GEORGIA - ESPAÑA (V, 18.00)

No habrá paz para Luis de la Fuente: "Ni una rueda de prensa tranquila"

El entrenador riojano, pese a haber ganado la Nations League, no es capaz de silenciar el ruido a su alrededor: de las dudas por su nombramiento a su polémica postura por el caso Rubiales

La selección disputa este viernes en Tiflis un partido para la clasificación para la Eurocopa 2024 en el que no ganar a Georgia podría complicar mucho las cosas

El seleccionador español masculino, Luis de la Fuente, este jueves en Tiflis.

El seleccionador español masculino, Luis de la Fuente, este jueves en Tiflis. / Efe

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Como no hay mal que por bien no venga, los jugadores de la selección española masculina, y también su entrenador, Luis de la Fuente, le han encontrado utilidad al indeseado y sorprendente patinazo del mes de marzo contra Escocia en la clasificación para la Eurocopa 2024. Sirve esa derrota para que a esta ventana internacional, con dos partidos a priori sencillos, frente a Geoergia (este viernes, 18.00 horas) y Chipre se le tenga que dar la categoría de trascendental para la clasificación y para que se ruegue así, por favor, que no se hable de "otras cosas".

"Otras cosas" es Luis Rubiales, es Jennifer Hermoso, es Jorge Vilda y es todo lo demás que ha rodeado al beso no consentido del presidente de la RFEF a la campeona del mundo. Y a puro de mezclar el lugar en el que se quiere poner el foco en la concentración de la selección (los dos partidos) y en el que lo quieren poner los medios y el resto del entorno (el caso Rubiales), pasa completamente desapercibido el hecho de que hace apenas tres meses España ganó la UEFA Nations League, apenas el quinto título absoluto de la historia de la selección.

El menor de todos ellos, sí, pero un título al fin y al cabo. Y, sobre todo, el único que se ha puesto en liza desde que Luis de la Fuente fue designado seleccionador, allá por el mes de diciembre. Un hoyo en uno invisibilizado ahora para injusticia de los campeones y en especial de un seleccionador, cuya suerte (y acierto, claro) en el campo no encuentra correspondencia fuera de él.

Las quejas del seleccionador

Y De la Fuente, claro, está molesto por ello. Ya lo verbalizó en la rueda de prensa en la que se manifestó por el caso Rubiales, con la prudencia que merecían unos minutos consagrados a su propia contrición pública, cuando le preguntaron si ahora dependía de los resultados deportivos algo más de lo habitual: "Porque es una comparecencia muy seria, si no... Llevo nueve meses dirigiendo a la selección y hay que ver las ruedas de prensa que he tenido que tolerar".

Se mordía la lengua hasta el punto de ser visible alguna gota de sangre un técnico que, por unos motivos o por otros, ha vivido un cuestionamiento continuo desde que Rubiales le ungió como sustituto de Luis Enrique.

Los jugadores de la selección española celebran el triunfo logrado en la Nations League.

Los jugadores de la selección española celebran el triunfo logrado en la Nations League. / YVES HERMAN / REUTERS

Dudas desde el principio

El desequilibrio de caché entre uno y otro fue la primera losa con la que tuvo que convivir. Sin experiencia en el fútbol profesional de clubes, con la Segunda B como techo hace ya más de una década, De la Fuente presentaba sobre la mesa 10 años de exitoso recorrido en las categorías inferiores de la selección como principal argumento para suceder a un entrenador con dos Ligas, una Champions y tres Copas del Rey con el Barça como aval.

Desde el primer momento, en fin, De la Fuente percibió (con sobrados motivos) que parte del entorno le consideraba "poca cosa" para ocupar el cargo de seleccionador. Y todo ello, en clave de relaciones con la prensa, pese a que se apresuró a marcar distancias con el arisco carácter de su predecesor: iba a conceder entrevistas, no eludiría la cercanía (bien entendida) con los reporteros, no se expresaría en redes sociales o en canales alternativos como Twitch... "Todo lo que el público, España y el mundo tenga que saber de mi, lo sabrá a través de los medios de comunicación", resumió, en una declaración de intenciones que, para qué engañarnos, potencia la simpatía de la prensa hacia un seleccionador.

La derrota frente a Escocia

Pero después llegó el parón de marzo y, en él, España ganó con dificultades a Noruega y se la pegó con Escocia. Y ahí arreciaron las críticas y se empezaron a susurrar las dudas desde el interior de Las Rozas. Personas importantes en la RFEF comenzaron a deslizar que, quizá, las final a cuatro de la Nations League sería la última parada de la 'era De la Fuente' si las cosas no salían como se esperaba.

Dani Carvajal, durante un entrenamiento de la selección española.

Dani Carvajal, durante un entrenamiento de la selección española. / DAVID ALIAGA / RFEF

"Rubiales fue claro y dijo que la información sobre las dudas sobre mí es falsa. Yo siento un apoyo incondicional del presidente, de la Federación y, sobre todo, de los jugadores", respondió De la Fuente cuando ofreció en junio la convocatoria para la final a cuatro de la Nations League. Un torneo del que España regresó a casa con el título bajo el brazo y que reforzó ostensiblemente su anclaje como seleccionador.

Y, ahora, cuando la selección debía ser un remanso de paz, estalla el caso Rubiales y el entrenador se vuelve a poner bajo el foco por esos aplausos al suspendido presidente por los que ya ha pedido perdón. Pedro Rocha y los barones territoriales le han ratificado, pero a nadie se le escapa que su estatus es hoy mucho menos sólido que hace dos semanas.

Con este escenario, lo único que desea De la Fuente es que el balón vuelva a rodar y entre con asiduidad en las porterías rivales. "No he tenido ni una rueda de prensa tranquila. Tener presión por el fútbol no me preocupa. Tengo una gran responsabilidad y el primer crítico conmigo, soy yo. Pero que no se olvide nadie que somos campeones de la Nations League", resumía este jueves desde Tiflis un entrenador para el que no habrá nunca paz. No tiene pinta, al menos.