada semana en plena campaña de la recogida de la oliva, clave para la economía palestina. Jerusalén se ha convertido en escenario de provocaciones desde que las autoridades permiten que la oración judía continúe en el recinto de la Mezquita de al Aqsa. Fue Trump quién abandonó la posición estadounidense contraria a los asentamientos, vigente durante décadas. Durante su mandato, Netanyahu emprendió una agresiva política expansionista. Solo en el 2020 se avanzaron planes para 12.000 hogares de colonos, según Peace Now, la cifra más elevada desde el 2012.
Tensiones en el gobierno israelí
Pero antes de alcanzar la otra orilla del charco, las tensiones empezaron en el seno del Gobierno israelí. Desde junio del 2020, Bennett está al frente de un Ejecutivo multicolor aliado en su oposición a Netanyahu. En el seno de la coalición, conviven izquierdistas, centristas e islamistas árabes a favor de la solución de dos Estados, derechistas como el actual primer ministro en contra de cualquier soberanía palestina, y centroderechistas como Gantz, quién pese a expresar su apoyo a algún tipo de Estado palestino, es el encargado de aprobar la expansión de las colonias.
Unidos por su odio a Netanyahu, decidieron no tomar grandes decisiones en temas polémicos como el conflicto israelí-palestino, pero Bennett parece haber olvidado las promesas a sus socios. Durante los primeros meses, el mandatario ha protagonizado gestos modestos hacia los palestinos, algunos inéditos después de tres lustros bajo el reinado de 'Bibi', como se conoce popularmente a Netanyahu. Ha aumentado el número de permisos de trabajo israelí para los palestinos, ha concedido documentos de identidad a miles de indocumentados en Cisjordania, ha permitido reuniones de alto nivel entre Gantz y Abás, y hasta ha prometido 156 millones de dólares a la empobrecida ANP.
Sin consulado para los palestinos
Ante la llamada furiosa de Blinken, Gantz respondió que se están discutiendo planes para 1.300 nuevas viviendas en aldeas palestinas. El mayor número de hogares para palestinos aprobados por Israel durante más de una década se ubicará en el Área C de Cisjordania, el 60% del territorio bajo pleno control militar y civil israelí. Pero la discusión se ha pospuesto para la semana que viene.
Mientras, el Gobierno de Bennett pone todos sus esfuerzos en detener otro sueño de los palestinos. Biden ve frustrada su vocación de reabrir el consulado estadounidense a los palestinos en Jerusalén, cerrado por Trump, ante la oposición del primer ministro israelí. Bennett lo ha decidido. La Ciudad Santa no será su capital.
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