MÚSICA

La última reencarnación del pop-rock: Ruslana, Hens y Samuraï lideran la ola que desempolva las guitarras de El Canto del Loco

El género que coronó las listas de España en los 2000 hoy vive su enésima juventud gracias a una generación que se ha propuesto reinventarlo

Ruslana, en una imagen promocional de 'Las chicas malas desafinan'.

Ruslana, en una imagen promocional de 'Las chicas malas desafinan'. / INSTAGRAM

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Es llamativo que Ruslana haya decidido optar por una canción pop-rock nada más salir de Operación Triunfo. En una época gobernada por el urbano, ella ha preferido alejarse de la masa y sacar punta a su diferencia. Aquella que, garra y rímel mediante, le llevó a conquistar la tercera plaza de un programa más enfocado a la forma que al fondo. Pecó de tener las cosas demasiado claras, pero esta será la baza sobre la que armará su carrera. Las chicas malas desafinan es su debut y, tan irreverente como ella, ha plantado cara a una industria hoy poco acostumbrada a las guitarras y las baterías. Junto a Hens, Marmi, Pole, Sumuraï y Walls, está liderando una nueva ola que recupera el estilo que encumbró a El Canto del Loco, Pereza y Pignoise. Uno que, 20 años después, apenas tiene hueco en las listas de Spotify, pero… llena salas.

“Se la dedico a toda la gente que, sin conocernos, dice cómo tenemos que actuar o qué expectativas debemos cumplir. No le debemos nada a nadie. Siempre hay que seguir los dictados de nuestro corazón”, dice la artista. Así lo ha hecho ella, precisamente. Las filigranas rockeras de sus queridísimos Dover, Måneskin, Avril Lavigne se perciben en el tema con el que se presenta al mercado discográfico. Apenas tienen que ver con las tendencias que coronan 2024, pero lo suyo es ir a contracorriente. Como buena rockera: “He preferido ser fiel a mis principios. Me gusta la actitud y el sentimiento que despierta este género. Siento que me puedo comer el mundo. Es un grito de revolución y me ayuda a expresarme sin barreras ni prejuicios”. Por el momento, tiene claro que seguirá explorando esta vena de cara a próximos proyectos.

Este fenómeno arrancó en 2020, cuando Aitana publicó Once razones. Aunque exitoso, el elepé no tuvo la repercusión que alcanzó con Spoiler. En parte, por recuperar un sonido casi desaparecido. De hecho, a escala internacional, no terminó de explotar hasta la llegada del Sour de Olivia Rodrigo. Mientras tanto, en España, un puñado de jóvenes empezaba a movilizarse por salas para resucitar la música que marcó su infancia. “La peña conecta con nosotros por las letras. Escribimos canciones introspectivas que, con alta probabilidad, no escucharías en una fiesta o una barbacoa. Sin embargo, sí lo harías en la intimidad. Y nosotros somos conscientes de ello. De ahí que le demos tanta importancia al mensaje”, explica Hens. Contra todo pronóstico, él posicionó sus dos álbumes en las playlists más punteras del país. Un hito especialmente inusual.

Su Batmóvil, por ejemplo, acumula 58 millones de reproducciones. Mientras que su Dos días al mes supera los 28 millones. “No es lo normal. Últimamente, lo que veo en TikTok más de cinco ocasiones termino encontrándolo en Spotify. Y no suelen ser este tipo de composiciones. En cambio, luego llenamos salas. ¿Por qué? No está claro. Hay unos géneros que funcionan mejor en festivales y otros que generan comunidad. En mi caso, hay quien ha repetido en la gira varias veces. Y eso, de un modo u otro, va aumentando el público”. Sin olvidar, además, que estos nombres ponen sobre la mesa debates que les permiten llegar a cada vez más personas: evolución, pesimismo, depresión, amor, insatisfacción… Lo que ha vuelto heterogénea la multitud que les sigue la pista.

Recoger el testigo

Es tal su popularidad que Walls, recientemente, ha agotado cuatro fechas en la madrileña sala La Paqui: 1.500 almas se reunieron cada día para celebrar junto a él la diversidad en clave de pop-rock. “Entiendo que se nos compare con la anterior generación. Yo, por mí parte, he recibido un cariño increíble de Dani Martín y compañía. Hemos recogido su testigo, es verdad. Ahora bien, aún nos falta su impacto y exposición. En 2004, de haber existido las plataformas, El Canto del Loco hubiese metido todos sus temas en los primeros puestos. No obstante, en 2024, nosotros no somos capaces de lograrlo”, expone. Las batallas de gallos en las que se curtió hoy le han dado el nervio suficiente para perfilar el tono más adictivo, despeinado y excitante de su trayectoria. Acaba de publicar Luna 18, el cancionero que sienta las bases de esta nueva hornada.

“Hace años, cuando era más pequeño, necesitaba justificar por qué había dejado el freestyle. Decía que era por ansiedad, pero la cosa no fue tan dramática. Sencillamente, me dejó de interesar. Paso a paso, me fui desvinculando. Si hubo alguien que no lo entendió, me da igual. Es como si me lo dijese un tío que te cruzas en la autovía y te insulta porque has invadido su carril”, bromea. Espontáneo y apasionado, de repente, comienza a relatar las pericias que tuvo que afrontar para levantar su último lanzamiento: “Soy muy honesto a la hora de escribir. Lo que cuento es real. Por lo que puede intuirse un crecimiento entre las primeras canciones y las últimas. He creado un disco que no tiene las expectativas de entrar un top. Cuando pasen los meses, y lo haya presentado, quizá alguien lo redescubra”.

Una princesa del punk

Samuraï publicó su primera canción en 2020 y, aunque aún no tenía claro el camino que transitaría, sabía de sobra el estilo que deseaba abanderar. Una conversación fue el detonante: “Hubo un tiempo en el que hacía pop y, de repente, un productor me preguntó qué canciones escuchaba. Le dije que guitarreo puro y duro. Se quedó descolocado. Si eso era lo que me gustaba, ¿por qué estaba haciendo otra cosa?”. Quería parecerse a Hayley Williams, la líder de Paramore. Una princesa del punk a la española que, paso a paso, ha ido desarrollando una identidad propia. “El éxito no es tener dos millones de oyentes al mes sino llenar la sala que quieras. Hace un año, me costaba bastante… pero hoy la peña me conoce por mis directos. He cumplido el sueño de todo artista: vender entradas”.

Tras CrushCrushCrush y Artillería, continúa en la senda que tan bien le está sentando. Y que, en consecuencia, a tanta gente está inspirando. No es de extrañar que, en el futuro, otras nuevas generaciones la tomen a ella como referente: “En la escena underground hay un movimiento chulísimo. Noto que, cada vez, hay más y más bandas que se están aficionando a este estilo”. ¿De chicas también? Samuraï lo confirma: “Existen bandas increíbles como Shego o Hinds y, fuera de España, hay muchas más. Dicho esto, se trata de un género difícil en el mainstream. Y, por tanto, no hay tantas… pero aquí estamos y nos entendemos muy bien”.