FÚTBOL

Griezmann, "herencia" ruinosa para el Barça y chollo para el Atlético

El jugador francés regresa este domingo al Camp Nou convertido en referencia principal del renacido equipo rojiblanco

Griezmann celebra un gol con el Atlético de Madrid.

Griezmann celebra un gol con el Atlético de Madrid. / EFE

No hace aún ni cuatro años. Fue entonces, y con 12 meses de retraso sobre el plan previsto, cuando el Barça de Bartomeu fichó a un jugador que no tenía encaje alguno en su sistema táctico (aún estaba Messi) y, además, no podía pagar. Se convirtió así Antoine Griezmann, uno de los mejores futbolistas del mundo, en un ejemplo para estudiar en las escuelas de negocios de una gestión ruinosa de un club.

Ejecutó el Barça la cláusula de rescisión, fijada en 120 millones, para traerse al francés del Atlético de Madrid, más un bonus posterior de 15 millones, en el verano de 2019. Lo cedió dos años después al propio Atlético porque no le podía pagar ese salario estratosférico, trayéndose, a cambio, a Luuk de Jong, también como cedido al Camp Nou.

El negocio perfecto para el Atleti llegó en octubre pasado cuando tras un inicio de Liga donde el jugador era suplente por contrato. No jugaba el francés más de media hora en una estrategia pactada con el club rojiblanco para forzar la situación con el Barça. Hasta que se selló el contrato de traspaso definitivo.

Un ahorro de 36 millones para el Barça

Ni rastro de los 40 millones pactados en su momento. El Atlético pagó 20 –un chollo para Simeone, que tenía a su jugador fetiche– y el Barça respiró aliviado porque se ahorraba 36 millones en salarios del centrocampista, algo inasumible porque le estrangularía aún más la ya de por sí desbocada masa salarial de la plantilla. Una fortuna suponía para el club azulgrana librarse de esa nómina. Una fortuna y una necesidad.

El negocio resultó perfecto para el Atlético. Vende a Griezmann por 135 millones en el 2019 y lo compra tres años y tres meses más tarde por 20. Y un caos para el Barça, que ha desperdiciado a una de las contrataciones más alta de la historia. La segunda, solo superada por la de Coutinho (120 + 40 en variables).

El paraíso para Antoine es el 'Cholo'

Y Griezmann, que nunca se sintió feliz ni reconocido en el Camp Nou, disfruta más que nunca de su retorno al lado del ‘Cholo’, el técnico que mejor lo ha entendido. El técnico que ha ido asistiendo, a la vez que moldeando, en primera fila a la reconversión táctica de Griezmann. Antes media punta, con libertad para moverse por todo el frente de ataque, con un espíritu defensivo valioso incrustado en su juego.

Ahora, en cambio, Griezmann es multifuncional, capaz incluso de moverse como interior creativo, viniendo en ocasiones a recoger el balón al lado de la defensa cholista, sin perder en ningún momento su esencia ofensiva porque ha llegado a actuar hasta de nueve: 11 goles (y eso que jugó poco al inicio del curso mientras el Atlético usaba hasta la última línea de su contrato para quebrar la resistencia del Barça) y nueve asistencias.

Cifras más que respetables para el verdadero líder del renacimiento cholista en la segunda vuelta de la Liga. Dimitió tan pronto en la primera que se dudó, y eso es algo sagrado casi, del futuro del Cholo. Entró en una peligrosa espiral descendente que colocaba al técnico ante una de las situaciones más complejas desde que se sentó en el banquillo rojiblanco en diciembre de 2011.

Un extraño en el Camp Nou

Pero el Atlético, liderado por un Griezmann estridente en su imagen (lleva el pelo pintado de rosa) y extraordinariamente maduro en su juego, se ha levantado. No pierde en la Liga desde que el Barça de Xavi, y sin Lewandowski, le ganó en el Metropolitano con un 0-1 gracias al gol de Dembélé. Ocurrió el 8 de enero.

Desde entonces, el francés, liberado del contrato culé y suscrito el nuevo como colchonero 2026, y tras firmar un excelente Mundial con Francia transformado en un futbolista distinto, ha sido el faro que ha guiado al cholismo. Más feliz que nunca. Como Antoine, cuyo viaje al Camp Nou no le salió como él imaginó. Se sintió un extraño.

Griezmann junto a Messi y Ter Stegen cuando jugaba en el Barça.

Griezmann junto a Messi y Ter Stegen cuando jugaba en el Barça. / Jordi Cotrina

No fue quien era. Y eso que sus números en el Barça no delataban esa sensación de ser un cuerpo ajeno: nueve goles en la Liga y cuatro asistencias en la convulsa primera temporada, iniciada con Valverde y terminada de mala manera con Setién. Mucho mejor le fue, en cambio, con Koeman, consiguiendo 13 tantos y regalando ocho asistencias. 

Pero se fue en el último día del mercado porque el Barça no podía pagarle su salario, dispuesto como estuvo a su cesión al Atlético, mientras agarraba, también cedido, a Luuk de Jong del Sevilla, símbolo de la miseria económica en la que habita el Barça tras haber derrochado dinero sin rumbo ni criterio alguno: Coutinho, Griezmann y Dembélé, el único que sigue de azulgrana tras haber invertido casi 400 millones de euros en tres jugadores.

Y el domingo regresa Antoine al lugar donde nunca fue él. Vuelve con el Atlético, su club, y con Simeone, su entrenador. Vuelve Griezmann.