HISTORIA

El desconocido pueblo riojano propiedad de una estirpe de nobles por una leyenda del siglo IX

El Solar de Valdeosera es un condominio deshabitado que, según cuenta la leyenda, pertenece a los herederos de un general que luchó en la batalla del Clavijo, en el siglo IX

Cada año se inscriben en el pueblo decenas de personas, desde aristócratas a "pueblo llano"

Pedro Beltrán, el alcalde mayor del Solar de Valdeosera, y Benito Díez, uno de los hidalgos, en el balcón de la Casa Solar, junto al escudo.

Pedro Beltrán, el alcalde mayor del Solar de Valdeosera, y Benito Díez, uno de los hidalgos, en el balcón de la Casa Solar, junto al escudo. / ALBA VIGARAY

Pedro Beltrán, el alcalde mayor del Solar de Valdeosera, sube a su aldea, en la sierra de Cameros, con un Peugeot que supera los 35 años de vida. El trayecto a este histórico -pero casi desconocido- pueblo de La Rioja no es un camino de rosas. "Si el coche se rompe, me hace un favor", dice. No sería extraño. El último tramo que conecta la civilización con Valdeosera no está asfaltado y se encuentra plagado de rocas y de charcos por las lluvias de los días pasados.

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA acompaña en la travesía al alcalde mayor, a su amigo y también hidalgo Benito Díez y a un matrimonio que ha llegado desde Madrid. El marido de la pareja accedió el pasado 12 de octubre a esta herencia adyacente, en la que todos los descendientes de una estirpe riojana que ha sobrevivido durante más de diez siglos poseen parte de la hacienda. "Por los estatutos que tiene, el Solar de Valdeosera no se puede partir, sino que va pasando de generaciones en generaciones, y la propiedad se mantiene igual. Es un condominio, en el que todos los herederos somos copropietarios de esta finca de 800 hectáreas", describe Beltrán.

Pedro Beltrán, el alcalde mayor, y Benito Díez, uno de los hidalgos, llegan en coche al Solar de Valdeosera./ ALBA VIGARAY


El alcalde mayor avisa de que hará varias paradas en el camino hasta alcanzar la villa, de la que son propietarios nobles e hidalgos de toda España. Algunos tienen título de duque. Las familias de otros ostentan cargos públicos en el Congreso de los Diputados. Y la mayoría pertenecen, como dice el líder de esta herencia adyacente, al "pueblo llano".

Esta antigua villa, la comunidad que han formado y todo lo que rodea al Solar de Valdeosera resulta anacrónico. Recuerda a películas basadas en la historia medieval, a las guerras entre confesiones religiosas y a los nombramientos de la aristocracia y de los señoríos. Las reuniones de hidalgos parecen de otra época, pero cada año se unen decenas a este grupo de la sierra camerana. El 12 de octubre, día en el que los solariegos de Valdeosera celebran la Junta General de Propietarios, se inscribieron ante notario en el archivo de esta villa 58 personas. El año pasado, fueron 72.

La ceremonia de aceptación "no es nada rimbombante", asegura Pedro Beltrán. "No hacemos esto que sale en las películas de ponernos de rodillas para que nos den con la espada en los hombros", explica, sino que los candidatos a entrar en este 'Muy Noble, Antiguo e Ilustre' clan riojano tienen que presentar una solicitud y demostrar, con el árbol genealógico en la mano, que sus antepasados formaban parte de la familia fundadora de la aldea. "Con esos expedientes, llevamos a la notaría la relación de todas las personas que se van a inscribir. El notario sube a Valdeosera y, antes de que cada uno de ellos entre al salón de la Casa Solar -una suerte de Ayuntamiento que no tiene tal concesión-, les lee sus derechos y su genealogía" como participantes solidarios de esa tierra. "Es entonces cuando les damos la mano y la bienvenida a su casa", sostiene Beltrán.  

Durante el año, el lugar recuerda más a unas ruinas que a un pueblo. El Solar de Valdeosera permanece la mayor parte del año deshabitado, excepto cuando el 1 de mayo los inscritos en los archivos de esta noble villa suben la montaña para reunirse y, cada 12 de octubre, cuando se juntan para nombrar a los nuevos hidalgos. "No hay nadie empadronado y los días que nos juntamos subimos en torno a 150 personas", dice Beltrán. Sólo visitan este poblado los cazadores ocasionales y la familia de ganaderos que ha alquilado los terrenos para que sus vacas pasten por las colinas riojanas a sus anchas. Este lunes, cuando EL PERIÓDICO DE ESPAÑA recalaba en el destartalado vecindario, también frecuentaba los edificios de esta aldea casi abandonada un grupo de obreros reparaba el tejado de la Casa Solar.

Iglesia del Solar de Valdeosera./ ALBA VIGARAY


El pueblo se hizo a sí mismo, era una behetría. El Solar de Valdeosera nació de las presuras o aprisios, que eran formas de repoblación que se dieron en la Reconquista. Los vecinos "conquistaban una tierra, se quedaban con ella y la labraban" como dueños absolutos de ella. Sin embargo, necesitaban que los monarcas oficializasen su autogobierno para evitar injerencias externas, como la del entonces señor de los Cameros, que quiso adueñarse del territorio sin el beneplácito de sus habitantes.

Este peculiar señorío nació de una de las corporaciones nobiliarias más antiguas de Europa: la de quienes participaron en el año 844 en la batalla de Clavijo, una contienda mitológica de la Reconquista. "No decimos que es la más antigua porque surge de la misma batalla que el Solar de Tejada", otro poblado similar que se ubica también en la sierra de Cameros, con el que comparten "el escudo, la mitología y los documentos reales", señala el alcalde mayor de Valdeosera.

Copia del documento de los Reyes Católicos que le otorga la propiedad del Solar de Valdeosera a sus vecinos./ ALBA VIGARAY


El rey Enrique IV de Castilla empleó este evento histórico como excusa en 1460 para plasmar en un documento oficial que el Solar de Valdeosera pertenecía a quienes vivían en él. "Se utilizó la batalla de Clavijo porque era la más famosa cercana de Valdeosera, ya que está a cuatro leguas de aquí", es decir, a unos 20 kilómetros, apunta Pedro Beltrán. Esa orden fue posteriormente confirmada por los Reyes Católicos en 1481 como agradecimiento a las familias de esta villa, que ayudaban en la Corte y tenían buena relación con los monarcas. Los diviseros conservan en el archivo del Solar, que se localiza en San Román de Cameros, el municipio al que pertenece esta pedanía, la carta que Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón redactaron para darles el control de las tierras.

Ya nadie vive allí. Sólo su iglesia del siglo XIII, la Casa Solar y la casa de los ganaderos se mantienen en pie. José Antonio Sáenz Pérez y su padre, conocidos como Los Cameranos, suben con frecuencia a Valdeosera para alimentar y cuidar de las 140 vacas y las 15 yeguas de su propiedad que pastan en las laderas del Solar. Esta familia de ganaderos entró en esos terrenos en 1995 y paga 12.000 euros al clan solariego para poder hacer uso de sus campos. "De las vacas vive Valdeosera", sostiene el alcalde mayor. Con el dinero que abonan estos trabajadores, sumado a lo que ingresan cada año del alquiler de su coto de caza, otros 5.000 euros, los solariegos reparan sus edificios principales.

Pedro Beltrán, en la iglesia del Solar de Valdeosera./ ALBA VIGARAY


"El dinero que yo les pago por los pastos es lo que hace que se mantenga el Solar", confirma este ganadero, que reside en Lagunilla del Jubera, a unos 40 kilómetros dela noble villa. Trabaja con las vacas, porque es lo que le gusta, pero tiene que compaginar su labor en esta finca con la que realiza en otros dos terrenos y con la gestión de otras dos empresas: una de camiones y otra de desbrozar montes. En cambio, el menor de los ganaderos no presenta buenos augurios económicos con su rendimiento en el Solar: "En estos tiempos en los que estamos, el negocio está mal para sacar rentabilidad".

"El mundo de las vacas está acabado; no sacas ni lo que te gastas", señala este ganadero, que conoce "como la palma de mi mano" esos pastos porque trabaja en ellos desde que tenía ocho años. Su jornada dura "de sol a sol" y no descansa ningún día de la semana. "Es una finca que da mucho trabajo, porque hay que subir agua y comida al ganado", apunta.

Vacas en los terrenos del Solar de Valdeosera./ ALBA VIGARAY


Para reconstruir todo el pueblo, Pedro Beltrán calcula que necesitarían invertir medio millón de euros. Si José Antonio Sáenz Pérez y su padre dejasen la profesión, algo que por ahora no está en sus planes, los ingresos del Solar de Valdeosera se reducirían al mínimo y los descendientes de la batalla de Clavijo tendrían que buscar otras alternativas. "Todo esto sobrevive por la comunidad y por los lazos que se han formado", agrega Benito Díez. 

Al pasar por Velilla, un pueblo vecino de San Román de Cameros, giran la mirada. Un empresario lo convirtió hace años en destino turístico. "Ha construido unas casas rurales muy bonitas y muy curiosas", afirma Díez, cuyo apellido hidalgo ha perdido el 'De Velilla' que lo complementaba y que honraba a este municipio reconstruido. "Tendríamos que hacer eso con Valdeosera", lanzan ambos hidalgos cómplices.

Una ventana abierta de la Casa Solar muestra las vistas hacia la sierra de Cameros./ ALBA VIGARAY


Un Solar marcado por el número 13

Todo en el Solar está relacionado con el 13. La leyenda de la batalla de Clavijo nace de un caballero, el general Sancho Fernández de Tejada, que ayudó al rey Ramiro I de Asturias a derrotar a los musulmanes. Tuvo 13 hijos varones y entre ellos repartió Valdeosera y el Solar de Tejada.

Ese es el número de personas que ahora forman la diputación que dirige esta villa, de la que son propietarias "entre 300 y 400 personas, tenemos que actualizar el censo", calcula el alcalde mayor. Todos residen fuera de allí, mayoritariamente en otros puntos de la tierra del vino, pero también en Andalucía o Madrid.

Archivo del Solar de Valdeosera, instalado en San Román de Cameros. / ALBA VIGARAY


La familia de la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, pertenece a esta estirpe por sus apellidos Ruiz-Clavijo, como el duque de Maqueda. La madre de Jaime de Marichalar, Concepción Sáenz de Tejada, también descendía de los hijos del general Sancho, pero nunca pudo ser inscrita en el Solar de Valdeosera porque, hasta 2019, sentencia del Juzgado de lo Civil Número 3 de Logroño mediante, solo podían acceder los herederos por línea recta de varón. Este año, señala Beltrán, se han unido a la lista la duquesa de Maqueda, Pilar Paloma de Casanova, y Lourdes Íñiguez y Nogales, grande de España, que han aprovechado la apertura de miras hacia la que ha evolucionado el Solar. "Hay un componente nobiliario bastante grande" entre la población de Valdeosera, destaca el alcalde mayor.

Expedientes de los últimos diviseros inscritos en el Solar de Valdeosera. / ALBA VIGARAY


La puerta que mantiene el archivo clausurado y que sólo se puede abrir si el alcalde mayor y los cuatro claveros así lo estiman también está decorada con 13 cruces. Esas son, además, las casas que se construyeron en la aldea, de las que en algunos casos solo permanecen parte de los cimientos. Y esa es la medida de la Casa Solar: 13 metros por 13 metros.

Una de las llaves del archivo del Solar de Valdeosera./ ALBA VIGARAY


"Mis hijos pasan totalmente de Valdeosera, dicen que somos una secta", indica jocoso Beltrán. Él, en cambio, considera que su Solar se asemeja más a los clanes escoceses que ha visto en la serie de Netflix Outlander. De hecho, el alcalde mayor de esta aldea ha pensado en establecer alguna relación de hermandad con una de estas agrupaciones.

La endogamia de la sierra de Cameros

Los naturales de la sierra de Cameros salen "más recios", asegura Benito Díez, mientras que, quienes nacen en los valles, tienen un comportamiento más parecido a "los de la calle Laurel" de Logroño. "La montaña imprime carácter", añade Pedro Beltrán. Esta zona y sus gentes se caracterizan por algo que puede multiplicar las posibilidades de que sus habitantes también pertenezcan al Solar de Valdeosera o al de Tejada: "Aquí hay mucha endogamia, nos casamos todos con todos", sostiene entre risas Pedro Beltrán, cuya esposa también es de este enclave y pertenece a la estirpe de la batalla de Clavijo.

Yo tengo unas cejas casi como las de Frida Kahlo, y eso son miles de años de estas conexiones de la sierra"

— Pedro Beltrán, alcalde mayor del Solar de Valdeosera

"Yo tengo unas cejas casi como las de Frida Kahlo, y eso son miles de años de estas conexiones de la sierra", lanza Beltrán. Cuando miró su árbol genealógico, se dio cuenta de que, en lugar de que sus abuelos se multiplicasen, "se juntaban entre ellos". Esta casuística abre un resquicio de esperanza para aquellos que, sin saberlo, puedan pertenecer al clan de diviseros.

Pedro Beltrán, alcalde mayor del Solar de Valdeosera./ ALBA VIGARAY


"Hay muchos que no le dan importancia a esto, pero otros pagarían por entrar", asegura Díez, cuyo segundo apellido también proviene de Cameros. "Es un tema romántico", añade su amigo, que cree que muchos otros riojanos son, como ellos, hidalgos de Valdeosera.