ENTREVISTA

Carlos Sadness: "Se nos está olvidando a los músicos lo que son las canciones"

El músico barcelonés publica un quinto álbum de estudio que reconoce como especialmente romántico e introspectivo

El música Carlos Sadness, en Madrid.

El música Carlos Sadness, en Madrid. / ALBA VIGARAY

Cuenta Carlos Sadness (Barcelona, 1987) que el título de Realismo mágico (Sony, 2024) viene por algo que un periodista le dijo en México: "tu música tiene mucho de realismo mágico". También surge de ahí el título de Tropical Jesus (Sony, 2020), su anterior largo, el cuarto. "Al final los periodistas me estáis dando los títulos de los discos", bromea. Hasta entonces, no sabía que sus canciones tuvieran tanto de realismo mágico, tampoco lo había pensado, pero viéndolo desde fuera ahora cree que sí. "Es bonito que te metan en una corriente literaria que tiene ese ADN con el que me identifico tanto". Cuando se dio cuenta de que este disco estaba reivindicando cierto sentimentalismo, ternura, ingenuidad y bondad, supo Carlos Sadness que aquellas "cosas mágicas" estaban dentro de una fría y dura realidad.

P. ¿Dónde está la magia, Carlos?

R. Buena pregunta. Este disco tiene eso como manifiesto: en una realidad donde cada vez hay menos espacio para lo mágico, vamos a ser la resistencia que busca la magia. No me gusta hablar de lo mágico en ese sentido cursi; la magia no es la cursilería, la magia no es la felicidad gratuita, la magia es aquello que todavía nos puede conmover, generar un impacto profundo en la sociedad de los quince segundos.

P. Habla en futuro. ¿Presuponemos la magia?

R. No me daba cuenta que te hablaba en futuro. Pero al final es un hecho esperanzador, ¿no? Hablar en futuro quiere decir que continúo aquí con esta ilusión.

P. Según la letra de Vibramos, dice que no son los astros, tampoco la ciencia.

R. Yo soy muy poco de ciencia. Lo que pasa es que es una gran excusa para hacer metáforas de la ciencia. Me gusta porque es como tan matemática y tan exacta que cuando la mezclamos con las cosas emocionales parece que estas se vuelven rígidas e indiscutibles. Me gusta mucho ese contraste de mezclar las cuestiones técnicas y científicas con lo más emocional e innumerable, que no se puede hacer cálculo con ello. Vibramos habla de vibrar en la misma frecuencia que alguien, que parece también un acto mágico.

Muchas veces he escuchado que alguien me ha dicho que una letra es un poco moñas. ¡Qué adjetivo más horrible!"

P. ¿Quién enamora a Carlos Sadness?

R. Sería una pregunta del corazón (risas). Es verdad que es un disco que tiene un gran contenido de amor, y fíjate que no precisamente tiene que nacer de los momentos en los que estás más enamorado, sino de los momentos en los que sientes que el amor es una cosa que te puede salvar y que te puede hacer conectar contigo y conmover. Pero no me gusta cuando empezamos a pintarlo como algo cursi o pasteloso. Muchas veces he escuchado que alguien me ha dicho que una letra es un poco moñas. ¡Qué adjetivo más horrible! De todas las canciones que pones en la radio, la gran mayoría te llevan a la hipersexualización o a la hiperromantización clásica que al final ya nadie se cree. Me parecía interesante el amor en el lugar del pop, que es la temática reina, trabajarlo desde un punto de vista realista y mágico, espontáneo y natural. Hay un componente de amor en este disco muy importante, pero es una parte de su manifiesto.

P. También reivindica la tristeza.

R. Sí. Es un disco que tiene frases duras, como "haría lo que fuera para que no te fueras". Es verdad que muchas veces me dicen que hago música de buen rollo, pero tampoco es tan cierto eso; al final lo dice la gente que ha escuchado los singles que se han hecho más conocidos, pero luego todos los discos tienen en realidad una parte más oscura. En Realismo mágico hay momentos en los que se reivindica la tristeza como una emoción absolutamente válida.

P. En una entrevista anterior me contaba que Tropical Jesus tenía mucho acorde menor, pero hay seguidores que ven en Realismo mágico tanto cosas de Diferentes tipos de luz como de Tropical Jesus.

R. Yo creo que en este momento de mi carrera y también de mi vida personal he tenido un reencuentro conmigo, con cosas mías que ya tenía quizás más despistadas. Eso se ha visto reflejado a nivel musical también. Entonces, a ese nivel, en vez de ser un disco más experimental, como tampoco he estado en ese punto, ha coincidido con que mi vida estaba siendo más retrospectiva, y el disco hace también una retrospección a música anterior. No es un disco que te lleve a territorios nuevos, sino que revisa lugares donde ya he estado. Lo que me pasa a veces es que siento que no quiero repetirme y entonces me toca descartar más canciones. De hecho en este disco he descartado más canciones que en otros. También es verdad que no es lo mismo hacer un segundo que un quinto disco, porque hay mucho más territorio recorrido. También el aprender que no todo lo que haces tiene que publicarse.

Me he podido permitir hacer un disco al ritmo que me ha exigido la vida, en la narrativa, y siento que es un privilegio. Es también el lado positivo, de una estabilidad en tu carrera musical sin correr detrás de nadie"

P. ¿Eso les obliga a los artistas a publicar descartes?

R. Yo he tenido la sensación de que quizá como ya tenía repertorio, al final me llamaba un promotor para tocar, independientemente de lo que saque o no, pues no había tampoco esa necesidad de sacar cosas. Me he podido permitir hacer un disco al ritmo que me ha exigido la vida, en la narrativa, y siento que es un privilegio. Es también el lado positivo, de una estabilidad en tu carrera musical sin correr detrás de nadie.

Carlos Sadness, el día de la entrevista.

Carlos Sadness, el día de la entrevista. / ALBA VIGARAY

P. ¿Cuántas canciones más o menos ha descartado de este disco?

R. Ideas se descartan muchas. Pero cosas que empiezan a arrancar y ves que no, en cada disco puede haber unas dos, tres o cuatro, y en este caso igual ha podido haber perfectamente entre ocho y diez. Te hablo de canciones que llegan hasta el estribillo y que no están producidas.

P. Pero ¿tenía en la cabeza cómo iba a ser la canción casi terminada entonces?

R. Sí, eso sí. También es verdad que muchas fueron a parar al EP de Perreo bonito, cosas que no me encajaban tanto en este disco pero que sí consideraba que estaban chulas para publicar.

P. ¿La primera de todas es Big Bang? Abre el disco, por lo que entiendo que de ahí viene todo.

R. Sí. Big Bang es una canción que hice por un encargo. Yo nunca hago encargos, pero esto era una cosa de una publi de una marca que pedía una canción. Hice una y luego no les convenció o les convenció más otra. No sé. El caso es que tenía la melodía pegada, me gustaba la música, y después de dos años me puse la instrumental sin voz y empecé a escribir. Eso es algo que tampoco hago, porque siempre construyo las canciones a partir de la letra, nunca con la música hecha, pero en ese caso me puse a escribir. Encontré el sentido a todo lo demás que estaba escribiendo en el disco. Ahí salió la columna vertebral con una canción que realmente yo ya había hecho a la que le cambié toda la letra y la melodía. Sólo conservé la parte musical. Y es raro, porque ahora me doy cuenta que es una canción bastante redonda, y es raro también porque en realidad es un texto montado sobre una música que ya existía.

P. ¿Big Bang es la canción que da pie a todas?

R. Yo trabajo muchas canciones a la vez, las dejo abiertas. Por eso muchas veces acaban teniendo vínculos entre ellas. No trabajo una canción y hasta que no la acabo no me pongo con otra, sino que a veces se quedan abiertas en algún punto y se pueden llegar a contagiar entre ellas.

P. Cierra con Pequeño amor. ¿Está contagiada por Big Bang?

R. No tiene tanto peso de guion en ese sentido el disco. Lo que sí tiene son ciertos elementos que hacen que las canciones estén conectadas entre sí, pero de una manera también desordenada. No existe un guion, no es tan conceptual como para que lo tenga. Yo, que lo veo desde el punto de vista de mi vida y lo he vivido, pues le encuentro el sentido, pero la gente desde fuera igual le va a ver menos ese sentido. Es verdad que hay un estilo conductor: la noche estrellada y la huida hacia uno mismo, el recuperar esas cosas que te digo que el mundo o el algoritmo me estaba haciendo perder. Se refleja en la imagen del diseño de la portada, que soy yo corriendo con caballos en una noche estrellada. El disco sucede en ese viaje. Big Bang es la creación de esa noche y la noche estrellada es un guiño en prácticamente todas las canciones del disco.

Se nos olvida que la prioridad es la canción en el momento en el que es más importante la calidad de la cámara del videoclip, la estrategia y el plan de marketing, las colaboraciones, el momento de la fecha en la que sale..."

P. Usted mismo es el autor del arte de sus discos. En Tropical Jesus, si no recuerdo mal, incluía unas cartas astrales que había diseñado.

R. Esta vez es cien por cien ilustrado, no hay foto. Es todo generado a partir de una idea que surgió cuando supe que se iba a llamar Realismo mágico. Quise que fuera todo muy manual, porque al final trabajas para ti mismo y cada día puedes cambiar, por ejemplo, los colores del pelo del caballo. Hubo un momento en que pensé que hasta podía sacar un libro de doscientas páginas con diferentes tipos de dibujos que he hecho para la portada. Un día me desperté con esa imagen mía corriendo detrás de unos elementos alrededor de una estrella y me pareció muy potente. También por eso el interior del disco tiene una carpeta que es de cuadros beige y azul, igual que la funda de mi edredón, por eso la carpeta que guarda el vinilo es el lugar donde duermen las canciones cuando no están sonando. Tiene un paralelismo directo con mi cama.

P. ¿Qué haría por una canción?

R. Las canciones son una gran prioridad y se nos está olvidando a los músicos. Se nos olvida en el momento en el que es más importante la calidad de la cámara del videoclip, la estrategia y el plan de marketing, las colaboraciones, el momento de la fecha en la que sale... En el momento en que todo eso nos ocupa más tiempo que hacer una canción, estamos cagándola; el poder de la canción es superior a todo ese envoltorio. Y ese envoltorio puede ayudar, puede ser también parte del discurso, pero se nos está olvidando a los músicos lo que son las canciones.