CHAMPIONS | ATLÉTICO 2 (3) - INTER 2 (2)

Oblak rompe su maldición con las tandas de penaltis: solo había parado uno de 22

El portero fue el héroe del Atlético deteniendo dos penaltis y absorbiendo el protagonismo que también reclamaron los goleadores Griezmann y Memphis

LA CRÓNICA: El Atlético no deja de creer y Oblak se quita los complejos como héroe de los penaltis

Oblak, portero del Atlético, ataja un penalti en la tanda.

Oblak, portero del Atlético, ataja un penalti en la tanda. / MARISCAL / EFE

Isabel Guillén

Isabel Guillén

Son muchas las ocasiones en las que el fútbol asiste a partidos sin medias tintas y el de este miércoles en el Metropolitano era uno de esos. Drama o fiesta. La batalla que encomendaron al guerrero Griezmann y a la que se sumó Memphis, que encendió la llama cuando sobre el campo la pólvora escaseaba para igualar la eliminatoria tras el 1-0 inicial. Un protagonismo que finalmente fue absorbido por Oblak, que salvó a su equipo con dos paradas en la tanda de penaltis. Hasta ahora, solo había detenido uno de 22 disparos recibidos en tandas.

Preocupaba a algunos el tono dramático del Cholo en la rueda de prensa de este martes, asegurando que entendería un mal recibimiento por parte de la afición colchonera tras una nefasta racha. Pero si algo tienen los hinchas rojiblancos es la certeza de que ondearán sus bufandas y desgastarán sus gargantas hasta cuando todo está en contra. Ante un rival que solo había perdido cuatro de 46 eliminatorias europeas cuando ha empezado ganando en casa y que llevaba trece victorias seguidas. Era la noche para desafiar toda lógica.

Los atléticos se han agarrado a su fiel premisa “nunca dejes de creer”, porque cuando tienen miles de argumentos en contra, siempre encuentran uno que enciende la luz. En este caso, la parroquia rojiblanca se aferraba a la vuelta de 'El Principito' para dinamitar un partido que arrancaba con tintes 'nerazzurri'. Simeone lo tenía claro: Griezmann y diez más. O, mejor dicho: Oblak, el francés y nueve más.

Griezmann despierta justo a tiempo

A falta de que en los primeros minutos apareciera el francés, destinado a aportar luz en la oscuridad, pero desaparecido en los primeros compases, Samuel Lino era el que protagonizaba el peligro rojiblanco. Aunque era la cara y la cruz de este equipo, pues al mismo tiempo que bailó y regateó a Dumfries, que cortó varios remates del brasileño, llegó tarde a varias arrancadas de Lautaro que pudieron costar caras. Menos mal que estaba ahí Oblak, que paró dos al carrilero derecho del Inter y si no, Witsel, que salvó los muebles a Savic en dos ocasiones.

Atlético de Madrid - Inter de Milán

Atlético de Madrid - Inter de Milán / Juanjo Martín

A la espera de que el francés despertase, Morata intentaba armar las contras, pero estaba solo contra el mundo. De un cabezazo del español llegó el mayor peligro para los locales. El Metropolitano rugía. La pesadilla de Cádiz estaba quedando atrás cuando el Inter demostró que no le hacía falta mucha posesión para convertir su calidad en goles. Es lo que tiene el subcampeón de la Champions. Una ocasión. Un gol.

Para desgracia de los visitantes, a 'El Principito' le sonó el despertador justo a tiempo. Dos minutos después, sacaba la llave que tenía guardada desde que se lesionó en el partido de ida para avivar el encuentro con un tanto que llegó tras un mal despeje de Bastoni, el francés se giró y batió con un remate cruzado desde el interior del área. Un gol que le igualaba en tantos con los pesos pesados de esta Liga de Campeones: Haaland, Mbappé y Kane.

Memphis aumenta la electricidad del ataque

El Metropolitano, lleno hasta la bandera, coreaba el nombre del delantero al inicio de la segunda mitad y el que ya es el rey del Atlético devolvía el cariño en forma de la primera ocasión clara de la segunda mitad, generada por Llorente, que empezó a descifrar los acertijos que planteaba el partido. Muy vivo en los últimos compases, aportando electricidad en un costado derecho que tantos quebraderos de cabeza costó en la ida. Esa otra pesadilla, por cierto, también se había borrado de la mente de los rojiblancos.

Para el minuto 60, el Atleti doblaba al Inter en remates. Sí, al mismo Inter al que nadie le había marcado en los últimos 15 minutos en esta temporada. Pero si hay partidos para desafiar toda lógica son estos. Y el encargado de romper este pensamiento racional no era otro que el revulsivo de confianza del Cholo: Memphis Depay. Algo así como "sal y marca gol", le debió decir el argentino cuando cambió a Morata por él. Dicho y hecho. El partido se iba a la prórroga.

Memphis Depay celebra el gol del Atlético con el que se forzó la prórroga.

Memphis Depay celebra el gol del Atlético con el que se forzó la prórroga. / JUANJO MARTÍN / EFE

Ni cinco minutos habían pasado del tiempo extra cuando la inexpugnable conexión Griezmann-Memphis salía a relucir. El francés comandaba la contra y asistía a su mejor pareja de baile. La mano de Sommer salvó a los italianos. Simone Inzaghi se echaba las manos a la cabeza. Sabía que les tocaba sufrir.

Oblak salvan a su defensa

Lo cierto es que la zaga rojiblanca volvió a quedar en evidencia en varias ocasiones. Nahuel Molina y Lino desequilibraban en ataque y atacaron por ambos costados, pero en defensa tuvieron errores que pudieron costar más caros. Thuram y Lautaro se colaban sin problemas entre las líneas defensivas rojiblancas, que tenían que cubrir Koke y Llorente, ni rastro de Savic y compañía. Pero para paliar esos problemas en una zaga en cuidados intensivos estaban los arietes rojiblancos, que se encargaron de devolverle la sonrisa a Simeone cada vez que fruncía el ceño por un error defensivo de su equipo.

Y es que cuando el francés superó a Luis Aragonés como máximo goleador del Atlético, sabía que este no era un dato más. Se trata de un mérito solo a la altura de los más grandes, un testigo que recogió del 'Sabio de Hortaleza' que le daba la responsabilidad ser el comandante en los encuentros en los que más se necesitan a las perlas atléticas.

A él, pero sobre todo a Oblak, que se encargó de romper la otra estadística que perseguía al esloveno. De los 22 penaltis en una tanda con el Atlético, solo había parado uno. En esta noche ya son dos. Por si fuera poco, el Atlético solo había ganado 5 de sus 14 tandas de penaltis en partidos de competición oficial. Otra estadística resquebrajada. Otra lógica que se desvanece. En definitiva, si Griezmann y Memphis comandaron arriba, Oblak fue el otro líder de la dinastía atlética. Paró como nunca, para callar las bocas a todos los que le dieron por acabado y fue un muro en el momento más decisivo de todos: la tanda de penaltis.