FÚTBOL

No solo Alfonso: Lopera, Teresa Rivero y Luis Casanova también dejaron de 'tener' un estadio

El exfutbolista de Real Madrid, Barça y Betis ha visto cómo Getafe le retiraba su nombre al Coliseum, un proceso que se ha repetido más veces en la historia del fútbol español

Manuel Ruiz de Lopera, Alfonso Pérez y María Teresa Rivero.

Manuel Ruiz de Lopera, Alfonso Pérez y María Teresa Rivero. / Nacho García

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Alfonso Pérez Muñoz respondía a tres características en el imaginario popular español. Era, por un lado, el hombre que marcó el gol del pase de España a cuartos de final contra Yugoslavia en la Eurocopa de 2000, hito que los más jóvenes quizá no valoren mucho, pero que supuso una gran celebración para la España previa a las dos Eurocopas y el Mundial de la década siguiente. El delantero madrileño era también el primer gran revolucionario de las botas de fútbol, con esas Joma blanca que horrorizaban a Javier Clemente y que calzaron a miles de niños españoles a mediados de los años 90.

Pero, sobre todo, en 2023, era el hombre que ponía su nombre a un estadio de Primera División. Aunque nunca llegó a jugar en el Getafe CF, Alfonso nació en esa ciudad del sur de Madrid. Circunstancia que provocó que en 1998, con Alfonso ya asentado como estrella del Betis y del fútbol español, el Ayuntamiento de Getafe decidiera concederle el honor de dar nombre al estadio recién inaugurado en la ciudad, entonces un recinto de 14.500 espectadores que acogía partidos de Segunda B.

25 años de homenaje al exjugador de Real Madrid, Betis, Barcelona y Olympique de Marsella, héroe olímpico en Barcelona 92, finalizaron de manera abrupta la semana pasada. El Getafe ya tenía en mente modificar el nombre del Coliseum para venderlo a una marca comercial, un proceso que sigue sobre la mesa, pero fueron unas polémicas declaraciones de Alfonso la que hicieron que el ayuntamiento de la localidad borrara su nombre del campo.

Vista del Coliseum Alfonso Pérez de Getafe.

Vista del Coliseum de Getafe. / Shutterstock

Las palabras de Alfonso

"No puede ser equiparable para nada el fútbol femenino y el masculino, porque todo va en función de los ingresos que generes y de la repercusión mediática. A mí me gustaría cobrar lo de Cristiano Ronaldo, pero no soy tan bueno. Es lo que hay. Cada uno tiene que saber dónde está. No se pueden quejar. El fútbol femenino ha evolucionado, pero deben tener los pies en el suelo y saber que no se pueden equiparar en ningún sentido con un futbolista hombre", aseguró Alfonso en una polémica entrevista publicada en 'El Mundo'.

La reacción no se hizo esperar. "Ayuntamiento y Getafe C.F. acuerdan renombrar el estadio de la ciudad como Coliseum. El consistorio trasladó al club que esta instalación municipal, cedida al Getafe C.F., sea un ejemplo para trasmitir valores positivos del deporte como la igualdad, la solidaridad y el respeto", aseguró el Ayuntamiento de Getafe a través de sus redes sociales

Y así, de un día para otro, Alfonso se quedó sin 'tener' un estadio. Un proceso llamativo y muy poco habitual en el fútbol, pero ni mucho menos único. A lo largo de la historia, son muchas las personalidades que dieron su nombre a un campo de fútbol y a los que posteriormente les fue retirado ese honor.

Manuel Ruiz de Lopera.

Manuel Ruiz de Lopera. / Movistar+

Manuel Ruiz de Lopera

Quizá el caso más recordado sea el de Heliópolis, el nombre con el que se inauguró el campo del Real Betis, construido hace casi un siglo en 1929. Mantuvo ese nombre hasta 1961, cuando el entonces presidente, Benito Villamarín, culmina las negociaciones con el Ayuntamiento de Sevilla para que el estadio para a ser propiedad del Betis. La asamblea del club, en agradecimiento por esa gestión, le puso el nombre de Villamarín a Heliópolis, una costumbre habitual en todo el fútbol español en esas décadas.

En 1997, Manuel Ruiz de Lopera, entonces presidente del club, presenta un ambicioso proyecto de reconstrucción del estadio y realiza, meses más tarde, una consulta entre los abonados para darle un nuevo nombre al campo. El resultado de la votación lleva a que el Benito Villamarín pase a llamarse Estado Manuel Ruiz de Lopera a partir del año 2000.

Una década más tarde, Lopera, tras dimitir como presidente en 2006, vende todas sus acciones en el Betis. Los nuevos propietarios, abiertamente enfrentados al polémico empresario, deciden abrir una nueva consulta para renombrar el estadio. Los accionistas béticos deciden entonces recuperar el nombre de Benito Villamarín para sustituir a Manuel Ruiz de Lopera.

Teresa Rivero junto a los jugadores del Rayo Vallecano.

Teresa Rivero junto a los jugadores del Rayo Vallecano. / EFE/ALBERTO MARTÍN

María Teresa Rivero

El Rayo Vallecano vivió un proceso similar en las tres últimas décadas. El club madrileño juega sus partidos en el Estadio de Vallecas desde 1976, que fue fundado e inaugurado con ese nombre. Esa denominación se mantuvo intacta hasta agosto de 1999, cuando pasó a tomar el nombre de María Teresa Rivero.

La familia Ruiz-Mateos había adquirido la propiedad del club en 1992 y dos años después Rivero se convirtió en la primera mujer presidenta del fútbol español. Aquellos fueron los, hasta entonces, años más exitosos del Rayo y eso motivó que la familia Ruiz-Mateos propusiera en ponerle al campo el nombre de su presidenta. Los abonados, mediante referéndum votan en 1999 que el campo se llame Teresa Rivero.

El estadio mantuvo esa denominación durante 12 años, durante los que el Rayo sufrió una grave crisis deportiva y en los que la familia Ruiz-Mateos salió del club. Por ello, en 2011 se toma la decisión de proponer un nuevo cambio de nombre. Los abonados rayistas optaron por recuperar la denominación original, estadio de Vallecas.

Un partido del Cádiz en el Nuevo Mirandilla, antes Ramón de Carranza.

Un partido del Cádiz en el Nuevo Mirandilla, antes Ramón de Carranza. / Efe

Ramón de Carranza

El cambio de nombre más reciente en el fútbol español profesional es el del campo del Cádiz. El campo gaditano fue inaugurado en 1955, tomando desde el principio el nombre de Ramón de Carranza, alcalde de la ciudad entre 1927 y 1931 y de nuevo entre 1936 y 1937.

Las fechas son elocuentes: fue alcalde durante la dictadura de Primo de Rivera y durante los primeros meses del franquismo en la ciudad, falleciendo apenas dos meses después de recuperar su cargo, en septiembre de 1937.

José María González 'Kichi', alcalde de la ciudad entre 2015 y 2023, decidió emprender un proceso para cambiar el nombre al estadio, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. En 2021, tras una votación que atrajo escaso interés, se sustituyó el nombre de Ramón de Carranza por el de Nuevo Mirandilla. El nuevo alcalde, Bruno García (PP), no ha descartado un nuevo cambio de nombre, ya que el actual no ha convencido.

El delantero uruguayo del Valencia, Edinson Cavani (d), golpea el balón desde el punto de penalti ante el guardameta serbio del Mallorca, Predag Rajkovic, para conseguir el primer gol del equipo valencianista durante el encuentro correspondiente a la jornada 11 de primera división disputado en el estadio de Mestalla, en Valencia. EFE / Kai Forsterling.

El fondo de Mestalla, en un partido. / Efe

Luis Casanova

El de Mestalla es un caso peculiar, ya que nadie 'le quitó' el nombre propio al estadio, pues fue el propio afectado quien pidió que le retiraran ese honor. El actual estadio del Valencia fue fundado hace ahora un siglo, en 1923, con su denominación actual.

El cambio de nombre se produce en 1969, cuando el club decide homenajear a quien fue su presidente entre 1940 y 1959 (de manera interina desde 1936). El campo pasa así a llamarse Luis Casanova, denominación con la que acogió el Mundial de 1982 y que se conservó hasta 1994, cuando el propio Casanova pide que el estadio recupere su nombre original. Desde entonces, el campo se llama Mestalla.

José Fouto, en su época como presidente del desaparecido Mérida.

José Fouto, en su época como presidente del desaparecido Mérida. / Jero Morales

José Fouto

A finales de los años 90, el fútbol extremeño alcanza su techo histórico con la presencia en Primera División del Mérida y del Extremadura. El primero de ellos pasó en unos años de Tercera a Primera bajo la presidencia del empresario José Fouto, lo que motivó que el estadio pasara a denominarse Romano José Fouto en 1997, añadiendo un 'apellido' al nombre original desde 1957, Romano.

La desaparición del Mérida CP en el año 2000 provocó que el campo volviera a llamarse Romano, a secas. El afectado siempre habló de una "venganza personal" hacia él. Sin embargo, en 2020, el club heredero de aquel, la AD Mérida, decidió recuperar el nombre de Fouto, presidente de honor de la entidad.