BIEN DE INTERÉS CULTURAL

El Dolmen de Guadalperal, en Cáceres, un reflejo de la sequía

El pantano de Valdecañas, donde se ubica, se encuentra al 28% de su capacidad, lo que deja completamente visible el monumento. Cultura ya lo ha visitado para estudiar su estado de conservación y cogerá muestras del agua para confirmar que no es perjudicial para el conjunto. Se ha convertido en el reclamo turístico de la zona

El Stonehenge español emerge por la sequía en Cáceres. ZML

El Stonehenge español emerge por la sequía en Cáceres. ZML / ZML

Sira Rumbo Ortega

Un año más la sequía vuelve a dejar al descubierto el Dolmen de Guadalperal, en el pantano de Valdecañas, que constituye uno de los ejemplos más notables de megalitismo de la cuenca media del río Tajo. Con el pantano al 28,15% de su capacidad el monumento, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el pasado mes de mayo, ha emergido de nuevo a la superficie. El conjunto se puede ver desde que el pantano está al 38% de su capacidad, por lo que en estos momentos se encuentra casi al completo en la superficie. Tanto, que para visitarlo es necesario ascender hasta dos metros desde la cuenca del río. La imagen, que solo se puede ver en momentos de sequía, ha vuelto a dar la vuelta al mundo.

Extremadura acumula ya más de cuatro meses sin precipitaciones y la previsión es que la situación continúe. Esto ha llevado a que los pantanos de la región se encuentren al 31,09% de su capacidad, tres puntos por debajo que el año pasado y 24 por debajo de la media de la última década, que se sitúa en el 55,45%. Eso es lo que ocurre en el de Valdecañas, de la cuenca del Tajo, donde su capacidad se encuentra siete puntos por debajo que la media de los últimos diez años, en la cota 28, dejando así al conjunto megalítico al descubierto. El año pasado emergió mucho más porque se llegó a la cota 21.

En esta ocasión ha sido la agencia de comunicación Reuters la que ha divulgado varias fotografías tomadas desde el aire del monumento, que data de entre finales del V y el III milenio a.C. Ha sido bautizado como el ‘Stonehenge español’, haciendo referencia al famoso conjunto de piedra situado en Salisbury, en el condado de Wiltshire, a unos 130 kilómetros de Londres. Las imágenes han sido recogidas por todos los medios de comunicación nacionales, televisiones e incluso por la revista ‘National Geographic’, que vuelve a dedicar unas páginas al conjunto cacereño (lo hizo también en el número del mes de julio).

Además, aprovechando que ha emergido de nuevo a la superficie, un equipo de arqueología y restauración del Ministerio de Cultura y Deporte regresado a la estructura para analizar su estado de conservación tras los trabajos realizados el pasado verano.

 "Tras una completa inspección, se ha comprobado que el estado es bueno y que la dinámica del agua embalsada no ha provocado ninguna afección negativa sobre el monumento", aseguran desde el Ministerio. En los próximos días, en el marco de estos trabajos de seguimiento, se tomarán además muestras del agua para su posterior análisis en laboratorio y conocer si se corre el riesgo de que el agua pueda erosionar las piedras.

Por su parte, Patrimonio Cultural continúa analizando las muestras tomadas el año pasado, cuando un grupo de trabajo realizó catas para conocer el origen de los materiales usados en los ortostatos del monumento. Estudio que ha extendido también a otro dolmen cercano, el de Bohonal de Ibor, conocido como Las Labaradas.

"Excepcional"

"El de Guadalperal está rodeado de muchos dólmenes parecidos, que estamos también estudiando, pero el de Las Labradas es único porque es un túmulo de barro, es excepcional", reconoce el arqueólogo de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique Cerrillo, que formó parte del grupo de trabajo que desarrolló el plan de acción para la conservación del monumento y en el que participaron los mayores especialistas españoles en arqueología megalítica, como Rodrigo Balbín y Primitiva Bueno, de la Universidad de Alcalá de Henares; Bartolomé Ruiz, director del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera; así como técnicos de la Junta de Extremadura, del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) y del Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA), entre otros.

Desde la primera vez que el agua lo dejó en la superficie, en el año 2019, el Dolmen de Guadalperal se ha convertido en un reclamo turístico de la zona. Medios de comunicación de todo el mundo se han interesado por este Bien de Interés Cultural, entre ellos la televisión francesa o la BBC. Lo cuenta Rubén Argenta, que gestiona una empresa de Multiaventura en el pantano a través de la que realiza visitas guiadas en barco hasta el monumento. Se embarca en Berrocalejo y se tarda unos siete u ocho minutos en llegar al dolmen por las aguas del pantano de Valdecañas. "Desde 2019 es el boom del verano, los turistas vienen expresamente a visitarlo, ayer –por el pasado domingo- vinieron unos belgas", cuenta Argenta.

Tras la visita, el capitán de la embarcación entrega a los visitantes un pdf de 80 páginas y fotografías antiguas del dolmen, escrito por el descubridor del mismo, el sacerdote y arqueólogo alemán Hugo Obermaier. Lo halló entre 1925 y 1927 y lo interpretó como una estructura funeraria. Años después, en 1969, la construcción quedó sumergida bajo el pantano de Valdecañas, tras un proyecto de desarrollo rural ordenado por el dictador Francisco Franco. Desde entonces solo se ha dejado ver en cuatro ocasiones.