ENTREVISTA

Pablo Rivero: "Todos los partidos políticos mienten... yo no me mojo por ninguno, no merece la pena"

El actor que dio vida al popular Toni Alcántara en 'Cuéntame como pasó' publica 'La matriarca', una novela donde debate sobre la exclusión social y la brecha digital

'La matriarca' es la sexta novela de Pablo Rivero.

'La matriarca' es la sexta novela de Pablo Rivero. / ROMERO DE LUQUE

Pablo Rivero tenía 20 años cuando en 2001 empezó a aparecer semanalmente en la serie Cuéntame cómo pasó, creada por Miguel Ángel Bernardeau, Patrick Buckley y Eduardo Ladrón de Guevara, que hace poco dijo adiós para siempre tras 22 temporadas en antena. Durante años compaginó el papel de Toni, uno de los hijos de la familia Alcántara, con los estudios (hizo dos años de Periodismo, acabó la carrera de Comunicación Audiovisual y pasó por la escuela de Cristina Rota), varias películas y obras de teatro, y, sobre todo, el desarrollo del borrador de su primera novela negra, No volveré a tener miedo, que vio la luz en 2017. “Lo bueno de la escritura es que ha nacido desde el juego y desde una pasión que tenía desde pequeño, la de inventar historias. Al principio, era muy introvertido y nunca me vi como un escritor. Me daba mucho pudor presentarlo a una editorial porque, además, sentía esa losa de ser el de Cuéntame. Empecé a escribir la primera novela cuando tenía 18, y tardé años en animarme a enviarla”, confiesa Rivero a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, que estos días promociona otra, titulada La matriarca, donde invita al debate sobre temas como la exclusión social o la brecha digital.

P. Acaba de publicar su sexto libro de ficción. ¿Le siguen poniendo igual de nervioso los estrenos?

R. Sí. Con la primera estaba nervioso, pero tenía menos expectativas. Ahora hay más exigencia, en el sentido de que he conseguido algo que era mi sueño pero hoy, como me dicen en la editorial, hay mucha gente esperando el nuevo libro. Además, la novela negra tiene una parte muy divertida y canalla, en cuanto al reto que supone el querer sorprender al lector con algo que no se espere. A mí, ese reto me pone mucho.

P. ¿Algún escritor le ha mirado por encima del hombro por vender más libros que él?


R. Sí, pero ese prejuicio existe en todas las profesiones. Ahora ya soy más mayor, pero también lo he notado por el tema de la edad: cuando te encuentras con escritores más mayores que te miran y piensan: ‘¿Quién es este chavalito?’. Es un prejuicio que también puedo tener yo. Te ven como el rubito de cara angelical y no piensan que, en realidad, puedes ser el más sanguinario, retorcido o combativo en los temas.


P. En la novela deja claro que no hay nada más terrorífico que una comunidad de vecinos. ¿Qué tal se lleva con los suyos?


R. Tengo mucha suerte y me llevo muy bien. Además, vivo en una urbanización, a las afueras de Madrid, que es casi como un pueblo. Eso me gusta. Soy de los que sale a sacar al perro y se queda una hora hablando con uno y otro. Pero también he vivido cosas terribles.


P. ¿De qué tipo?


R. Mi segunda novela, Penitencia, va de un actor que se compra una casa en un sitio donde nadie le conoce y empieza a tener incidentes con alguien que vive en la casa de al lado, una casa que en principio estaba abandonada. Esa historia está basada en una experiencia que tuve con una vecina que me hizo la vida imposible. Al final, ella cedió un poco, pero yo me acabé mudando. Esta novela habla de que, por mucho que tú quieras ser buena persona, siempre habrá alguien que saca lo peor de ti y que te lleva al extremo. Eso es algo que sucede en las comunidades de vecinos y en las familias. Creo que La matriarca es mi libro más costumbrista y aquel con el que la gente más se va a identificar porque el terror ahí no está en fantasmas, poderes o asesinos en serie, sino en las relaciones viciadas, los complejos y los secretos.

No se puede decir que todo lo que hace la derecha está mal o que todo lo que hace la izquierda es tal... Deberíamos exigirles a todos lo mismo


P. Dedica el libro a todas “esas madres, abuelas y demás mujeres que luchan cada día en un mundo diseñado para excluirlas”. ¿Por qué crees que la vejez está tan mal vista en nuestra sociedad?


R. Investigando mientras hacía el libro, encontré un artículo que hablaba precisamente de esto. Decía que, antes de la era de Internet, la figura de la persona mayor era supervenerada, pues suponía la experiencia y todo el mundo estaba a sus pies, interesado en aprender de ella. Con la llegada de Internet, donde tenemos toda la información, parece que ya no se les necesita. Por un lado, está el culto a la belleza y esa soberbia que, a veces, tenemos los jóvenes, que pensamos que nunca vamos a llegar a estar ahí. También creo que, en general, todos vamos muy rápido y tenemos muchos intereses. Hay gente muy empática y sensible, pero también otra a la que los mayores les sobran.


P. Varias de sus obras tocan el mundo de las redes sociales. ¿Alguna vez ha tenido una mala experiencia con ellas?


R. Con 43 años me pasa con las aplicaciones y las redes como a la protagonista de La matriarca, me cuesta mucho adaptarme. En ocasiones, voy a hacer algún trámite por Internet y no me entero de nada, por lo que me siento un inútil. Cuando tengo que hacer un reel o algo así, tardo un montón. Ahora las utilizo mucho para promocionar el libro y que la gente sepa las fechas de las obras que hago. Bien utilizadas, me parecen una herramienta muy positiva para hacer llegar a la gente lo que tú haces.


P. No tiene perfil en X (antes Twitter). ¿Nunca lo tuvo o se lo borró, como hacen otros compañeros, para ahorrar disgustos?


R. Nunca estuve en ella. A Instagram también llegué tarde, pero esa sí me llamó más la atención porque me gusta mucho la fotografía. Siempre digo que Twitter es como la ruta del cole, donde te pones a ver quién dice la burrada más grande, sin filtros, y creo que juega muy malas pasadas. Además, siempre pienso eso de a quién le importa lo que yo opine. Algunos dirán que también se puede utilizar para dar visibilidad a ciertos temas. Bueno, si tú eres artista, actúa o escribe un texto. Creo que nosotros tenemos otras armas para hablar de los temas.


P. Su personaje en Cuéntame cómo pasó, en cambio, sí practicaba mucho el activismo político.


R. Creo en la libertad. Cada uno tiene que hacer aquello que sienta o aquello en lo que crea. Todo depende también de dónde quieras estar tú. Ahora estamos en un momento en el que, digas lo que digas, siempre habrá alguien que le saque punta a eso. Si piensas que estás por encima de todo eso y que no te va a afectar, adelante. Creo que a mí sí me afectaría. Yo milito cada día, creo que tenemos una responsabilidad para con las personas de nuestro alrededor. A veces me he manifestado a favor de según qué causas, pero también considero que las causas de nuestro gremio no son las causas de todo el mundo. Eso es un poco peligroso, porque desde fuera se nos ve como a un gueto, donde todos tienen que pensar igual y es algo que no me gusta. Debemos cuestionar a todos y exigirles que estén a la altura. No se puede decir que todo lo que hace la derecha está mal o que todo lo que hace la izquierda es tal. Deberíamos exigirles a todos lo mismo y creo que todos nos ningunean. Para poder interpretar personajes es importante estar en contacto con personas de todo tipo de gustos y formas de pensar.

El primer libro que Pablo Rivero publicó fue 'No volveré a tener miedo' (2017).

El primer libro que Pablo Rivero publicó fue 'No volveré a tener miedo' (2017). / ROMERO DE LUQUE

P. ¿Cómo diría que trata este Gobierno al sector de la cultura?


R. Es que tampoco sé muy bien qué se está haciendo al respecto. No estoy muy al día respecto a las medidas que se están tomando. Sí creo que los políticos nos utilizan mucho a la hora de hacer campaña, que estamos muy bien para hacerse la foto con nosotros y que a la hora de la verdad…. bueno.


P. ¿Se dejaría utilizar por algún partido?


R. Yo no. De hecho, no creo que ninguno de ellos lo merezca. Vivimos un momento histórico terrible y pienso que esto tiene mucho que ver con los medios de comunicación y las redes sociales, donde uno dice una cosa hoy y mañana dice lo contrario sin que pase nada. Han conseguido que nos perdamos en todos los temas y que entonces ya digas: "Yo voto a este porque soy de derechas" o "Yo estoy con el otro porque soy de izquierdas". Creo que todos los partidos nos están mintiendo... yo no me mojo por ninguno, no merece la pena. Solo me mojo por el pueblo y por la gente que lucha por la convivencia.


P. Volviendo a su carrera literaria, en sus libros indaga sobre temas peliagudos, pero dice que en su faceta de actor ha sido más conservador, evitando hacer determinadas cosas para que le tomaran en serio.


R. Sí. He dejado de ganar dinero de programas, publicidad... Entonces, estaba en un momento en el que empezaba a hacer tele. En realidad aspiraba a hacer mucho cine, pero los actores de tele no hacían tanto cine, al que le tengo mucho respeto. A veces, cuando he conocido a directores, he pecado incluso de antipático por una cuestión de timidez. A lo mejor si me hubiera ido de fiesta con muchos más, habría trabajado más. Tampoco quiero decir que el tema funcione así, pero sí aplaudo a todos esos actores jóvenes que son mucho más desinhibidos y libres de lo que yo lo fui a su edad. Esos que hacen lo que quieren, siempre dentro de la profesionalidad, sin prestar tanta atención a lo que otros puedan opinar de ellos. Quizás, yo tenía demasiada autoexigencia y estuve demasiado preocupado por hacer ver que me tomaba esto muy en serio y que para mí no era algo pasajero.


P. Ha comentado también que le gusta escribir novela negra porque le permite hablar de las taras de la sociedad. ¿Cómo lleva las tuyas?


R. Convivo con ellas. Pero esto tiene un poco que ver con lo que decía antes de las causas. ¿Quién soy yo para dar a otros lecciones de moral cuando tengo mil contradicciones? Tengo compañeros que igual están en contra de la tala de árboles, al mismo tiempo que andan fumando, sin reciclar y tratando mal al que tienen al lado. Soy muy consciente de mis contradicciones. Intento llevarlas bien y hacer la vida fácil a la gente que tengo alrededor. Trato de disfrutar de mis amigos, intentaré dejarle un mundo mejor a mi hijo, le enseño a no tener prejuicios, a no ser radical y a que no hay que lapidar a nadie. Vivimos un momento de crispación terrible.

Vivimos un momento histórico terrible y creo que tiene mucho que ver con las redes sociales, donde un político dice una cosa hoy y mañana dice lo contrario sin que pase nada


P. ¿Se ha preguntado muchas veces por dónde habría ido su vida de no existir Cuéntame?


R. Sí, claro. Probablemente, estaría escribiendo. Pero sí habría hecho otras muchas cosas. Me comparo mucho con los actores de mi generación que empezaron en esto al mismo tiempo que yo. La mayoría ha pasado por 20 series y sigue en esto. Creo que la serie ha sido muy positiva porque me ha dado mucha estabilidad y me ha permitido poder elegir y no tener que hacer todo lo que me llegaba. Por otro lado, ha habido unos años en los que he tenido menos recorrido. Al final, esta profesión consiste mucho en conocer equipos, relacionarte con gente nueva... Eso sí que me ha dado un poco de envidia.


P. Raúl Tejón comentó el otro día que le han intentado sacar de algún reparto por ser homosexual. ¿Le ha pasado algo similar?


R. No lo sé, pero supongo que sí.


P. Pero sí es consciente, imagino, de que algunos de sus compañeros se resisten a salir del armario por temor a perder trabajo.


R. Pero es algo que también pasa a nivel político. ¿Sabes qué sucede? Que ya no analizo tanto la profesión. Intento ver las películas y las series como parte del público que las aprecia y que valora el trabajo. Si me llaman para trabajar en un proyecto, lo disfruto un montón, pero tampoco le doy tanta importancia al hecho de que no me llamen. Es algo de lo que nunca me entero. Prefiero llevarlo así, pues tampoco voy a ganar nada haciéndolo de otra manera. Sé que la mía es una profesión muy selectiva, donde un día no te llaman porque eres mayor, otro porque no pegas y otro porque estás demasiado delgado.


P. Ahora que ya vivió ambas experiencias, ¿qué le resulta más fatigante: preparar una novela o criar a un niño?


R. Fatigantes me resultan las correcciones de la novela, esa fase en la que tienes que releer lo escrito y llega un momento en que ya ni siquiera ves los fallos. Criar a un niño me parece un privilegio. Para mí... ¡es lo mejor!

Portada de 'La matriarca', de Pablo Rivero.

Portada de 'La matriarca', de Pablo Rivero. / ARCHIVO

'La matriarca'

Pablo Rivero

Suma

368 páginas | 20,80 euros