Opinión | CATALUÑA

Expliquemos, escuchemos y votemos en referéndum

Deseo que ‘El Periódico de España’ sea observador riguroso y crítico de los cambios por venir en España y Catalunya

Escucharnos es la más básica obligación y necesidad democrática, como lo es informar con rigurosidad y pluralidad de voces y miradas. Son dos de los pilares que sustentan nuestro progreso social, individual y colectivo. Explicar, explicarse y escucharnos nos convierte en ciudadanos más comprometidos y más libres, y nos ayuda a construir conjuntamente el futuro que queremos.

Un futuro que desde Catalunya queremos socialmente justo, próspero económicamente, al mismo tiempo que radicalmente democrático y libre. Un futuro que queremos con la plena libertad para los exiliados e indultados, sin más represión hacia el movimiento independentista, y constituidos como un nuevo estado de Europa.

Ante los retos actuales, solo cabe poner toda la energía y determinación para vencer, al mismo tiempo, a los problemas de hoy y a las inercias de siempre. En la era de las revoluciones urgentes en la que vivimos, solo seremos útiles a la ciudadanía aquellos que nos atrevamos a transformar de verdad, con soluciones creativas.

Solo cabe poner toda la energía para vencer a los problemas de hoy y a las inercias de siempre

El nuevo gobierno republicano de la Generalitat estamos dispuestos a arriesgar para lograr una auténtica transformación social, verde, feminista y democrática. Un reto diario que pasa por sobresalir en la gestión del día a día, por liderar los grandes proyectos estratégicos, como son los fondos Next-Generation, y por tener la capacidad de construir las herramientas de país necesarias para el futuro que imaginamos. También herramientas para superar el conflicto político y construir una Catalunya independiente.

Hoy, constatado que el encaje de Catalunya en España no funciona, evidenciada la mayoría electoral en Catalunya en favor de la independencia y ante el clamor reiteradamente mayoritario de sus vecinos y vecinas por el derecho a decidir, la solución más lógica es un referéndum acordado.

Catalunya debe ser lo que su ciudadanía decida que sea. Ni hay opción más radicalmente democrática que esta, ni hay excusas que valgan. Si hay voluntad -y altura de miras-, hoy en España un referéndum es posible. Como lo fue en Escocia, y puede que vuelva a ser pronto.

Lejos de resolver democráticamente el conflicto político entre Catalunya y el Estado, el gobierno español optó en 2017 por la vía penal y represiva. Acompañados por la extrema derecha judicial, el resultado inmediato fue la cárcel, el exilio y miles de causas abiertas por defender el legítimo derecho a decidir.

Pero el resultado real ha sido la mayor determinación de la ciudadanía, y de aquellos que los representamos, para seguir adelante. Nuestro movimiento no solo no se amedrenta sino que sigue creciendo, y no hay canto de sirena que lo pueda parar. Y sí, solo la amnistía y la autodeterminación pueden resolver el conflicto político. 

Solo avanzaremos si el Estado español acepta que el proceso de autodeterminación no tiene retroceso y si, al mismo tiempo, hace autocrítica. Si no, ¿cómo se explica que las justicias alemana, belga, suiza, británica o italiana decidan sistemáticamente el contrario de lo que decide la supuesta justicia española?

La negociación será sincera o no podrá ser

Ya son demasiadas las veces que se ha demostrado que la justicia española no actúa con imparcialidad en este asunto. Demasiado a menudo, la voluntad democrática de los ciudadanos de Catalunya ha sido y es sustituida por la fuerza de unos poderes fácticos que actúan en los márgenes.

Así lo constata, cada vez más, la comunidad internacional. Lo vimos, por ejemplo, cuando el Consejo de Europa exigió a España liberar los presos políticos y retirar las euroórdenes. Unos presos políticos condenados a cien años de prisión por cumplir con el programa electoral por el que fueron votados y hacer posible una consulta abierta a todas las opciones.

Ciertamente, hace unas semanas, los representantes del gobierno español y del gobierno que presido pusimos definitivamente en marcha la mesa de negociación. Un buen primer paso, pero al que deben seguir muchos otros. Tan discretos como tangibles. Tan complejos como acuciantes.

Reconocido el conflicto político por ambas partes, el diálogo y la negociación son, sin ninguna duda y a día de hoy, la fórmula más factible para avanzar hacia esta resolución. Pero debemos generar confianza entre las partes, y solo lo haremos si empieza a haber resultados. La negociación será sincera o no podrá ser.

Queremos ser un país que pueda garantizar todos los derechos y deberes a sus ciudadanos y ciudadanas y que sea tratado y trate con respeto y fraternidad los otros países. Por eso, nuestro proyecto no va contra nada ni nadie. Nuestro proyecto busca el modo de construir una Catalunya de progreso. Una Catalunya para todos sus vecinos y vecinas, sean o no independentistas.

Si el gobierno español tiene una propuesta, que la explique y se atreva a ganar en un referéndum. Porque esto no va de inversiones, fotos y maquillaje, sino de concreciones para resolver un conflicto que es político, donde confrontar propuestas políticas.

En tiempos de debate, transformación y ruido, siempre es bienvenido un nuevo medio de comunicación con la voluntad de escuchar todas las voces. Celebro el nacimiento de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, y deseo que sea observador riguroso y crítico de los cambios que tienen que venir, en España y en Catalunya.

Deseo que sea testigo de este proceso de negociación que empezamos, y del debate sobre propuestas concretas para ser votadas en un referéndum acordado. Votemos, y que gane el que tenga el mejor proyecto. Yo estoy profundamente convencido del que defiendo: la construcción de una Catalunya independiente.