EN MADRID | QUÉ VER

El Banco de España saca a la luz su otro ‘tesoro’: su inmenso archivo fotográfico

La exposición 'De la albúmina al píxel', que se puede visitar hasta el 20 de julio en su sede central de Cibeles, recorre la historia de esta institución desde finales del siglo XIX hasta nuestros días

Construcción de la caja subterránea del edificio del Banco de España en Madrid. Ca. 1932-1935. Plata en gelatina.

Construcción de la caja subterránea del edificio del Banco de España en Madrid. Ca. 1932-1935. Plata en gelatina. / Cedida

Jacobo de Arce

Jacobo de Arce

En 1868, una revolución encabezada por militares y políticos liberales y republicanos puso fin al reinado de Isabel II e inauguró en España lo que se conocería como el Sexenio Democrático, un periodo breve que probaría diferentes formas de gobierno -una regencia, el reinado de Amadeo de Saboya, una Primera República muy efímera- antes de que todo volviera a lo de siempre, en forma de Restauración borbónica y turno de partidos. Sin embargo, a aquella revolución conocida como ‘La Gloriosa’ le dio tiempo a dejar sembradas ciertas semillas de avance en un país al que le costaba mirar hacia adelante, y sus héroes conformaron una nueva iconografía de notables que se plasmó a través de la fotografía, una práctica todavía joven pero que empezaba a extenderse en la época. Leopoldo Rovira era uno de los grandes retratistas de la época, y fue él quien disparó la célebre Galería de los representantes de la nación que estos días abre la exposición De la albúmina al píxel en la sede del Banco de España. Una muestra que indaga en el archivo fotográfico de esta institución y que es una perfecta excusa para adentrarse en uno de los edificios más espectaculares de Madrid.

La citada Galería, que reúne los retratos de 14 diputados elegidos tras la revolución (con apellidos tan ilustres como Serrano, Pi y Margall o López de Ayala), montados sobre láminas ornamentadas de manera regia, es la obra más antigua de un despliegue que abarca desde el año en el que esta se realizó, 1869, el mismo en el que irrumpió la fotografía en el banco central español, hasta la actualidad: hay alguna de 2024. El material que reúne “no son fotografías con intención artística, sino documental”, explicaba Elena Serrano, jefa de la Unidad de Archivo Histórico y General de Banco de España y una de sus comisarias, durante la presentación de la muestra, que reúne un total de 300 imágenes a cargo de un centenar de fotógrafos de las más de 25.000 firmadas por 600 fotógrafos indentificados (de muchas no se puede establecer la autoría) que conforman el archivo. Las aquí expuestas reflejan no solamente la evolución de la institución, sino también de todo un país: de su administración, de su arquitectura y urbanismo o de los usos y costumbres de quienes lo habitamos.

Vista de la exposición con la 'Galería de los representantes de la nación' en primer término.

Vista de la exposición con la 'Galería de los representantes de la nación' de Leopoldo Rovira en primer término. / Cedida

Todas las fotografías proceden de expedientes del Banco. Algunas se utilizaron para uso interno y otras tenían como destino la prensa. Las hay pertenecientes a fichas de empleados, a reportajes de las sedes en diferentes ciudades de la geografía española o de edificios que se llegaron a barajar para alojarlas. También de la inauguración de la sede de Cibeles (unas soberbias imágenes de Laurent de 1891) y de sus ampliaciones y reformas. Además hay postales, un gran retrato de Alfonso XIII destinado a ocupar los despachos principales, álbumes que recogen acontecimientos históricos como la República o la Guerra Civil y muchas instantáneas de instalaciones concretas de esta entidad como los archivos de diferentes localizaciones, con sus infinitos estantes llenos de expedientes y legajos.

En muchos casos, los protagonistas son los empleados. Entre las fotos más antiguas expuestas están los retratos, por parejas y sin que figuren sus nombres propios, de categorías como porteros, ordenanzas o mozos en poses solemnes: se realizaron hacia 1874 en el estudio de Eusebio Juliá y su objetivo era transmitir al resto de sucursales cómo tenían que ir vestidos los trabajadores de la institución. Esas imágenes, como todas las de la época, tienen el tono amarillento de las copias positivadas con albúmina, que fue la técnica más popular a lo largo de la segunda mitad del XIX.

Retrato de Engracia Herranz Esteban, moza encargada del servicio de retretes. 1905-1907. Fotografía: José Irigoyen Zabaleta. Plata en gelatina.

Retrato de Engracia Herranz Esteban, moza encargada del servicio de retretes. 1905-1907. Fotografía: José Irigoyen Zabaleta. Plata en gelatina. / Cedida

Retratos se incluyeron también, como si fueran fotos de carnet, en las fichas de los empleados, que fueron obligatorias a partir de 1905, aunque solo para los niveles más bajos. Por una parte, esas imágenes de gran calidad reflejan “la dignidad del trabajador a partir de la imagen”, explica otro de los comisarios, el catedrático Juan Miguel Sánchez Vigil. Pero por al mismo tiempo, ese tipo de instantáneas tenían también un propósito de control: se fotografiaba a quienes ocupaban puestos de seguridad y mantenimiento, conocedores de las tripas del edificio, y a quienes tenían un contacto más directo con el dinero, los trabajadores de la fábrica de billetes. Los que más fácil tenían llevarse algo a casa. Dos de esas imágenes, disparadas por el fotógrafo en plantilla del banco en la época, José Irigoyen, corresponden a las limpiadoras Carmen Esteban y Engracia Herranz, las dos primeras mujeres que trabajaron en el Banco, y son dos de los hallazgos más celebrados por las responsables de la muestra tras años rebuscando en los 27 kilómetros de archivo que tiene la sede madrileña.

La sala central de la exposición está presidida por una reproducción del reloj que ocupa el centro del Patio de operaciones de la sede de Cibeles. A su alrededor, vitrinas dedicadas a la República o la Guerra Civil, un reportaje de cómo se construyó la cámara acorazada subterránea en los años 30 o retratos de empleados de la época con aires hollywoodianos (gabardinas, sombreros, peinados de moda). El proceso de realojo de familias humildes del barrio de Vistalegre, trasladadas de sus poblados a viviendas sociales sufragadas por el Banco, un trabajo casi periodístico, contrasta con las exquisitas fotografías arquitectónicas del especialista Andreu Puig Farran. También espera aquí una de las joyas de la exposición: la fotografía de Carlos Pérez de Rozas de la inauguración de la sucursal de Barcelona en los años 50, y en la que toma como referencia un sofisticado coche de la época al que se ve en primer plano, delante del edificio imponente, y con la que “pone en valor el edificio y al Banco de España como un referente de la modernidad”, explica Sánchez Vigil. Esa progresiva apertura de la España franquista a la modernidad y al mundo también se puede ver en las fotos de la Conferencia Monetaria de la American Bankers Association celebrada en España, como la de la llegada al aeropuerto de Granada en 1966 del secretario del Tesoro de EE.UU. de entonces, Henry H. Fowler, en el Air Force One.

XIII Conferencia Monetaria de la American Bankers Association celebrada en España. Llegada al aeropuerto de Armilla, Granada. Mayo de 1966. Fotografía: Manuel Aumente. Plata en gelatina.

XIII Conferencia Monetaria de la American Bankers Association celebrada en España. Llegada al aeropuerto de Armilla, Granada. Mayo de 1966. Fotografía: Manuel Aumente. Plata en gelatina. / Cedida

La sede central del banco no ha dejado de crecer a lo largo de toda su historia, y esa evolución de un edificio que ya es majestuoso desde que se construye en 1891 (el de la fachada que da a Cibeles), pero que se va comiendo progresivamente todo lo que tiene alrededor hasta ocupar la manzana completa, está relatada en varios puntos de la exposición. El Cine Gong, que vemos en una fotografía de los años 40 y que sería el primer cine fórum de Madrid, fue derribado en los 70 para construir el chaflán que une las calles de los Madrazo y Marqués de Cubas. En otra sala se detalla la última ampliación, la que cerró la manzana en la esquina de Alcalá y Marqués de Cubas: además del antes y después de la obra que finalmente firmaría Rafael Moneo, se muestran otros de los proyectos que participaron en el concurso.

Concurso de ideas para el cierre del edificio en las calles de Alcalá y Marqués de Cubas. Propuesta de Rafael Moneo Vallés. 1979. Fotografía: Altair Photo (Madrid). Copia cromogénica.

Concurso de ideas para el cierre del edificio en las calles de Alcalá y Marqués de Cubas. Propuesta de Rafael Moneo Vallés. 1979. Fotografía: Altair Photo (Madrid). Copia cromogénica. / Banco de España

El recorrido hace evidente la huella que el Banco ha dejado en la sociedad española, y en particular en la ciudad en Madrid, pero también al revés: la tozuda presencia de la realidad (los grandes eventos políticos, la evolución en el vestir o en las fachadas de nuestras calles) en una institución que no se puede llegar a proteger de todo. Hacia el final de la exposición, la foto en la que se recoge un patio de operaciones atiborrado de gente con mascarillas en el último día que se pudieron cambiar pesetas por euros, el 30 de junio de 2021, demuestra que el tiempo y sus acontecimientos nunca se paran. Ni siquiera en las estancias guarecidas por los mejores muros.