Vox se mide el 28-M: ser decisivo para los gobiernos del PP o quedar aislado

En las autonómicas y municipales llega una prueba de resistencia para los de Abascal. Crecerán en comparación con 2019, pero la clave es hasta qué punto el PP los necesita para gobernar y si logran quedarse con el tercer puesto que ostentaba Ciudadanos

Abascal antes de un mitin en A Coruña hace días durante la precampaña.

Abascal antes de un mitin en A Coruña hace días durante la precampaña. / ÁLVARO BALLESTEROS.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Vox afronta la cita electoral del 28 de mayo como una prueba de resistencia. Tras la irrelevancia que sufrió en las elecciones andaluzas por la mayoría absoluta de Juanma Moreno, el partido de Santiago Abascal necesita un balón de oxígeno en esta prueba electoral y ser decisivo en los gobiernos clave del PP.

El líder volverá a ser el principal activo de la campaña, consciente de que los resultados dependen de las siglas y de su propia marca por encima de los candidatos, muchos desconocidos. El partido ultra está convencido de un balance positivo en comparación con las autonómicas y municipales de 2019, en las que aún quedaron quinta fuerza. En aquella ocasión Vox logró 660.000 votos y 530 concejales. Ciudadanos era el tercer partido de España, posición que ahora buscan ocupar los de Abascal.

Lo que no podrá mantener son los niveles de la repetición de las generales de 2019, cuando el desplome de Albert Rivera llevó a Vox a superar el 15% del voto (más de 3,6 millones de electores). Por eso los ultra intentan huir de esa comparación. “Son citas electorales distintas y hay que compararlas con las autonómicas y locales”, repiten.

El principal objetivo de Vox pasa por conseguir representación en parlamentos donde todavía no tienen presencia. Hace cuatro años entraron en Madrid, Murcia, Aragón, Asturias, Baleares, Ceuta y Melilla. En Castilla y León y Andalucía (que adelantaron elecciones y por eso no afrontan examen este 28-M) también lo hicieron. En la primera, de hecho, gobiernan en coalición con el PP; y en la segunda, crecieron pero son irrelevantes.

Este 2023, aseguran sus dirigentes, crecerán en todos los parlamentos y conseguirán entrar en nuevos como el de La Rioja, donde, de hecho, pueden ser decisivos para que el PP gobierne. Ahí está la clave en varias autonomías y en capitales de provincia: Vox aspira a ser quien decida muchos de los próximos gobiernos populares, donde el partido de Alberto Núñez Feijóo no tendrá mayoría absoluta. Las prioridades son Madrid (Comunidad y especialmente Ayuntamiento, con Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith repitiendo) y otros lugares como Murcia (otro de sus bastiones), Comunidad Valenciana (el PP sólo gobernará con su ayuda), Baleares o Castilla-La Mancha.

En el plano municipal confían en crecer también en todas las capitales de provincia. También en Andalucía, donde se disputan el voto del campo con el PP ahora que Moreno Bonilla ha entrado de lleno en el debate del agua por Doñana. Para este cometido, el partido ha renovado más del 60% de sus candidatos con diputados importantes del Congreso. En el ayuntamiento de Toledo, Inés Cañizares; Ricardo Chamorro en Ciudad Real; Luis Gestoso en Murcia; Alberto Rodríguez en Las Palmas; o Emilio del Valle en Santander. También el diputado Manuel Mestre será cabeza de lista en la localidad alicantina de Orihuela.

La política de pactos, como publicó este diario, será más agresiva que en ocasiones anteriores. No están dispuestos a dar sus votos gratis al PP.