NOVELA

Sandra Newman, autora de la versión feminista de '1984': "En nuestra sociedad incluir las experiencias y el punto de vista de las mujeres es un acto político"

La editorial Destino publica en España 'Julia', un encargo de los herederos de George Orwell, protagonizada por la amante del protagonista de la distopía

La escritora Sandra Newman, autora de 'Julia' (ed. Destino), en Madrid.

La escritora Sandra Newman, autora de 'Julia' (ed. Destino), en Madrid. / ALBA VIGARAY

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

¿Cómo sería ser mujer en el mundo distópico de 1984? George Orwell no prestó atención a esto cuando escribió una novela que, pese a haber cumplido 75 años en 2024, sigue teniendo vigencia. Winston Smith, el protagonista, vive un romance prohibido en la Oceanía del Gran Hermano, pero su amante ocupa en la novela un lugar secundario. Los herederos del escritor decidieron completar la historia y ofrecer una voz a Julia a través de la escritora Sandra Newman (Boston, EE UU, 1965), autora de Julia (editorial Destino), que ahora se publica en España.

La nueva novela se lanza además acompañada de una nueva traducción de la original, 1984, que incluye un epílogo sobre la censura del libro en la España franquista y un prólogo de la escritora Margaret Atwood(un texto publicado originalmente en el diario británico The Guardian en 2003 en el que reflexiona sobre la relevancia de la novela desde su publicación hasta la actualidad. Atwood, que ha indicado en diferentes ocasiones cómo el papel secundario de las mujeres en 1984 fue uno de los motivos que le empujaron a escribir la celebrada El cuento de la criada (Salamandra, 2017) -que comenzó a escribir, justamente, en 1984-, dice en este prólogo: "La mayoría de estas distopías -incluída la de Orwell- las habían escrito hombres desde un punto de vista masculino. Siempre que aparecían mujeres en ellas eran autómatas asexuadas o bien rebeldes que desafiaban las reglas sexuales del régimen. Siempre ejercían de tentadoras de los protagonistas hombres, por muy bienvenida que fuera aquella tentación".

Quizás sea este el motivo que empujó a The Orwell State, la fundación que gestiona su legado, a contactar a Newman, profesora de literatura y escritora autora de la novela distópica Un mundo sin hombres (Seix Barral, 2023) y el ensayo Cómo no escribir una novela (Seix Barral, 2010). En Julia, Newman, que dice haber recibido el encargo como "uno de esos trabajos de ensueño que se te ofrecen y que realmente quieres hacer" desarrolla un personaje femenino de vital importancia en el desarrollo de la trama de la distopía de Orwell, y construye y arroja luz al mundo cotidiano que rodea a los personajes, inmersos en un sistema totalitario en el que el control de la población se fundamenta tanto en la vigilancia como en el control de los hechos (la postverdad, los hechos alternativos), la literatura e incluso la lengua.

La autora atiende a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA en una mañana primaveral recién llegada de Estados Unidos para una visita promocional.

La escritora Sandra Newman, autora de 'Julia', una nueva versión de '1984', en Madrid.

La escritora Sandra Newman, autora de 'Julia', una nueva versión de '1984', en Madrid. / ALBA VIGARAY

P: ¿Cuál fue el mayor reto para escribir Julia?

Hacer mi libro diferente del de Orwell, pero a la vez que fuese el mismo. Tenía que ser la misma historia con los mismos personajes e incluso, en algunas escenas, el mismo diálogo. Pero también tenía que ser completamente diferente o no funcionaría como una novela independiente. Así que en cada capítulo había una especie de puzle que resolver para hacerlo diferente mientras se mantenía fiel al original.

P: Es la misma historia contada desde la perspectiva de una mujer. El libro provee a Julia de una historia de vida y a través de ella se abordan cuestiones como la libertad sexual, la maternidad o el rol de las mujeres en la sociedad totalitaria descrita en 1984. ¿Cree que esto lo convierte en una obra feminista?

Pues mi marido y yo hemos discutido sobre esto, porque él realmente se opone a la idea de llamar a Julia una novela feminista y yo sí estoy de acuerdo con la etiqueta. En lo esencial estamos de acuerdo, que realmente es una novela sobre cómo es ser una mujer. ¿Por qué esto la convierte en feminista? ¿Implica esto necesariamente un punto de vista político? Supongo que mi marido piensa que no, que contar la realidad sobre lo que significa ser una mujer no implica un punto de vista político. Y yo pienso que, por desgracia, en nuestra sociedad incluir las experiencias, los intereses y el punto de vista de las mujeres es un acto político.

P: 1984 es una obra tremendamente lúcida. Parece increíble que fuese escrita en 1949 porque fue capaz de adelantar muchos hechos posteriores. ¿Qué partes del libro cree que siguen siendo actuales y se pueden aplicar en nuestra sociedad actual?

Creo que lo que mejor ha envejecido de 1984 es su entendimiento de la psicología del totalitarismo. Y creo que la mejor representación de esto es la escena del interrogatorio con O'Brian. Es una escena extraña, no te imaginas que ninguna persona con participación en un régimen totalitario haría ese discurso, pero creo que es una escena poderosa, que se aleja un poco del realismo y se lleva la novela a otros lugares. Además es extrañamente extensa, dura como 40 páginas. Creo que esa es la razón por la que la novela todavía se lee y por lo que todavía hoy es importante y es tan verdadera como lo fue en su día. Por contra, creo que su entendimiento del día a día de las personas que viven bajo este tipo de regímenes no era perfecto. Él nunca vivió bajo un régimen totalitario, siempre lo vio desde fuera. Además creo que, ahora que tenemos tanto material de archivo, tenemos más información sobre lo que pasó.

P: ¿Ha tenido esto presente para escribir Julia, completar estas partes más centradas en cómo se vive bajo un régimen totalitario?

Sí. Creo que hay partes que Orwell toca, que tienen que ver con cómo la gente incorpora las reglas en sus vidas, que para mí eran las partes más interesantes de este tipo de sociedades, cómo la gente hace para tener amigos, hacer bromas y seguir con sus vidas, tener romances, etc bajo una dictadura, porque lo hacen. Y Julia, el personaje, representa esta tendencia en 1984, pero Orwell no lo desarrolla, más bien al contrario, lo suprime un poco. Así que para mí era muy natural entrar más profundamente en esto en mi libro. Realmente creo que es una parte muy importante para entender este tipo de sociedades, en parte porque si no lo incluimos podemos terminar deslizándonos en un régimen totalitario sin darnos cuenta, porque pensamos que no vivimos realmente en un régimen totalitario si todavía podemos hacer bromas o tener amigos.

P: En 1984 se describe un régimen represor, muy cerrado hacia dentro, claramente totalitario. Sin embargo, la vigencia de este libro tiene que ver también por los paralelismos que se pueden establecer con la sociedad supuestamente libre del capitalismo: la hipervigilancia a través de los dispositivos inteligentes, incluso la influencia de las campañas de desinformación. ¿Estaba esto presente en Julia cuando escribía el libro?

Absolutamente. De hecho, si te fijas, la relación con las telepantallas del protagonista de 1984, Winston Smith, es simplemente de odio. Las rechaza. Y nosotros sabemos que la relación que establecen las personas con este tipo de dispositivos es más compleja. Ya sabemos que nuestras televisiones o nuestros teléfonos inteligentes nos espían, o dan información sobre nuestros gustos y comportamientos, pero aún así nos pensamos que nos dan compañía, nos entretienen, ocupan un espacio central en nuestro día a día. Y Julia vive su relación con las pantallas y el Gran Hermano más de esta manera, piensa que de alguna manera él es un amigo, una persona que le cuida. Además, la idea de sentirse vigilada también le da una especie de seguridad, algo en lo que no piensa Winston. Cuando Julia sale de la zona de la ciudad con cámaras, ella tiene consciencia de que está más en peligro porque nadie vigila que no le pase nada. Creo que todo el tiempo está presente una forma de totalitarismo capitalista hacia el que nos deslizamos, esta idea de que vivimos en un consumo casi obligatorio incluso aunque sabemos que es algo que nos está matando. Se puede establecer un paralelismo con esta idea del Gran Hermano, algo que sabes que te perjudica pero es más poderoso que todos nosotros y que nos está llevando hacia el precipicio. Creo que todos somos conscientes de eso, lo que no sabemos bien es cómo pararlo.

P: "Se ha acusado a Orwell de amargura y pesimismo, de legarnos una visión del futuro donde el individuo no tiene escapatoria", dice Margaret Atwood en el prólogo de la nueva edición de 1984. Se podría decir que Julia tiene un final feliz en cierto sentido, al menos ofreciendo un cierto alivio que no da el final de . ¿Por qué decidió acabar el libro así?

Principalmente porque no podía ser el mismo final que 1984, que tiene el final perfecto, pero yo no podía usarlo, tenía que pensar un final diferente que fuera también interesante. Así que es interesante pensar en cuál podría ser un final feliz para 1984, hasta qué nivel podría esta novela tener un final feliz. Esto es lo que intenté en Julia.

P: En el final, pero también durante el desarrollo de la novela, Julia tiene sentimientos complejos hacia el sistema, no siente un rechazo visceral contra él. Ahora que tenemos mucha información sobre cómo se vivía en la URSS o en la RDA, ¿en qué medida se inspiró en esto para construir la novela?

Mucho. Y creo que hay una tendencia entre las personas occidentales de pensar que la gente que vivía al otro lado del Muro eran villanos o víctimas y no es tan sencillo. La mayoría de la gente era una mezcla de los dos. Cuando hay una victoria militar siempre se busca a los héroes de la resistencia, que son puros en su heroicidad, o las víctimas a las que puedes rescatar de su sufrimiento, pero la gente real que es rescatada o liberada no suelene encajar en esas categorías y pueden caer fácilmente en desgracia con la ideología que supuestamente los está liberando.

P: El libro se publicó hace unos meses en Estados Unidos. ¿Cuál está siendo la respuesta?

Sobre todo está siendo muy positiva. Hubo una crítica que yo diría que estaba borracha y dijo que este libro es mejor que 1984, pero también ha habido otro tipo de reseñas. Pero también, cuando a un libro se le coloca la etiqueta de ser feminsita siempre hay alguien que lo critica diciendo que es feminista de una manera equivocada y esto es lo único que pueden ver en el libro. He tenido un par de reseñas en este sentido, y es un poco frustrante. No hay una manera correcta de ser feminista. Quizás puedes estar en desacuerdo con el feminismo que contiene el libro, pero no es lo único que se cuenta en él.